Este 30 de julio, campesinos de las localidades de Sumapaz, Usme y Chapinero ofrecerán sus productos a los bogotanos en el centro comercial Plaza de las Américas. A través de esta iniciativa, los agricultores podrán vender sus alimentos sin intermediarios, conquistar un público que no suele visitar las plazas y fortalecer la soberanía alimentaria.

Los mercados campesinos se han convertido en una de las principales estrategias para acercar a los ciudadanos a la producción regional y a una oferta variada de alimentos orgánicos y saludables. Adriana Senior, presidenta de la Corporación Colombia Internacional (CCI), entidad que respalda a los emprendimientos campesinos, asegura que “en la Plaza de las Américas ofrecerán un producto local, bien producido y de manera orgánica”.

Consuelo Simbaqueba lidera una de las iniciativas que comercializará sus productos en el mercado campesino de este viernes. Desde la localidad de Sumapaz asegura que antes de la pandemia se dedicaba a la producción de leche, pero durante la emergencia sanitaria sus clientes disminuyeron, así que decidió volcarse a la comercialización de otros alimentos. Conformó Agrosumapaz, una asociación dedicada a la producción y comercialización de derivados lácteos como queso, mantequilla clarificada y yogur. “Somos más de 20 mujeres que encontramos en la transformación de la materia prima una opción para recibir ingresos, ahora queremos que estos alimentos se conozcan en otras zonas de la ciudad”.

Más de 3.000 agricultores de las zonas rurales de Bogotá trabajan por la soberanía alimentaria. | Foto: CCI

Daniel Bernal, nutricionista y candidato a magíster en seguridad alimentaria, explica que Bogotá normalmente va un paso más adelante que la política pública nacional de seguridad y soberanía alimentaria. Asegura que la ciudad ha fortalecido las plazas de mercado y ha incentivado los mercados campesinos por localidades para buscar la sostenibilidad de recursos y motivar a los habitantes a consumir alimentos cultivados en la región. “Acercar a la gente a espacios disruptivos, como un centro comercial, es muy positivo porque demuestra que esos espacios pueden cobijar la venta y comercialización de alimentos autóctonos, autónomos y de calidad”.

María Hilda Ramírez, quien cultiva lechugas y hortalizas en la vereda El Destino, en Usme, destaca que el valor agregado que les ofrecen a los clientes a través de sus productos son las particularidades del cultivo. “Trabajamos de manera limpia, conservando el medioambiente, velando por el cuidado de la tierra. La invitación es a ser todos más conscientes de lo que compramos”.

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