El Cesar quiere incentivar la llegada de visitantes los 365 días del año y no solamente cuando se celebra el emblemático Festival de la Leyenda Vallenata, un objetivo en el que piensa concentrar esfuerzos la gobernadora del departamento, Elvia Sanjuán Dávila. Para lograrlo, el principal desafío es garantizar la seguridad de los turistas, un proyectoo en el que se avanza “gracias al trabajo con las comandancias de Policía y Ejército”.
SEMANA: El Festival de la Leyenda Vallenata es lo primero que se le viene a uno a la cabeza cuando piensa en el Cesar…
Elvia Sanjuán Dávila (E.S.D.): Claramente, el Festival Vallenato es la máxima muestra que tenemos en el departamento del Cesar de lo que es la cultura vallenata. Cada año, la boletería se vende muy rápido, y al mismo ritmo se agotan las reservas de los hoteles. Es una jornada de parranda vallenata continuada, que no descansa y que no solo se goza en el Parque de la Leyenda Vallenata. En la ciudad, en general, se disfruta una buena mesa y del arte de los compositores e intérpretes de nuestro género en cada esquina y, de forma muy tradicional, debajo de un palo de mango. Se podría decir que son cinco días de una religiosidad absoluta en torno al vallenato. Aquí ni en sueños se escucha un reguetón en este tiempo.
SEMANA: ¿Cuál es el plan para ampliar la oferta al resto del año?
E.S.D.: Había un faltante en la oferta. Por eso se está construyendo, frente a la sede de la Gobernación, el Centro Cultural de la Música Vallenata. Será el templo del vallenato a partir del día de su inauguración. Allí se va a vivir el vallenato los 365 días del año, y no exclusivamente en razón de la celebración del festival. Los visitantes van a poder conocer la historia del vallenato y de su canción favorita; por ejemplo, solo con tararearla, la tecnología les dirá quién es el compositor, en qué año se compuso, quién la grabó y si hay un relato detrás de ese tema. De hecho, habrá un estudio de grabación por si quieren guardar registro.
Además, vamos a tener un museo de cera con imágenes de Diomedes Díaz, Jorge Oñate, Poncho Zuleta... La idea de todo esto es que el vallenato se preserve a través del tiempo. Si bien el festival ha sido nuestra gran puerta, necesitamos entregarle más al país y al mundo. Habrá un restaurante en la terraza del último piso y un auditorio con capacidad para más de 1.500 personas para hacer pedagogía y presentaciones culturales.
SEMANA: El Cesar tiene una riqueza cultural y paisajística fuera de Valledupar, ¿cuáles son esos destinos con los que quiere ampliar las estadías de los visitantes al departamento?
E.S.D.: Está Pueblo Bello, un paraíso a 40 minutos de Valledupar, habitado por comunidades indígenas, que cuenta con un clima divino. También muy cerca está Manaure, y de allí es posible pasar a La Paz, la tierra de Jorge Oñate, muy popular por sus almojábanas. En San Diego, mi pueblo, hay poesía y cultura; en Codazzi, guitarras. Estos son municipios muy cercanos a Valledupar que se pueden programar, inclusive, durante el festival.
Ya en el centro del departamento, el universo es completamente distinto. Chimichagua tiene la Ciénaga de Zapatosa, con un importante espejo de agua, una vista maravillosa y un muelle espectacular. En Gamarra, no hay vallenatos, sino tamboras; los municipios Río de Oro y González son considerados el pesebre del departamento.
El territorio es ideal para hacer senderismo; hay pueblos con un alto nivel de religiosidad, como Valencia de Jesús o Chimichagua, que vale la pena descubrir en Semana Santa. Estamos construyendo una agenda de cultura y turismo para estimular que haya visitantes todo el tiempo.
SEMANA: Además del turismo, ha hablado de concentrar esfuerzos en la industrialización de la producción agrícola, ¿en qué sectores está viendo grandes oportunidades?
