Aunque caminar solo es llegar más rápido, hacerlo acompañado es llegar más lejos. Ese ha sido uno de los principios fundamentales que ha marcado el trabajo de la Fundación Luker, que durante un cuarto de siglo ha logrado potenciar el cumplimiento de objetivos sociales, a través de alianzas.
El trabajo articulado con distintos actores de la región, además de permitir desarrollar diferentes proyectos de alto impacto, contribuye a fortalecer la sostenibilidad de las diversas iniciativas. La clave está en generar y garantizar ecosistemas sociales, que impulsen el crecimiento de iniciativas locales, además de su permanencia en el tiempo.
Como parte de estos esfuerzos colaborativos, sobresale “El Sueño de Chocolate”, que busca transformar la cadena de valor desde su origen y mejorar el ingreso de los pequeños productores. También está el “Efecto Cacao”, con el cual se han propuesto mejorar las condiciones de vida de los productores de cacao en varias regiones colombianas.
Entre los programas destacados por su impacto también se encuentra Aprendamos Todos a Leer, Aprendamos Matemáticas, Escuela Activa, La U en tu Colegio y Manizales Más, entre otros. Con estas iniciativas la Fundación ha logrado beneficiar a 45.675 personas, en 2022, gracias al apoyo de 61 aliados nacionales y 9 internacionales.
“Es así como las fundaciones van pasando de la filantropía a las inversiones sociales con resultados, y de ahí, a la creación de modelos sistémicos”, reconoció Pablo Jaramillo Villegas, gerente de la Fundación Luker, quien agregó que estos modelos permiten que las experiencias exitosas sean escalables y las alianzas más dinámicas.
De esta forma, es posible que el desarrollo tenga un mayor impacto y sostenibilidad.
Manizales, un laboratorio social
Para el gerente de la Fundación Luker, “el verdadero impacto colectivo y la innovación social se da en las alianzas, pero el reto es que una ciudad como Manizales sea un laboratorio social, de tal forma que las soluciones que se logren en lo local se proyecten al resto del país o a otras regiones del mundo”.
De acuerdo con Horacio Álvarez Marinelli, economista senior en educación del Banco Mundial, “las alianzas generan sinergias, aprovechan las fortalezas de cada aliado, posibilitan la innovación y tener otras perspectivas para enfrentar desafíos con ojos frescos. Permiten escalar y ampliar el impacto, que el aprendizaje se multiplique, y mejoran el aprovechamiento de los recursos”.
Para Álvarez, esto es algo que la Fundación Luker ha hecho muy bien. “Siempre está dispuesta a aprender, pero también a cambiar, corregir y mejorar”, comentó.
Ecosistemas sociales, clave para la sostenibilidad
En la naturaleza, los ecosistemas son el resultado de la interacción de animales, plantas y organismos vivos con su entorno físico. De la misma forma ocurre en los ecosistemas sociales, cuyo principal reto es el trabajo conjunto, en pro de generar entornos fértiles para el desarrollo: para lograr que las iniciativas, los proyectos, las instituciones y los actores sean sostenibles.
Según explicó Daniel Uribe Parra, director ejecutivo de la Fundación Corona, “los problemas sociales son complejos y tienen que ver con una perspectiva sistémica. El complemento de las diferentes visiones y capacidades es necesario para responder los retos sociales”. En este sentido, Uribe resaltó la visión de innovación de la Fundación Luker: hacer modelos y aprender haciéndolos, para luego transferirlos y escalarlos.
*Contenido elaborado con apoyo de la Fundación Luker.
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