Llevar energía a las zonas rurales más alejadas ha sido desde hace varios años un reto pendiente de los diferentes gobiernos. Además de extender la cobertura, el desafío está en hacerlo recurriendo a soluciones sostenibles.
De acuerdo con el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas, hay 1.710 localidades rurales en donde sus habitantes viven prácticamente a oscuras. En total, son cerca de 128.587 colombianos que disponen solo de entre cuatro y doce horas de electricidad al día.
Los departamentos más afectados son Nariño, Chocó, Cauca, Valle, Guainía y Caquetá. En este último, por ejemplo, se han detectado 56 zonas no interconectadas. Ante esta realidad, las energías renovables se posicionan como una de las soluciones más efectivas.
Lo primero es que en muchas de estas zonas rurales la logística para instalar infraestructura tradicional de electricidad es bastante compleja. Por esta razón, es necesario explorar alternativas como la biomasa, la energía solar o la eólica que, además de ser más sencillas de implementar, generan una cadena de sostenibilidad ambiental y de participación comunitaria.
“Estos sistemas suplen las necesidades energéticas para un amplio rango de servicios, como iluminación, educación, salud, comunicaciones, operación de electrodomésticos, sistemas de cocción de alimentos y de suministro de agua potable que, dependiendo del tamaño de las soluciones, permiten el desarrollo de actividades agroindustriales”, explica Álvaro Pinilla, profesor de Ingeniería en la Universidad de los Andes.
Caquetá es uno de los departamentos que ha querido apostarle a esta alternativa. Tanto autoridades como sus habitantes están convencidos de que las energías limpias les brindarán progreso a partir de un correcto uso y aprovechamiento de los bosques.
Las comunidades rurales de este departamento van camino a esta meta de la mano del Plan de Energización Rural Sostenible (PERS), que significa un gran avance en el desarrollo económico y social de la región, pues mejora su calidad de vida y seguridad alimentaria, entre otros factores.
El programa REM Colombia y Visión Amazonía son los encargados de implementar el proceso para la formulación del PERS Caquetá, el cual incidirá en la transición energética de la región, lo cual está acorde con los propósitos del Plan Nacional de Desarrollo.
Esto se da gracias a un trabajo conjunto entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Minas y Energía, la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME) y el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para las Zonas No Interconectadas (IPSE).
“Con el PERS Caquetá se identificarán oportunidades para suplir las necesidades energéticas de los pobladores rurales y se implementarán medidas que llevarán a la mitigación del uso de fuentes energéticas de alto impacto sobre los ecosistemas del departamento, una estrategia más que ponemos en marcha con el fin de reducir la deforestación en la Amazonía colombiana”, dice Carlos Eduardo Correa, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
La puesta en marcha de esta iniciativa está en su primera fase. El Consorcio Corpoema y las instituciones que lideran el proceso han adelantado reuniones con la Gobernación, las alcaldías de los 16 municipios y la Electrificadora del Caquetá. Con estas entidades se socializa el plan de trabajo para definir una ruta conjunta y participativa que garantice el beneficio para las comunidades.
“Las alcaldías han incluido en sus planes de desarrollo temas como el alumbrado público, la construcción de estufas eficientes y los combustibles para la movilidad fluvial, principal medio de transporte en el departamento. Estamos seguros de que el PERS les permitirá jalonar recursos para nuevas tecnologías que ayuden a reducir la presión sobre los bosques de la Amazonía, pero que también lleven desarrollo a las comunidades rurales”, concluye Diego Mesa, ministro de Minas y Energía.
Una solución a tres bandas
Además de los planes para llevar energía al Caquetá, con esta intervención se busca impactar en temas de infraestructura de transporte y atención a firmantes de paz. Todo esto con el objetivo de crear una estrategia contundente para mitigar los impactos de la deforestación.
La energía y la infraestructura de transporte son esenciales en el diseño del territorio y, por ende, en la consolidación de un modelo de desarrollo sostenible para la Amazonía. En la región se requiere una ordenación basada en la conservación y el aprovechamiento integral del bosque, la reconversión del modelo ganadero y el turismo de naturaleza, pilares fundamentales para detener y estabilizar la deforestación, problemática en la que Caquetá ocupa el primer lugar a nivel nacional.
En Caquetá cuatro de cada 10 habitantes viven en el área rural. De esta población, tan solo el 43 por ciento cuenta con acceso a la energía. Con más de 500.000 habitantes, por lo menos un 34 por ciento de ellos ha sido víctima del conflicto armado, de acuerdo con datos de la Unidad de Víctimas para 2018.
En consecuencia con las políticas de reintegración y reincorporación del departamento, que cobijó a más de 1.600 excombatientes, se promovió el asentamiento en diferentes lugares alejados de las cabeceras municipales, sin servicios de suministro de energía eléctrica en lo que se denominan Zonas No Interconectadas (ZNI).
Debido a lo anterior, la energía solar fotovoltaica es considerada como una alternativa efectiva para garantizar el acceso a energía eléctrica confiable y sostenible en los hogares rurales ubicados en las ZNI.
El PERS Caquetá también examinará a profundidad el uso de la leña para procesos de cocción o con fines productivos, y analizará la utilización de los combustibles fósiles en la generación de energía eléctrica y en la movilidad fluvial.
“Las cocinas eficientes y la movilidad eléctrica fluvial pueden jugar un papel determinante para alcanzar las metas departamentales y nacionales relacionadas con la mitigación del cambio climático, pero también incidir en la reducción de emisiones por deforestación, que es la problemática ambiental que más afecta a toda la Amazonía”, expresó José Yunis, coordinador general del programa Visión Amazonía.
Con el acceso a la energía sostenible se dará un gran paso hacia el desarrollo de la región, impulsando la tecnificación de las actividades productivas. Además, se facilita tanto el desarrollo económico como social de las comunidades indígenas y campesinas, si se considera que el acceso a la energía es un elemento transversal que impacta directamente la calidad de vida, seguridad alimentaria, equidad de género y acceso a la salud y educación.
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