El transporte público en Bogotá ha tenido grandes transformaciones en las últimas décadas y, con el avance de la tecnología, el pago del pasaje también ha evolucionado. Este es un recorrido por los medios de pago de los capitalinos para transportarse.
Los trolebuses
No hay un gran rastro en Bogotá de lo que fue el clásico trolebús entre 1947 y 1991. Este bus eléctrico, operado por la Empresa Distrital de Transportes Urbanos (EDTU), liquidada a inicios de los noventa, reemplazó al tranvía en varios recorridos, después de los incendios del Bogotazo.
Los trolebuses recorrían las calles de la capital enganchados a unos cables a través de una especie de “tirantas”, que en ocasiones se soltaban de su riel y el propio conductor debía parar a solucionar el problema.
Para bajarse del “trolley”, como lo llamaban cariñosamente los bogotanos de la época, los usuarios no contaban con un timbre eléctrico sino que debían jalar unas cuerdas que recorrían el medio de transporte y hacían sonar una campanilla que alertaba al conductor.
En los 80, el pasaje costaba $50 pesos en jornada diurna y $55 pesos en jornada nocturna o festivos y el usuario debía pagar con dinero en efectivo al conductor, lo que suponía una espera adicional para que el transporte retomara el curso al recoger un pasajero.
Buses, busetas y colectivos
Tras la caída del trolebús, proliferaron múltiples empresas privadas que prestaban el servicio de transporte público a través de buses de gasolina, ya que el “trolley” no cubría la demanda de todos los habitantes de la ciudad, cuya expansión fue exponencial, en especial con el desplazamiento generado por el conflicto armado.
El pasaje en el año 2000 costaba $800 pesos en jornada diurna y $900 en nocturna y festivos. Usualmente el conductor contaba con un ayudante que recibía el pasaje o a veces debía atender él mismo a su “clientela”, mientras competía con otros buses buscando pasajeros en la famosa “guerra del centavo”.
La población bogotana fue creciendo al punto en que miles de rutas de bus iban tan llenas en hora “pico”, que los usuarios debían subirse por la puerta de atrás y era muy común pasar el dinero del pasaje de mano en mano hasta que llegaba al conductor, que también devolvía el cambio gracias a la ayuda de todos los pasajeros.
La llegada del SITP (Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá)
Hoy en día, los capitalinos cuentan con facilidades de pago para el acceso al transporte público, gracias a un sistema organizado e integrado de buses de servicio público (Urbano, Especial, Complementario, Troncal y Alimentador) que buscan el cubrimiento efectivo del transporte en Bogotá.
El SITP es organizado y gestionado por Transmilenio y para acceder a sus servicios, los usuarios cuentan con una tarifa integrada, es decir, pagan su viaje en bus o en TransMilenio y si necesitan inmediatamente un segundo viaje para llegar a su destino, sólo pagan una cantidad adicional y no otro pasaje completo. Hoy en día, el valor del pasaje es de $2.950 pesos para servicios zonales y troncales.
Esto sucede gracias a la implementación de la tarjeta tullave, que sirve para ingresar a cualquiera de los servicios del SITP. Los usuarios deben adquirir y recargar previamente esta tarjeta inteligente que descuenta el valor del pasaje en cada servicio que utilicen.
Para recargar la tarjeta tullave hay múltiples opciones: las taquillas de Transmilenio, los cajeros de Servibanca ubicados en Bogotá y municipios aledaños, los puntos automáticos ubicados en algunas estaciones del sistema y miles de establecimientos por toda la ciudad.*
*Contenido desarrollado con el apoyo de Servibanca.