El Guaviare es uno de los departamentos más importantes para el desarrollo de la investigación científica en Colombia. Allí, en el municipio El Retorno, se encuentra la Estación Experimental El Trueno, el laboratorio viviente del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI.
Desde hace una década, los investigadores han trabajado en el estudio del ecosistema amazónico, lo que les ha permitido tener un amplio conocimiento de al menos 35 especies entre forestales y frutales, y de palmas amazónicas, desde su origen hasta su desarrollo. “Esto nos permite saber, por ejemplo, cuándo es la oportunidad de tener semillas y frutos, además de todo lo referente a sus capacidades de producción”, explica Bernardo Giraldo Benavides, investigador asociado del Instituto SINCHI - Sede San José del Guaviare.
“Conocer todos los bienes y servicios de los ecosistemas, clasificarlos, definirlos y valorarlos, es uno de los mayores aportes que hace el instituto al desarrollo regional”, precisa Giraldo.
Lo siguiente ha sido transferir ese conocimiento a productores campesinos, entidades locales, regionales y nacionales como colegios y universidades vinculados a proyectos con el Instituto SINCHI. La información también se pone a disposición de instancias internacionales que llegan a la región con la finalidad de conocer sobre los desarrollos de las especies y sus oportunidades.
“La transferencia del conocimiento es uno de los pilares que tiene el instituto, adicional a la generación de conocimiento, de información y a la transferencia de tecnología; y la Estación Experimental El Trueno es la principal herramienta con la que cuenta SINCHI para su ejecución y da cuenta de más del 70 por ciento de todos los ejercicios de transferencia de conocimiento que hace el instituto en su quehacer”, explica Jaime Alberto Barrera García, coordinador (e) del Instituto Sinchi- Sede San José del Guaviare.
Para Barrera en El Trueno se le da vida a la generación de conocimiento a través de procesos de implementación en el territorio. “La gente puede ver lo que ocurrirá en sus predios en un mediano y largo plazo con todas estas tecnologías que se desarrollan”, explica Barrera.
La ciencia en el campo
Los campesinos de la región, en distintos territorios, desarrollan desde hace más de 20 años actividades de producción sostenible y participan, junto al Instituto SINCHI, en proyectos que se ejecutan con recursos nacionales, como regalías, o a través de fondos internacionales. Giraldo asegura que hay casi 3 mil fincas formadas para estos procesos de recuperación y reconversión, y además de lo que perciben actualmente por la intervención, estiman ingresos a largo plazo.
“Tenemos las proyecciones futuras tanto de las maderas como de los servicios y les entregamos a los productores información relevante sobre estas valoraciones. Ellos pueden saber en cuánto tiempo comenzarán a recibir beneficios económicos por esta actividad”, explica Giraldo. Sin embargo, muchos de los productores que calculan ganancias por los bosques maderables a 20 años comienzan a percibir ganancias a los 8 años con la venta de semillas.
Y por último están los productos no maderables del bosque, a los que también la estación experimental dedica esfuerzos, y que se trata de otras especies que dan un beneficio por sus frutos, resinas y sus aceites.
Giraldo advierte que el productor campesino del Guaviare, de la región norte amazónica, tiene claro que sus bosques son para usarlos de manera sostenible. “Es clave que con un manejo y aprovechamiento sostenible, un manejo forestal, el campesino pueda usar sus bosques con toda una serie de planes que permitan que el bosque se mantenga, se recupere y se restaure con la intervención del hombre”.
Sembratón
En este último año, el Instituto SINCHI avanza de la mano del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en un proyecto que consolida la estrategia de su labor: Reactivación económica-Sembratón. El Instituto está a cargo de la producción de material vegetal, que es uno de los fuertes de la Estación Experimental El Trueno.
De cerca de 1 millón de árboles que estima sembrar el ministerio en la Amazonia colombiana, el Instituto SINCHI, junto a campesinos de la región, participan con la siembra de más de 600.000 plántulas de especies forestales, florales y palmas, en modelos de producción sostenible. “Llevamos más de dos décadas trabajando de la mano de los productores del Guaviare, del sur del Meta, del Caquetá y Putumayo, estableciendo unos modelos orientados a la reconversión productiva y a la recuperación de los ecosistemas a través de procesos de restauración”, precisa Barrera.
El investigador asegura que los productores están aportando con la restauración de la Amazonia, y este año, puntualmente, por su participación se les ha otorgado una serie de beneficios, por lo que su actividad ha contribuido con la reactivación económica en la región. El impacto de los planes de recuperación, a través de la operación científica de El Trueno llegaron, inclusive, hasta Concordia, en el Meta.
A futuro, el Instituto SINCHI proyecta fortalecer el escenario de investigación en las líneas de recursos hidrobiológicos y de flora y recursos naturales. “Estamos buscando hongos y microorganismos que puedan producir compuestos bioactivos que tengan aplicación en cualquier tipo de industria, especialmente en la farmacéutica, nutracéutica y alimentaria”, comenta Barrera, para quien la biodiversidad es el centro y motor del desarrollo regional. “Tenemos mucho bosque, pero dentro de ese bosque lo que hay es biodiversidad, de flora, fauna y de microorganismos”, concluye.
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