Declarar la calamidad pública en nuestro departamento del Atlántico es solo un eslabón de una cadena de acciones en la que los mandatarios somos puestos a prueba para enfrentar situaciones tan contundentes como la fuerte sequía que trae consigo el fenómeno de El Niño.
Como el que tiene la información tiene el poder, desde antes de posesionarnos teníamos definidas unas tareas por desarrollar con base en las proyecciones establecidas por el Ideam, que estimaban que el fenómeno natural se extendería hasta marzo.
En este casi mes de gobierno, las tareas se concentraron en hacer equipo con los alcaldes de los municipios, evaluar el estado real de la problemática, hacer inventario y verificar las condiciones de los equipos relacionados con el tema, y así definir un plan de acción que tuvo como punta del iceberg la activación del Consejo Departamental de Gestión del Riesgo el pasado 22 de enero, con el que se le dio orden a todo lo que estábamos haciendo desde distintas organizaciones.
En todo este proceso el trabajo colaborativo ha sido clave. La Gobernación del Atlántico, autoridades civiles, Sacyr (Concesionario del Canal del Dique) y las empresas contratistas Cotes & Cotes, Javier Torres y Marco López han aportado sus capacidades humanas y técnicas para agilizar la atención a poblaciones que han tendido algún grado de afectación.
Para nosotros siempre será prioritario atender las necesidades de las poblaciones, por eso, apenas surgieron las dificultades reales en la captación del líquido, el plan ya estaba definido, y se recuperó el suministro del agua potable en varias zonas.
El resto es mayúsculo, tenemos la experiencia para afrontarlo, nos esperan al menos mes y medio de fuerte sequía, la estrategia es no soltar y seguir direccionando acciones que no afecten ni la economía ni el bienestar de nuestra gente.
Hay que resaltar la alineación de la declaratoria de Calamidad Pública con la declaración de Desastre Nacional del presidente Gustavo Petro, con base en la Ley 1523 de 2012, que da la facultad a los gobiernos de buscar medidas expeditas ante este tipo de desafíos que nos impone la naturaleza.
Los retos del Caribe colombiano
El Caribe colombiano enfrenta de manera cíclica los efectos de la naturaleza, especialmente por los fenómenos denominados Niño o Niña, que dependen de los registros lluviosos.
El Atlántico, por su ubicación geográfica, es un punto de referencia para hacer las mediciones que determinan el comportamiento de estos fenómenos, asociados a la aplicación de medidas para afrontar el riesgo ambiental.
Afortunadamente, hoy contamos con las herramientas técnicas suficientes para adoptar medidas y tomar decisiones trascendentales en cuanto al manejo de los recursos naturales que evitan sorpresas con la naturaleza.
Desde 2021, cuando apenas estábamos saliendo de la pandemia, comenzaron a bajar paulatinamente los niveles del río Magdalena, el Canal del Dique y el embalse del Guájaro, lo que afecta el suministro de agua, teniendo en cuenta que los puntos de captación están en esos afluentes.
Al bajo registro en los niveles de los cuerpos de agua se suman las fuertes temperaturas por efectos de la sequía, que impide contar con agua suficiente, y como si fuera poco en las zonas rurales, apelando a la costumbre y conocimiento de los ciclos de siembra, los campesinos preparan la tierra haciendo quemas de terrenos que incrementan los riesgos de incendios forestales.
Desde la Gobernación hemos implementado medidas para acompañar a cada uno de los municipios en los que se están registrando algunos casos de quemas.
Estamos preparados con 14 cuerpos de bomberos en territorio y hay listo un plan de contingencia para apoyar ante situaciones que se registren en cualquier punto de la geografía de nuestro departamento.
En cuanto a los bajos niveles del río Magdalena, el canal del Dique y el embalse del Guájaro, hemos declarado la Calamidad Pública para aplicar las medidas urgentes que permitan garantizar el abastecimiento en las captaciones que están a lo largo del río.
En el punto de bocatoma del acueducto que surte a Campo de La Cruz y Bohórquez se está utilizando una draga para agilizar el suministro y se está retirando el sedimento para que fluya el agua.
Tenemos identificados 14 frentes de trabajo en las bocatomas y ejecutamos las acciones para evitar que colapsen los acueductos, mientras que con carrotanques estamos atendiendo a las poblaciones, especialmente en zonas rurales, corregimientos y veredas en las que escasea el agua.
La calamidad pública declarada en el Atlántico representa una medida preventiva y una estrategia articulada para ejecutar acciones que mitiguen el riesgo.
*Gobernador del Atlántico.