Ricaurte, un municipio al suroccidente del departamento de Nariño, es la región de Colombia en donde vive la mayor parte de la comunidad indígena Inkal Awá. Su nombre traduce “gente de la montaña” o “gente de la selva” y representan el 85 por ciento de los 22 mil habitantes que ocupan este territorio. En total son más de 40 mil indígenas agrupados en cuatro organizaciones que protegen alrededor de 500 mil hectáreas de bosque y montaña: Federación de Cabildos Awá del Ecuador (FCAE), la Asociación de Comunidades Indígenas del Pueblo Awá del Putumayo (ACIPAP); la Unidad indígena del Pueblo Awá (UNIPA), y el Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (CAMAWARI), que incluye a once resguardos reconocidos constitucionalmente.

SEMANA visitó uno de los cinco cabildos que integran el resguardo La Milagrosa, Cuaiquer Viejo, ubicado a unos 8 kilómetros del casco urbano de Ricaurte. Freddy Araujo, gobernador del cabildo Cuaiquer Viejo, explica que como el territorio es tan amplio, en el resguardo existen cinco gobernadores que tienen como misión mantener la cultura, la tradición y la identidad indígena.

“Somos Inkal Awá. Somos gente de la montaña. Nosotros no podemos vivir sin el territorio, lo primordial para el pueblo es la tierra y nuestra lengua. El Awá todavía tiene una lengua materna, el Awapit, que hace parte de la lingüística Chibcha y de las costumbres ancestrales que heredamos”, puntualiza Araujo.

El pueblo Awá Cuaiquer está disperso en varios asentamientos alrededor del río Tefí. Anteriormente, las comunidades se organizaban en las terrazas junto a los ríos para poder disponer de recursos pesqueros, más arriba cultivaban maíz, plátano y chontaduro, y en la parte alta de la montaña, generalmente cubierta de neblina, era el lugar para cazar.

Bernardo Fajardo, de 70 años y uno de los indígenas más viejos de la comunidad Cuaiquer, reconoce que como buen Awá jamás abandonará su machete, su bastón y su sombrero hecho de fibra de tetera. “El indígena Awá era muy sencillo. Nos criamos en la montaña, sembrábamos papa cun, yuca, chontaduro, plátano hartón, chiro, aguacate, maíz… Todo lo hacíamos a mano, siempre cargábamos un machete y un canasto. Nos manteníamos de la cacería, comíamos zorra y tuña “ratón de monte”, y en las noches pescábamos barbuditos. Ahora, el canasto típico de nosotros, que está hecho de chilandé y guabo, se está reemplazando por un maletín, hay tradiciones que están débiles”, agrega.

Bernardo Fajardo con su sombrero hecho de fibra de tetera, ubicado en el río Tefí, que baja por la montaña. | Foto: Guillermo Torres Reina.

Las viviendas también han cambiado. Antes medían 3 metros de alto y estaban hechas de gualte, una palma común del bosque húmedo. El cobijado estaba hecho con hojas de bijao, las mismas que se utilizan para envolver el bocadillo.

María Ofelia Hernández, nativa de la comunidad de Cuaiquer Viejo, ha sido docente durante 43 años y siempre ha trabajado con los niños indígenas. Según cuenta, aunque algunas tradiciones se están perdiendo, las celebraciones tradicionales se mantienen. La cultura Awá siempre ha estado ligada a la religión católica. Hernández explica que “hace 400 o 500 años, cuando los españoles estaban aquí, la imagen de Cristo crucificado apareció en medio de dos lechos, en el árbol Chaldé, en un lugar que se llamaba El Campanario. Desde allá los indígenas bajaron la imagen y lo siguieron celebrando con marimba y bombo. Venían muchos indígenas de los alrededores, de Gualcalá, de la Cuchilla del Palmar, de Pialpí, de Los Nulpes… La fiesta la llamaron El Pendón, y se sigue celebrando”.

María Ofelia Hernández, nativa de la comunidad de Cuaiquer Viejo, prepara a los niños Awá para los sacramentos católicos en la capilla del Señor de los Milagros de Cuaiquer. | Foto: Guillermo Torres Reina.

Cada año, a finales de julio y principios de agosto, se celebra la Fiesta Patronal del Pendón Awá en la capilla del Señor de los Milagros de Cuaiquer. Los indígenas de diferentes resguardos se reúnen y le ofrecen sus cosechas y su trabajo al Cristo que se ubica en la parte frontal de la capilla, o al representante de la Iglesia, en la misa de cada primero de agosto. Además de celebrar la misa católica, el evento incluye tradiciones indígenas como la música de marimba, que está hecha de palma, guadua, cuero de venado y majagua; la chicha, y el chapil, conocido como el aguardiente de caña.

El ritual del Chutún

Los pueblos indígenas son los que por años han cuidado el Katsa su, el territorio. Giovanny Fajardo, hijo de Bernardo, agrega que los Awá se identifican por su oralidad, su idioma, vestimenta y costumbres. La cultura en el pueblo Awá es promovida principalmente por los mayores, quienes son reconocidos como sabios, médicos tradicionales o guías espirituales.

El uso de la piedra de majar bala, una piedra ancestral tallada en la que la mujer machaca balas, plátanos, ajíes o condimentos es otra de las costumbres que se mantiene. La piedra se encuentra en la mayoría de las familias, así que es una tradición que ha pasado de generación en generación.

La piedra de majar bala se encuentra en la mayoría de las familias de las comunidades indígenas del territorio. | Foto: Guillermo Torres Reina.

El ritual del Chutún también se sigue celebrando en el pueblo Awá Cuaiquer. Según la cosmovisión indígena, si una persona come una fruta que ha caído en horas de la tarde, le da Chutún, una especie de resfriado con dolor de cabeza. Para los Awá, el Chutún tiene un fuerte poder sobre la comunidad, por lo que deben evitar su presencia para mantenerse seguros. El acto de curar a un enfermo de Chutún es un espectáculo mágico religioso que involucra la medicina tradicional y el uso de plantas medicinales como el chivo y el diente de león. Durante tres días, los curanderos tratan a los pacientes, y al final, se celebra un acto de purificación en el río mientras que la comunidad se reúne y baila para pisar y alejar el Chutún.

Para mantener unido a todo el pueblo Awá del municipio de Ricaurte, la organización creó la emisora Camawari, que busca mejorar la conectividad y la comunicación. Según el gobernador del cabildo, la emisora es el medio para llegar a las personas que están más alejadas en el interior del territorio y dar información sobre vacunas, proyectos, reuniones indígenas, anuncios de la Alcaldía de Ricaurte y de otras instituciones.

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