Por Sebastián Aguierre*

Cruzar los cerca de 60 kilómetros que tiene el Valle de Aburrá, Antioquia, entre sus extremos norte y sur puede resultar en un viaje de más de dos horas. El incremento de la congestión de tránsito en los últimos años, con un aumento desproporcionado del parque automotor –de 650.000 vehículos en 2006 a 1.750.000 en 2021– ha complicado el ejercicio logístico y de movilidad en la región, con incidencia directa en la alteración de la calidad del aire y la pérdida de competitividad.

Juan David Palacio, director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá –AMVA–, señala que la entidad ha advertido a los alcaldes de los diez municipios,que conforman este conglomerado territorial, sobre la necesidad de promover una transformación en la movilidad. La propuesta es la formulación de políticas públicas y estrategias de promoción en el uso de alternativas sostenibles de transporte que inviten a un ejercicio de corresponsabilidad ciudadana: “todos deben participar del cambio de hábitos en la manera cómo nos movilizamos”, advierte Palacio.

La entidad construyó el Plan Maestro de Movilidad 2030, en el que, explica Palacio, “definimos como columna vertebral de nuestra movilidad el transporte público, para incentivar a las personas a que se bajen de sus automotores, cuiden el aire y el ejercicio logístico sea más efectivo. Además, se promueve la movilidad activa generando más consciencia sobre caminar y usar la bicicleta en sus desplazamientos”.

Para ello es necesario un sistema cómodo y oportuno en sus frecuencias para los usuarios y con mayor cobertura en el territorio metropolitano. De esta forma no habrá disculpas al elegir el transporte público colectivo en vez del vehículo particular.

El Área Metropolitana del Valle de Aburrá, como autoridad de transporte en la región, ya avanza en la implementación de las Zonas Urbanas de Aire Protegido, dando su primer paso en el centro de Medellín, donde se limitará el acceso de automotores para promover el uso del transporte público colectivo, bicicleta o los viajes a pie.

“Es una forma de generar la gestión de demanda, un instrumento aplicado a nivel mundial que permite hacer transformaciones en movilidad. Para eso se necesita una mayor frecuencia del transporte público colectivo, mayor conectividad y mejores servicios”, plantea el director de la entidad.

La construcción del metro ligero de la Avenida 80 es el proyecto de transporte masivo más importante de la región para la próxima década. El Área Metropolitana logró certificar la viabilidad financiera, lo que permitió que el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) diera vía libre a la financiación de este gran proyecto. Una vez sea construido y entre en operación en 2025 hará parte del Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá, que también conforman el metro, los cables, el tranvía, el metroplús, las rutas alimentadoras de buses, el sistema público de bicicletas y el transporte colectivo de pasajeros, en el cual la entidad es la autoridad en la región.

Más bicicletas públicas

Uno de los programas bandera de la entidad en la promoción de la movilidad activa y sostenible es Encicla, el único sistema público de bicicletas que desde hace diez años les permite a los ciudadanos acceder a ellas de manera gratuita para desplazarse por el territorio.

Jonathan Hernández, subdirector de Movilidad del Área, señala que a la fecha son cerca de 107.000 usuarios inscritos, de los cuales 50.000 están activos. Estos, antes de la pandemia, realizaban unos 26.000 préstamos diarios, que en la emergencia sanitaria se redujeron a 4.000, 4.500 por jornada. Con la reactivación económica y la flexibilidad en las medidas restrictivas ya aumentaron a unos 9.000 diarios.

“El sistema ha venido creciendo, estamos en fase de expansión que esperamos finalizar en el primer semestre de 2021, con 24 estaciones nuevas en Medellín, una en Sabaneta y otra en Itagüí. Con esto serían en total 127 estaciones”, expresa Hernández.

Con esto, además, se espera incrementar a 2.500 la flota de bicicletas disponibles. En 2011, cuando el sistema comenzó a operar, había 105 unidades.

El reto, agrega el subdirector, es ampliar la presencia de Encicla a los diez municipios del Valle de Aburrá; en la actualidad hay estaciones en cuatro: Medellín, Itagüí, Sabaneta y Envigado.

Desde 2015, Encicla es uno de los pilares del Plan Metropolitano de la Bicicleta que promueve el aumento de la participación de este vehículo en los viajes que los ciudadanos realizan por este territorio. Hoy su aporte es del 1 por ciento, y la meta es que ese indicador suba al 4 por ciento. Además, se gestiona un proyecto para incluir en el sistema público de bicicletas el uso de unidades eléctricas, como aporte a la movilidad sostenible.

La construcción de infraestructura nueva es otro de los retos claves para la próxima década. El Área Metropolitana tiene la meta de completar 500 kilómetros de ciclorrutas para 2030; en la actualidad hay habilitados 140 kilómetros de vía exclusiva para las bicicletas.

Una de las obras en proyección más ambiciosas es la ciclorruta que conectaría al

Valle de Aburrá desde Barbosa hasta Caldas, en una extensión aproximada de 60 kilómetros.

Vincular a las empresas

Un actor clave para alcanzar las metas de movilidad activa y sostenible es el sector empresarial. Entendiendo esta realidad se creó el programa de Movilidad Empresarial Sostenible –MES–, que busca que organizaciones públicas y privadas con más de 200 colaboradores formulen planes para generar estrategias e incentivos que conduzcan a sus empleados y contratistas a cambiar sus hábitos al movilizarse.

La participación del sector privado para promover la movilidad sostenible entre sus empleados y contratistas podría significar una reducción de 42.720 toneladas de CO2. | Foto: Cortesía Área Metropolitana del Valle de Aburrá

“Se han identificado 857 organizaciones, de las cuales hemos sensibilizado a 446 y evaluado 382 planes”; el carácter de estos planes es vinculante dado que el programa nace de una resolución metropolitana y establece sanciones para las organizaciones que no los implementan”, dice Hernández.

La meta con este programa es que las empresas que adopten estos planes reduzcan en dos años un 20 por ciento su huella de carbono. “Si las organizaciones vinculadas a los Planes MES cumplen con esa disminución, la huella de carbono asociada a los viajes de sus colaboradores tendría una reducción de 42.720 toneladas de CO2, que equivale a un aproximado de 21.219 millones de viajes en vehículo particular”, concluye el subdirector.

*Periodista

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