Camilo Fidel López, director del grupo que creó el mural ‘El beso de los invisibles’, en el centro de Bogotá, asegura que el graffiti es un facilitador de convivencia, pues ayuda a las personas a ver al otro y transforma el espacio público. Por eso, explica, es importante que esta práctica siga desarrollándose en las calles e invita a dejar de verla como un símbolo de vandalismo.
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