Imaginar la atmósfera de Bajo la arena, un cortometraje colombiano dirigido por Álvaro D. Ruiz, no es difícil: blanquecina y con el mar Caribe al fondo. Su argumento retrata la vida de dos mujeres solitarias que aman a una misma perra. Una border collie cuyo papel define el curso de su historia. Sobre el desenlace, Ruiz dice poco o nada: huye de los spoilers. De forma que podría presumirse que el final será un dolor intenso o un pozo de preguntas.
En 2012 el cineasta colombiano Carlos Franco escribió un libro de cuentos, Cazando luciérnagas (Ediciones B), que ganó el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura. Con una prosa sutil, Franco exploró los dilemas de la cotidianidad: el miedo, el tedio, el dolor. En Mucho por hacer, el tercer cuento de la antología contó la historia de esta perra. Un cuento ingenioso que, más de diez años después, Ruiz convirtió al cine.
“El cuento lo encontró un amigo, Camilo Sanabria. Lo leyó y después me lo mostró. Tenía la sensación de que había una película allí. Era muy cinematográfico. Lo leí y me cautivó. El cuento tiene una relación humana muy interesante, un dilema que quise poner en el cine: lo no dicho. Esas cosas que son imposibles de decir, pero que el cine sirve para discutir”, precisó Ruiz.
Bajo la arena ha participado en la selección de múltiples festivales: el Festival Internacional de Cine de Centroamérica, el de Cortometrajes de Barranquilla, el África Film Festival de Quibdó, el Larissa International Film Festival de Grecia y, ahora, en el Festival Internacional de Cine de Villa de Leyva. Uno de los encuentros cinematográficos más importantes de Colombia, de la mano del FICCI o Bogoshorts.
Del 8 al 11 de noviembre se llevará a cabo el Festival Internacional de Cine de Villa de Leyva, un evento que reunirá más de 120 películas de 25 países en 10 categorías de competencia. Como de costumbre, las calles, sus paredes blancas y su plaza central serán los escenarios principales de proyección. Este festival gratuito, que llega a su edición número 18, será una ventana del cine independiente y el talento nacional e internacional.
“Somos cine natural, emergente, bohemio. Un festival completamente independiente, que cada vez ha crecido más. Al principio proyectábamos cerca de 20 películas y ahora son 120. Es un evento especial, que merece ser reconocido. De hecho, también buscamos a nuestros participantes en las escuelas y les abrimos la competencia”, aseguró María Angélica Tovar, codirectora del festival.
Las más de 100 películas participantes se distribuyen en las categorías de cortos de escuela, nacionales e internacionales; cortos de animación, cortos documentales y largo documentales. La lista de países, por su parte, es otro punto interesante: Irán, Bélgica, Corea del Sur, Reino Unido, España, Rusia, Japón, Estados Unidos, Alemania, Italia, entre otros muchos más.
El talento colombiano es indiscutible. Camino al cielo de Miguel Vargas, Donde mueren los ríos de Arena Echeverri, El amanecer del hombre de Felipe Bergaño, Epicentros de Laura Gómez, Esmeralda de Jennifer Greco, Fieras de Andrés F. Ángel, Bajo la arena de Alvaro D. Ruiz, entre otras, son las cinematografías participantes.
“En Villa de Leyva será la primera vez que podremos acompañar el corto y ver las reacciones del público. Pero cuando lo hemos mostrado al equipo notamos que puede remover preguntas sobre lo humano. Esas cosas que no están totalmente deletreadas en la pantalla, pero que se alcanzan a entender o sentir”, afirmó Ruiz.
“Uno se pregunta: ¿Cómo es posible que alguien en Irán o Japón quiera participar en un festival en Villa de Leyva? No sabemos. Lo que sí es que tenemos una base de datos propia y hacemos una curaduría orgánica. A este festival asisten más de 20 mil personas y por eso generamos actividades de impacto para los turistas”, manifestó Tovar.
Además de potenciar la economía del municipio, el Festival de Cine de Villa de Leyva, enmarcado en el propósito de Fundación Cine Posible, también posee un componente educativo y social.
“Desde el principio creamos el Laboratorio de Proyectos en Desarrollo, que fue el primero en Colombia. Muy lindo, porque empezamos a incubar los proyectos de largometraje de ficción del cine colombiano. Ahora son proyectos muy sólidos, películas”, agregó Tovar.
Por este laboratorio han pasado más de 100 proyectos, entre los que se destacan El silencio del río (2015), La semilla del silencio (2015) y El alma que quiere volar (2022).
El Festivalito, con una programación enfocada en niñas y niños, es otra de las iniciativas que fomentan la creación de público y, por supuesto, actividades culturales para los más pequeños.
“La magia del cine está en el público, porque este no es nada si nadie lo ve. Su magia es poder llegar y transformar al espectador. El cine parte de una necesidad de contar, y si alguien lo puede ver, eso ya es una ganancia”, concluyó la directora.