Andrés Ramírez lleva una década trabajando como docente de cátedras de felicidad en diferentes universidades del país. Además, es consultor en temas de bienestar para empresas, conferencista y autor de varios libros, entre ellos, La Felicidad es un electrocardiograma. En esta entrevista reflexionó sobre la esencia de este concepto.
En 2013 usted creó la primera cátedra de felicidad en Colombia, ¿qué tanto ha cambiado el enfoque de lo que enseña?
ANDRÉS RAMÍREZ: Es un universo que ha evolucionado mucho. Yo inicié con acercamientos a la psicología positiva, pero me he alejado de ella porque creo que abordar el mundo de la felicidad requiere de una mirada mucho más compleja. Yo mismo me he transformado a partir de este acercamiento. Evolucioné, pues he tenido la oportunidad de escribir tres libros y eso me ha permitido profundizar en el concepto de felicidad.
¿Cómo define la felicidad?
A.R.: De acuerdo con la filosofía, una persona es más feliz en la medida en que toma mejores decisiones. Por otro lado, la psicología plantea que la felicidad está determinada por la calidad de las relaciones que construimos a lo largo de nuestra vida, pero con un factor fundamental y es que los vínculos a corto plazo no son los nos hacen felices, los que se construyen con el tiempo sí.
Muchas personas buscan en los bienes materiales la felicidad…
A.R.: No hay que confundir felicidad con placer o bienestar. Un carro brinda bienestar e incluso placer al usarlo, pero eso no es felicidad. Las posesiones a veces se convierten en una carga porque las personas viven más angustiadas por perder lo que tienen que por disfrutarlo. Todos los seres humanos coincidimos en que queremos ser felices, en el cómo está la diferencia. La pandemia nos dejó muchos regalos como el poder teletrabajar y compartir en familia, también permitió poner sobre la mesa el tema de la salud mental y darle prioridad.
¿Cree necesario que este concepto se estudie más desde la academia?
A.R.: Soy un convencido de que deben haber muchos más profesores de felicidad. El mundo académico se ha centrado en el conocimiento técnico que, aunque es vital debe ir acompañado por el aprendizaje de habilidades blandas, aquellas que nos hacen profundamente humanos, que nos permiten perdonar, vivir sin resentimientos, canalizar la rabia. Educar a las personas para ser más felices es enseñarlas a vivir en comunidad y ser responsables de su propia vida.
¿Cuál es la clave para alcanzar la felicidad?
A.R.: Cuando una persona se conoce, ama, valora y respeta, puede empezar a hacer lo mismo con los demás. Si hay una clave para la felicidad, creo que es la que planteó Sócrates: “Conócete a ti mismo”.
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