¿Cómo pueden la paz, la riqueza hídrica y el gran potencial de flora y fauna de un municipio, reunirse en una sinfonía de saberes para entregarle a un niño el talento que lo llevaría a ser considerado como uno de los compositores más importantes en el ámbito musical colombiano?
“El año 1882, se meció la cuna al suave impulso de las brisas perfumadas y fui arrullado por el lejano rumor de la cascada de Santa Fe de Gámbita, pequeño pueblecito de Santander del Sur”, escribió Luis Antonio Calvo.
Ni su madre, Marcelina Calvo, una muchacha que administraba la única panadería de Gámbita, ni su padre, sirvieron a la mesa el pentagrama que le susurraría las primeras claves musicales. ¿Lo traía en la sangre o el sonido de su Gámbita le proporcionaron el extraordinario talento que, desde muy pequeño, empezó a demostrar en el coro de la iglesia?
La niñez del maestro Luis A. Calvo transcurrió de la mano de su madre con quien recorría las calles de su pueblo y cuentan que ya, desde entonces, le sacaba las primeras tonadas a las hojas y a pequeños juguetes que improvisaba como instrumentos en una inquieta creatividad musical que mostraba.
Sin embargo, el futuro maestro llevó ese talento a la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de la Parroquia de Santa Bárbara de Gámbita en donde fue cantor en el coro. “Allí fue evidente su gran sentido musical”, aseguran algunos autores, (Rodriguez, 2003).
Nació en Gámbita el 28 de agosto de 1882. Cuando cumplió nueve años, en 1891, su madre fue consciente de que sus dos hijos tendrían mayores oportunidades en la ciudad; en particular si esperaba apoyar la vocación musical de su primogénito.
A finales del siglo XIX era bastante difícil viajar. Largos recorridos por caminos de herradura a lomo de caballo daban cuenta de las enormes dificultades para entrar y salir de las bravías tierras santandereanas. Marcelina emigró de su terruño, pero sin alejarse demasiado y escogió como escalón inicial de llegada la capital boyacense.
Tunja no fue todo lo esperado debido a las estrecheces económicas. Madre cabeza de familia y dos hijos menores de edad no facilitaban los caminos en una ciudad pujante, pero con oportunidades limitadas.
Marcelina no estuvo sola, su menor hijo Luis Antonio se empleó en los oficios más disímiles para colaborar con el sustento.
De sastre con pocas habilidades pasó a mensajero en su transcurrir de niño a adolescente, sin imaginar siquiera que por ese camino tendría oportunidad de alimentar el talento musical.
Ser mensajero y ser músico se cohesionaron por el camino más improbable, porque, sin sospecharlo siquiera logró ser el mensajero de un músico. Sin descuidar su trabajo, con su jefe al piano, el joven adquirió nociones musicales básicas. El violín fue su instrumento de entrada.
A los diez años de vida, Luis tuvo la fortuna de poder trabajar en la Banda Departamental. Ahí comenzó con los platillos, más tarde en el pesado bombo, hasta lograr el puesto en el bombardino.
Fueron años de aprendizaje. Más que experticia en un instrumento, con apenas 16 años de edad ya interpretaba con convicción varios instrumentos, entre ellos el piano, bajo la dirección del profesor Tomás Posada.
Creatividad, talento, ambiente y deseos se fortalecieron entre los años 1900 y 1904 hasta tal punto que el intérprete de varios instrumentos musicales empezó a mostrar otra faceta. La que lo catapultaría al sitial que ostenta como uno de los compositores más destacados.
La muestra de sus habilidades fue palpable como compositor de música popular, siendo su primera obra “Livia”, que dedicó a su madre. Se dice así del Maestro y Compositor Luis A Calvo: “Cada obra es un poema musical secretamente personalizado. Las piezas para piano de Calvo no son descriptivas, sino evocadoras. No hablan de eventos, sino de sentimientos, y de la manera más directa.” (Casas Figueroa, 2014).
Para el 11 de mayo de 1905 a la edad de 23 años el ya adulto Luis Antonio se traslada con su familia a Bogotá impulsado por su madre a continuar sus estudios musicales. Las dificultades no faltan, pero es también la época de mayor florecimiento como compositor y músico de renombre de piezas que empezaban a reseñar a un hombre de talento.
Un suceso marcó su vida. Ocurrió cuando la Banda del Ejército, a la que ingresó como músico de tercera clase, interpretó la danza “Livia” que él mismo instrumentó. El resultado fue tan exitoso que el profesor de armonía Rafael Vásquez Flórez le invitó a ingresar a la Academia de Música lo que le permitió profundizar en sus estudios musicales.
Para el año 1935 da el último toque a su obra cumbre El Intermezzo No 1, catalogada así por conocedores del ambiente musical. Después escribiría otras obras conocidas como, el valse “Anhelos” y la danza “Carmiña”. De esta época es además su repertorio de música típica colombiana como el pasillo “Noel” y el bambuco “El Republicano”.
Composiciones y logros después de soñar con la música, hasta el 14 de octubre de 1916, con apenas 34 años, Luis A. Calvo es diagnosticado con la enfermedad de Hansen, conocida como la lepra, por lo cual debió ser internado en el lazareto de Agua de Dios, en Cundinamarca.
En su obligada reclusión genera su mejor producción musical como fueron entre otros el Intermezzo No 2, 3 y 4. Sus obras sobrepasaron las 160 composiciones de las cuales 50 fueron para piano. Algunos autores resaltaron luego que las piezas para piano en su conjunto son las más refinadas y elegantes.
“Gámbita es un pequeño pueblo escondido en el sur de Santander, asentado en angosta meseta, circundado por cerros y colinas y de clima tibio y saludable”, así se referían a la tierra natal del Maestro Calvo hacia el año de 1882, cuando el municipio, hasta entonces desconocido para muchos, era mencionado con cierta frecuencia como el referente biográfico al hablar del maestro (Repositorio Universidad Nacional, 2005).
De la mano de su alcaldesa Aidubby Mateus Espitia, los gambiteros han venido realizado un trabajo destacado e importante, otorgando especial relevancia a las actividades y programas que fortalecen la cultura y el turismo de su territorio. La cita imperdible de todos los años es el Festival Nacional Luis A. Calvo, en Gámbita, el evento musical más destacado de la región que presenta intérpretes y músicos de reconocida trayectoria a nivel nacional e internacional..
Festival Nacional Luis A. Calvo
Ad portas de los 140 años del nacimiento del compositor Luis Antonio Calvo, este año Gámbita celebrará los días 27, 28 y 29 de agosto el XIV Festival Nacional Luis A. Calvo “El Maestro de los intermezzos”. Un homenaje al maestro gambitero.
Aidubby Mateus, la alcaldesa de Gámbita, reconoció que el Festival Luis A. Calvo permite rescatar la memoria histórica del municipio en el área musical.
“Son 139 años este 2021 del natalicio del maestro, un compositor de música instrumental muy importante en los años cuarenta el cual realizó composiciones como bambucos, valses, intermezzos, con piano y con tiple, entre otros instrumentos”.
Dijo la alcaldesa que el Festival le da un reconocimiento especial al municipio a nivel nacional e internacional, y por ende, “en estos momentos nos ayuda a promover la reactivación económica”.
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