Las personas creen que para comprar una vivienda necesitan mucho dinero, pero esto es una creencia que se aleja de la realidad y que usualmente ha sido propagada por personas que nunca han adquirido un inmueble. La primera inversión debe ser aprender a manejar las finanzas personales e informarse bien, porque no siempre el primer paso es ahorrar, sino usar eficazmente los recursos disponibles para decidir entre comprar o invertir sobre planos.
Es fundamental que los colombianos entiendan el camino hacia la propiedad. Por ejemplo, muchos se debaten entre ahorrar o comprar en plano y la respuesta puede ser menos compleja de lo que se piensa. Si ya se tiene el ahorro, la mejor opción es adquirir una vivienda construida y lista para habitar, para obtener rentabilidad inmediata. Si no, la alianza con una constructora es la solución. A medida que se paga, ellos construyen. Pero si apenas se va comenzar a ahorrar, hay que tener en cuenta que, si el plan es comprar una casa de 300 millones de pesos en 2023, se podría requerir de dos o tres años para reunir la cuota inicial, y al culminar en ese periodo el valor de la propiedad habrá aumentado.
Por otra parte, no tener ahorros no es el problema, lo peor es no tener ganas. Por ejemplo, quienes ganan entre cero y cuatro salarios mínimos tienen acceso a subsidios, algo que los que perciben ingresos mayores no tienen.
Y sobre esto hay una paradoja: los que ganan más desean estos alivios, mientras que los que ganan menos dicen que necesitan más dinero para invertir. La realidad es que se puede comprar desde cero. ¿Cuándo es el mejor momento? Ayer. El segundo momento es ya. Si se dilata la decisión, se pierde la oportunidad de capitalizar y ganar valorización.
Por último, la deuda sana es clave para evitar que la compra de vivienda se convierta en un dolor de cabeza. Como no fuimos educados para comprar vivienda, debemos responsablemente letrarnos para que los resultados sean los esperados.
Con un buen análisis de mercado es posible que el comprador solo tenga que pagar la cuota inicial y un inquilino la cuota del crédito, además del incremento del IPC. También hay que conocer el mecanismo para hacer reducciones de crédito hipotecario y leasing, o lo que llamo abono inteligente a capital, que permite llevar préstamos, por ejemplo, de 20 a 10 años, haciendo pequeños incrementos destinados al plazo o al saldo, sin tener que abusar de las finanzas de los compradores.
Por último, no hay crédito malo, hay mecanismos para transformarlo en uno mejor. Por ejemplo, en la medida de lo posible, la deuda debe sostenerse en un bien material que se valorice, tener una buena tasa de interés, la posibilidad de optimizar los gastos innecesarios de la cuota y salir rápidamente de la deuda. En todo caso, hay que usar la banca a favor y apostar a las estrategias que contribuyan a tener una relación armónica con la deuda.
*Especialista en financiación de vivienda.