En los últimos días, el prestigioso ranking Quacquarelli Symonds (QS) que mide a las mejores ciudades del mundo para estudiantes, dio a conocer el listado para 2025 de los 150 lugares con mejor ambiente académico, oportunidades laborales y viabilidad de costos.
Según el estudio, Bogotá ha pasado por una transformación que la ha convertido en una ciudad cosmopolita y vibrante que atrae a personas de todas partes. Gracias a ello ocupó el puesto 110 a nivel global entre los 150 mejores lugares para estudiar, destacándose como la quinta mejor ciudad para estudiantes en América Latina.
“En Bogotá hay varias universidades públicas y privadas, entre ellas la Universidad de los Andes, que ocupa el puesto 220 del ranking mundial y está considerada como una de las más prestigiosas de Latinoamérica”, mencionó la publicación.
Además de Los Andes, QS destacó a ocho universidades más: la Universidad Nacional, que ocupó el puesto 243 a nivel mundial, y la Pontificia Universidad Javeriana, en el 382. “Con nueve universidades incluidas en el último QS World University Rankings, Bogotá ocupa este año el puesto 99 del mundo en el QS Best Student Cities Rankings”, destacó la publicación.
El ranking también reconoció que la capital colombiana ocupa el puesto 38 en el listado mundial de empleabilidad, lo cual sugiere que los graduados son extremadamente atractivos para los empleadores de la región.
Lastimosamente, las universidades del país enfrentan una coyuntura compleja, pues el habitual incremento de las matrículas que realizan cada semestre se da en medio de un escenario económico incierto, que afecta la capacidad de muchas familias de financiar la educación superior de sus hijos.
Según datos del Ministerio de Educación, en 2022 el número de estudiantes en instituciones de educación superior (IES) llegó a 2.466.228, lo que representa un incremento de 17.957 alumnos con respecto al año anterior. Sin embargo, este crecimiento es de apenas 1,8 % sobre lo que se logró en 2017.
Para Matías Cohen, CEO de la fintech educativa Flevo, las universidades deben adaptarse a las necesidades de los estudiantes para aumentar las matrículas. “Esto va más allá de ofrecer una educación de calidad, implica también proporcionar facilidades económicas y establecer alianzas estratégicas que enriquezcan su propuesta académica. En última instancia, es crucial que los alumnos perciban que invertir en su formación académica es crucial para asegurar un futuro más próspero”, aseguró.
Las IES enfrentan varios desafíos en su adaptación a las nuevas generaciones ya que en la actualidad se está priorizando la educación continua, los programas de inglés y las competencias en informática.
Además, una investigación del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana indicó que el 50 % de los matriculados no completan sus estudios universitarios, convirtiendo la deserción escolar en otra tarea pendiente.
“Este abandono se ve afectado principalmente por la situación económica, ya que la urgencia de resolver problemas financieros a corto plazo suele desplazar las metas académicas”, concluyó Cohen.