Diversificar la matriz energética y reducir considerablemente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) son algunos de los desafíos a los que se enfrentan los países para avanzar en su compromiso de sostenibilidad ambiental. En Colombia, desde varios sectores e industrias, las empresas continúan consolidando esfuerzos y propuestas para fortalecer el crecimiento económico responsable y, de esta manera, ser aliadas de la transición energética.
Una de las entidades clave en este proceso ha sido la Andi, que logró impulsar la integración de fuentes renovables no convencionales y la expedición de leyes que ofrecen beneficios tributarios para la energía producida con biomasa, los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos y el uso de energías renovables. También creó la ‘Mesa Más La Guajira’, una iniciativa conformada por las empresas del sector mineroenergético presentes en la región y por empresas que trabajan con proyectos eólicos, que tiene el objetivo de articular las apuestas del sector privado con las de los gobiernos nacional y regional, y las comunidades. Adicionalmente, en 2022, a través de una alianza con Naturgas, conformó la ‘Cámara de Hidrógeno’, que tiene como propósito promover toda la cadena de valor del hidrógeno y sus derivados para aportar a la descarbonización.
A continuación, destacaremos algunos ejemplos de compañías que lideran acciones para garantizar que sus operaciones sean más eficientes y contribuir en seguir avanzando por el camino de la transición energética.
Neutralizar las emisiones
Alpina logró reducir su huella de carbono un 25 por ciento gracias a la implementación de nuevas tecnologías, el uso de energías renovables, la modernización de la flota con vehículos a gas y eléctricos, y el cambio de los combustibles, pues pasaron de utilizar acpm a gas natural en todas las plantas.
Según explicó Fernando Atuesta, coordinador de Sostenibilidad, la compañía cuenta con una planta de biogás que suple el 38 por ciento de la electricidad que se utiliza en la planta de Sopó. “Este es un buen ejemplo de generación energética de bajo impacto, al no depender de la extracción de recursos nuevos sino de residuos de procesos productivos. Esto se traduce en una mayor eficiencia, mayor uso de energía renovable y menores emisiones”, agregó Atuesta.
En 2022, además de utilizar el 18 por ciento de energía eléctrica renovable (autogenerada con la planta de biogás), el 50 por ciento del consumo de energía provino de fuentes renovables. Ahora el desafío es incrementar esa cifra al 60 por ciento, continuar con la autogeneración a partir de biogás y adicionar una capacidad importante de energía solar en las plantas.
Un centro ecológico en Bogotá
Paseo Villa del Río, ubicado en el suroccidente de Bogotá, se convirtió en el primer centro comercial de la ciudad en obtener la certificación Edge, que se entrega a los proyectos inmobiliarios ecológicos. Entre los factores que permitieron este reconocimiento sobresalen la instalación de sensores de dióxido de carbono para la activación de sistemas de ventilación en los baños y estacionamientos, el uso de bombillas LED en interiores y exteriores, no contar con aire acondicionado en las zonas comunes e implementar un sistema de recolección de agua lluvia para los baños y jardines.
Todas estas acciones estuvieron contempladas desde la planeación del proyecto y han permitido obtener ahorros de energía de un 33 por ciento y de agua un 54 por ciento; usar 47 por ciento menos de energía en los materiales de construcción y evitar la generación de más de 2.000 toneladas de dióxido de carbono al año.
Adicionalmente, muy pronto comenzará la instalación de un sistema solar fotovoltaico de 621 paneles solares con una potencia instalada de 382Kwp, que busca que el 96 por ciento de la energía generada sea usada en autoconsumo. Este sistema generará el 25,8 por ciento del consumo energético del centro comercial y evitará emisiones de 371 toneladas de dióxido de carbono al año. Los paneles entrarán en operación a mediados de 2023.
A clase en bote eléctrico
A través de un innovador proyecto liderado por la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes y la Fundación GivePower, ahora los estudiantes de tres veredas de Bahía Málaga, en el Valle del Cauca, podrán trasladarse a sus instituciones educativas en un bote que forma parte de una iniciativa de electromovilidad náutica. Este proyecto, pionero en Colombia, busca fomentar la implementación de nuevas tecnologías sostenibles que permitan resolver el acceso limitado al transporte escolar en la zona, disminuyan la contaminación y eviten afecciones respiratorias y auditivas en los niños.
El bote fue entregado el pasado 7 de febrero y será operado entre la comunidad y el equipo de la Silla Kühne de Logística de la Universidad de los Andes. La inversión de esta iniciativa fue de más de 300 millones de pesos y consta de una estación de carga solar rápida en un centro educativo, un bote con dos motores eléctricos, sistema de conexión en tierra con paneles solares, baterías de suministro, sistema de monitoreo a distancia y seguridad náutica que habilitará la movilidad permanente a los estudiantes durante aproximadamente 20 años.
“Esta iniciativa apoya la reducción de las emisiones directas porque estamos reemplazando combustibles fósiles por energía eléctrica generada de forma fotovoltaica. Nosotros como universidad, a través de la innovación y con la meta de un futuro sin dependencia en combustibles fósiles, queremos impulsar el desarrollo, la equidad y el bienestar en el país”, precisó Gordon Wilmsmeier, director de la Silla Kühne de Logística de la Universidad de los Andes.
Un hito en Santa Marta
Santa Marta, reconocida por ser la ciudad con mayor crecimiento en ventas de proyectos inmobiliarios, también le está apostando a la construcción sostenible. De acuerdo con Javier Quintero, gerente regional de Camacol Magdalena, esta es la primera ciudad en América Latina que incorpora en su plan de ordenamiento territorial incentivos para la construcción sostenible.
Precisamente, el edificio residencial Ambar Bío de Constructores 3G, que estará listo en 2026, se convertirá en el primer proyecto de la costa Caribe en incluir una turbina eólica de eje vertical que tiene como propósito aprovechar la brisa para la producción de energía limpia. De hecho, un 40 por ciento de la energía se producirá por medio de la turbina que operará día y noche, y el 60 por ciento restante se suministrará a partir de paneles solares que funcionarán durante el día. Con ellos se suministrará energía eléctrica a las áreas comunes. “Este tipo de proyectos constituyen un hito para el sector, no solo por los aportes al medioambiente, sino porque también generan una dinámica tecnológica que se va volviendo común”, agregó Quintero.
Operar con energías renovables
Otra de las empresas reconocidas por sus iniciativas sostenibles es Colgate Palmolive. La planta de Colgate en Cali fue la primera en América Latina en recibir la certificación True Zero Waste Platinum, gracias a que en los últimos 11 años ha logrado una reducción del 52 por ciento en el consumo de energía por tonelada producida. Estos resultados son fruto de la inversión en motores de alta eficiencia, recuperadores de calor y paneles solares.
La compañía también se propuso obtener un ciento por ciento de electricidad renovable para sus operaciones globales en 2030, y para 2040 convertirse en una empresa con cero emisiones de carbono.