Carolina Pineda y Juan Pablo Zuluaga son el mejor ejemplo de la importancia de la educación financiera en todos los niveles profesionales y socioeconómicos. Haber pasado por algunos de los mejores colegios y universidades de Colombia no le dio a ninguno habilidades para manejar, como mínimo, el dinero de la casa. “Recién casados, nos fuimos a estudiar una maestría en Negocios en Boston y después de dos años nos vimos altamente endeudados, hasta perdimos dinero en tres inversiones que hicimos”, cuenta Zuluaga.
Hoy señalan como una gran falla del sistema educativo tradicional no haberles dado clases de finanzas personales o de inversiones. De hecho, precisa Zuluaga: “Más allá de regalarnos un marranito, nuestros padres no nos hablaron del tema. Lo máximo que nos dijeron fue ‘ahorren luz y agua’”. Aunque ahora hay más personas conscientes de que no se puede improvisar ni siquiera en el manejo del dinero del hogar, en principio es importante lo siguiente: no tener una sola fuente de ingresos, saber claramente cómo ser más eficiente en el pago de impuestos y si es mejor cotizar en un fondo de pensiones privado o en uno público cuando se comienza a trabajar. Luego, avanzar en aspectos sobre cómo manejar el patrimonio y hacerlo crecer.
“Definitivamente son cosas importantes de la vida que afectan a todos por igual, independientemente de si eres un ingeniero o una bailarina”, comenta Zuluaga. Para salir de su crítica situación financiera, Carolina y Pablo se dedicaron a leer, estudiar, hacer cursos, participar en charlas y conferencias, y hablar con expertos. La pareja cuenta que progresivamente fueron transformando sus hábitos hasta que comenzaron a sentir que las finanzas de la casa dieron un giro de 180 grados, “con un impacto importante en el bienestar familiar, porque eso es algo que también hay que tener en cuenta, los problemas financieros lo afectan todo”.
De esto se cumplen siete años. Lo que iban aprendiendo en su vida familiar se convirtió en la base de un modelo de negocio que dirigen desde hace dos años. Sensibilizados por su experiencia, pero también movidos por esta necesidad de educación financiera que tenía el mercado, los esposos Zuluaga Pineda vieron una oportunidad en el emprendimiento Mis Propias Finanzas, del que ahora son cofundadores. “La tesis es que era imposible que fuéramos los únicos en Colombia con problemas de este tipo. De hecho, fuimos los conejillos de Indias de nuestro propio proyecto”.
Al principio, eran cosas tan sencillas sobre cómo automatizar el ahorro realmente y no dejarlo a la suerte. Además de enseñanzas sobre finanzas personales, ofrecen formación en inversiones en bolsa y criptomonedas, y próximamente en bienes raíces y emprendimiento. Adicionalmente, trabajan de la mano de fintech y entidades bancarias para contribuir al impulso de la educación financiera en el país. “Las empresas han comenzado a reconocer que esto hace parte del bienestar de las personas, y que este no se limita a que se les pague el gimnasio o las clases de yoga a los empleados. Cuando un trabajador está pensando cómo van a pagar el arriendo o el colegio de los hijos durante la jornada laboral, no hay espacio para ser productivos”, concluye Zuluaga.
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