“Mi mayor alegría es que el mundo está conociendo y reconociendo la calidad de nuestro café”. La frase es de Astrid Medina, una caficultora de Planadas, Tolima, que ganó el concurso Taza de la Excelencia en 2015, un reconocimiento que premia la calidad del café que se cultiva en diferentes regiones.
Al igual que ella, centenares de familias le apuestan hoy al cultivo de cafés de alta calidad en el Tolima. Desde hace algunos años entendieron que solo cosechando granos con altos estándares se logran precios diferenciales en mercados mundiales, porque como lo dice con insistencia Astrid: “El mundo quiere pagar un mejor precio por una buena taza de café y nosotros la tenemos”.
Sin embargo, el camino para llegar a los mercados internacionales no ha sido fácil. Ha dependido de la constancia, la dedicación y de la terquedad de las familias campesinas que en los últimos años han contado con aliados estratégicos como la Gobernación del Tolima para que la cosecha llegue, cada vez en mayores volúmenes, a países de Europa, Asia y Norteamérica.
En el 2018 el gobierno departamental logró la aprobación de un proyecto, a través del Sistema General de Regalías, por 11.800 millones de pesos para innovación e incorporación de valor agregado de cafés especiales del Tolima. Los recursos beneficiaron a 551 familias agremiadas en 75 asociaciones de productores, en 13 municipios del departamento.
Juan Camilo Hueje Ribera, director de Desarrollo Agropecuario y Rural del Tolima, tiene claro que la marca Café de Colombia es reconocida a nivel mundial y que a partir de allí sólo la producción de cafés especiales va a garantizar la sostenibilidad de las familias cultivadoras en el tiempo, porque significa mejores ingresos, compradores fijos y un creciente mercado especializado de “paladares dispuestos a pagar más”. Los buenos precios se han mantenido, pero reconoce que los caficultores saben que no son estables a largo plazo y dependen de factores como la fluctuación de los mercados e, incluso, de la tasa de cambio de monedas como el dólar.
Hueje Ribera cuenta que el proyecto de impulso a los cafés especiales en el Tolima se concentró en generar valor agregado en el proceso de postcosecha o beneficio, como le dicen los cafeteros, en aspectos como recolección, despulpado, fermentación y secado de los granos.
El convenio de innovación, ejecutado por la Universidad del Tolima, introdujo al campo tolimense tecnologías como despulpadoras y clasificadoras, termómetros, tolvas plásticas y tabletas. Además, los caficultores recibieron formación en Tecnologías de la Información y la Comunicación y participaron en ferias y encuentros de saberes con productores exitosos de otras regiones de Colombia. “Treinta de ellos están aplicando un kit de secado térmico asistido, que consiste en la generación de energía a través de biodigestores para que el calor aplicado a la cosecha sea permanente, sin importar la condición climática”, puntualiza Ribera.
La estrategia también entregó al servicio de los productores tolimenses dos laboratorios de cata de café. Uno en Planadas, el mayor productor del grano en la actualidad, y otro en la Universidad del Tolima, en Ibagué, que está a punto de recibir la certificación SCA (Specialty Coffee Association). Esta es una acreditación que permite realizar análisis sensorial de las muestras para determinar características de sabor y aroma, según escalas de calidad establecidas por estándares internacionales.
En pocos días, 25 caficultores beneficiarios irán a Chiapas, el mayor productor de café en México y el segundo exportador mundial de café orgánico, donde compartirán experiencias como parte de su proceso de formación.
La Gobernación del Tolima ya presentó al Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación un segundo proyecto para cafés especiales por 16.000 millones de pesos. El objetivo es vincular a 1.200 familias cultivadoras de 150 asociaciones. 300 de esos beneficiarios serán jóvenes, responsables del cambio generacional y depositarios del futuro de la caficultura de alta calidad. “Hemos incluido también un fuerte componente de asociatividad, porque entendemos que los compradores internacionales necesitan garantía de calidad y volúmenes”, advierte el director de Desarrollo Agropecuario y Rural del departamento.
Y agrega que el mercado chino está creciendo y le apuntan a entrar con el café tolimense. “Es muy exigente y por ello, en asocio con Cortolima, estamos incursionando en los filtros verdes, en sintonía con estándares mundiales de productos orgánicos y libres de químicos”.
El premio Taza de la Excelencia le sirvió a la señora Astrid Medina para asegurar la venta anual de su cosecha desde el año 2015 hasta la fecha. Ella reconoce el aporte de la institucionalidad e invita a muchos cafeteros a recorrer la senda del mundo de los cafés especiales, o “el futuro seguro de las familias cultivadoras del Tolima”, como ella misma lo promueve.
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