A más de cinco horas de Bucaramanga, entre las montañas de Santander, se encuentra San Joaquín, la capital del fique de Colombia. Un municipio fundado en 1790 por Feliciano Ramírez, en el que actualmente viven un poco más de dos mil personas. Desde que el tataranieto de Feliciano, Javier Ramírez, lo visitó por primera vez, quiso impulsar proyectos culturales que tuvieran impacto económico y social en la región. “La idea era crear un trabajo integral para la reactivación del pueblo, pero no solo en su faceta económica, sino para que los mismos sanjoaquinences encontraran sus raíces culturales”, explica.

A mediados del 2017 empezó a trabajar con la comunidad a partir de tres enfoques: cultural, económico y asistencial. Los proyectos se han financiado con los recursos de su empresa Famoc Depanel, dedicada al amueblamiento de oficinas. “Este ha sido un proyecto en el que una empresa adopta a una comunidad y se involucra directamente con ella. Eso es lo más valioso”, puntualiza. A continuación detallamos algunos de los proyectos que se han realizado y poco a poco comienzan a impactar favorablemente en las vidas de los habitantes de San Joaquín.

Ventanas de San Joaquín

Por medio de este proyecto se reconstruyeron los mitos y las leyendas del municipio, esto incentivó la recuperación de tradiciones, memorias e historias que se han transmitido de generación en generación. Primero se recopilaron las historias por las veredas y luego hubo un concurso de dibujo con los niños de las escuelas. Más adelante, 20 pintores de la Universidad de Bellas Artes de Cartagena llegaron hasta aquí y junto a la comunidad reconstruyeron los mitos y las leyendas desde el arte.

Johan Pinto lleva más de 30 años viviendo en San Joaquín. Para él, este proyecto “fue un proceso muy bonito porque muchos participaron; el cura, el policía y la gente del común dieron pinceladas. Los pintores interactuaron con los campesinos, con los niños y con las personas mayores que transmitieron algunos mitos y leyendas como la historia de la Laguna brava, El indio, La toma guerrillera, La berrionda, La cueva del indio, La india curipa, entre otras.”

Exposición de las ‘Ventanas de San Joaquín’ en Barichara. | Foto: Cortesía Florina Lemaitre

La galería de las ‘Ventanas de San Joaquín’ se inauguró en diciembre del 2020 y está compuesta por veinte ventanas típicas de esta región de Santander que enmarcan las pinturas y que ahora visten las calles del municipio. Cada ventana está acompañada de un código QR que se descarga para escuchar las historias. Las réplicas de las ventanas se van a exponer en museos de diferentes ciudades del país. En abril de este año, por ejemplo, estuvieron en la Casa de la Cultura de Barichara, pues a través de este trabajo se quiere incentivar el turismo y fomentar la apropiación de la cultura y las tradiciones del municipio.

Cada ventana está acompañada de un código QR que se descarga para escuchar el mito o la leyenda. | Foto: Cortesía Florina Lemaitre

Mano en Tierra

Este proyecto nació para impulsar la economía del pueblo, para que los productores se den a conocer. “Antes la comercialización era muy artesanal y ahora nos están capacitando para impulsar la producción”, cuenta Pinto. Mano en Tierra apoya la producción de chorizos artesanales, arepas, chocolate, galletas, bocadillos, café, entre otros productos. Además, se está cultivando sacha inchi para extraer aceite y comercializarlo bajo la marca de la actriz Florina Lemaitre.

Javier Ramírez asegura que “el pueblo está más alegre, hay un montón de emprendimientos adicionales. Se siente un optimismo colectivo que lo vamos a medir desde lo económico”. Las diferentes áreas de Famoc Depanel están capacitando y apoyando a los emprendedores desde el diseño hasta el mercadeo y la contabilidad. Con el fin de impulsar aún más la comercialización de los productos, los esfuerzos ahora se concentran en abrir una especie de embajada del municipio en Bucaramanga, para que funcione como un centro de acopio.

A los esfuerzos para materializar esos proyectos, se suman los trabajos de reconstrucción de la iglesia de San Joaquín, la donación de computadores para los jóvenes, la organización de equipos deportivos y la dotación completa del ancianato. Una transformación que ha sido posible gracias a la articulación entre el sector privado y la comunidad. Un ejemplo de lo que desde el sector empresarial se puede hacer para seguir impulsando el progreso en las regiones.