La matriz energética de Colombia se ha construido en torno a la ventaja de tener grandes embalses que entregan energía renovable y confiable, a precios altamente eficientes. Así lo precisa Natalia Gutiérrez Jaramillo, presidenta ejecutiva de Acolgen, quien explica que esto se debe al mecanismo del Cargo por Confiabilidad, el cual asegura la disponibilidad de la energía bajo situaciones climáticas severas.

“Es crucial entender este tema. En el marco de la transición energética, gran parte del mundo busca un ‘mix’ eficiente entre su generación renovable (solar, eólica e hidráulica) y su generación convencional (térmica y nuclear), un ‘mix’ que en Colombia ya tenemos. Es importante aclarar que hasta hoy no existe ningún mercado que pueda técnicamente vivir ciento por ciento renovable debido a la condición de intermitencia de estas tecnologías”, precisa Gutiérrez.

Acolgen viene compartiendo con instituciones del sector su propuesta de modernización del Cargo por Confiabilidad. “Vale la pena destacar que, a través de este esquema, que pagamos todos los colombianos dentro de nuestra factura, adquirimos un producto denominado Energía Firme, gracias al cual el sistema cuenta con suministro eléctrico en cualquier circunstancia y frente a una eventualidad, como el fenómeno de El Niño, el usuario no paga un precio excesivo por su energía. Además, permite respaldar la entrada de proyectos de generación de energía eléctrica”.

Gutiérrez aclara que no se trata de escoger entre un tipo de tecnología u otra, “ya que en los mercados caben y se complementan los dos tipos de energía: convencional y no convencional”. A partir del reconocimiento de la complementariedad entre fuentes, desde el gremio buscan incentivar una mayor penetración de nuevas tecnologías, entre ellas las fuentes renovables variables como las plantas eólicas y solares, “a las cuales actualmente no se les reconoce completamente su aporte a la confiabilidad del servicio”.

En su propuesta, Acolgen le presenta al Gobierno la opción de que los proyectos con asignaciones bilaterales, resultado de la subasta de largo plazo, cuenten con una obligación de energía firme con el sistema. “De esta manera, creemos que las señales de expansión de nuestro sistema estarían alineadas y se evitaría una instalación superior a la demanda”.

Adicionalmente, Gutiérrez considera que el Gobierno debe garantizar la estabilidad de las reglas de juego, a mediano y largo plazo, con el propósito de que los inversionistas quieran darles continuidad a sus apuestas en proyectos que requiere el país en los próximos años.

“Por ejemplo, tomemos el caso de las plantas menores, las cuales han tenido un marco regulatorio estable desde la actualización del sector y han aportado energía al país, además de beneficios a las regiones al generar empleo. Cualquier cambio en las reglas de operación afectaría la confianza inversionista y le restaría atractivo a nuestro sector para atraer nueva inversión, tan necesaria bajo la coyuntura actual”.

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