E.S.D.: La diversificación de la economía es viable a partir de todo lo que produce nuestra tierra; no solo café y cacao. Al sur del Cesar hay zonas altamente productivas como González y Río de Oro, donde hay palma de aceite, invernaderos. Tenemos que pensar en marcas y en sellos para impulsar la comercialización y que eso haga sostenible la economía. Por ejemplo, estoy proponiendo parques industriales en cada una de las comunas, donde 100 o 200 mujeres vayan a prestar servicios, lo que va a mejorar el empleo. Sin embargo, estamos claros en que eso no va a impactar el índice de informalidad, especialmente en Valledupar, que es algo para lo que debemos encontrar otras soluciones.
SEMANA: ¿Qué es lo más retador para impulsar los cambios que necesita el departamento?
E.S.D.: Si le das mucho a la gente, le haces daño; si no lo haces, el daño es mayor. Hay unos términos medios en los que hay que asumir unos compromisos. Es innegable que para que la gente pueda arrancar un proyecto productivo en territorios como este, hay que dárselo; pero lo que está pasando es que la gente recibe la tierra, celebra porque ahora es el dueño y al día siguiente la está vendiendo porque no tiene con qué sembrar. Por eso, es fundamental el apoyo del Gobierno nacional para contar con inversiones que se traduzcan en infraestructura, que nos permitan garantizar que en esas tierras se produzca.
Sin embargo, es importante decir que venimos recogiendo unos rezagos de miseria que dejó la violencia; porque antes de esa época, la gente en el departamento subsistía por sus ingresos. Aquí se sembraba algodón y sorgo; había desmotadoras, mercados públicos, la economía se movía de manera distinta.
SEMANA: ¿Cómo se le devuelve la esperanza a ese campesino que aún vive en las zonas más apartadas, que sobrevivió a la violencia?
E.S.D.: Dándole continuidad al proceso de reconstrucción del territorio. Desde hace poco más de una década se viene planificando el desarrollo del departamento y haciendo cosas interesantes; no hablo de gobiernos amigos, sino de la historia del Cesar. Siento que hoy, 16 años después, hemos logrado avanzar, pese a las dificultades. No somos un territorio maravilla, pero, por ejemplo, hace todos esos años, el déficit de aulas era de cerca de 900. Hoy tenemos construidas 600 y proyectamos entregar 300 más en el cuatrienio. Con esto planeamos cerrar la brecha de infraestructura educativa en el Cesar, con una inversión cercana a los 500.000 millones de pesos.
SEMANA: La mayoría coincide en que, para avanzar en las regiones, es fundamental, por ejemplo, mejorar el estado de las vías en la ruralidad, pero ¿cómo garantizar un cambio real?
E.S.D.: Estoy convencida de que la clave es la entrega del capital semilla, pero con un acompañamiento efectivo. De lo contrario, seguiremos atendiendo a la ciudadanía, garantizando formas y modos, pero sin cambiar sus condiciones. Cesar es el departamento que ha logrado construir más infraestructura en estos últimos diez años: somos un caso de éxito. Sin embargo, este foco nos ayudó a darnos cuenta de que un pavimento o un parque puede mejorar el entorno, y hasta el valor de un predio, pero no cambia las condiciones de pobreza de la gente. Por eso, toca repensar cómo aportar a la reducción de esa brecha, sin dejar de lado el proceso constructivo ni el desarrollo urbanístico.
SEMANA: ¿Qué tanto avanzó la administración que la antecedió?
E.S.D.: Encontramos una gobernación con unas amplias visiones de progreso en el territorio y con un plan de infraestructura vial muy adelantado; además de una infraestructura educativa muy sólida y un compromiso importante en materia de agua potable y saneamiento básico. También con un banco de proyectos en cada una de las sectoriales. Eso es un gran punto de partida para un gobierno que arranca. Este escenario nos ha permitido estar listos para radicar ante el Ministerio de Educación la puesta en marcha de la construcción de esas nuevas aulas.
Como, en lo que respecta a la educación, la infraestructura no es todo, nos sentamos con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para evaluar de qué manera fortalecemos los procesos comunitarios y de asistencia familiar en la primera infancia. Para la educación básica primaria y media secundaria, planeamos incorporar tecnología e innovación a través del capítulo que Mauricio Lizcano, ministro de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, viene ofertando, que permite la triple titulación: bachilleres, técnicos con el Sena y otra de la Organización Internacional del Trabajo que les genera competencia. Además, nos dijo: “Por cada computador que ustedes compren, les doy dos”. Y vamos a comprar 3.000. Eso es recomponer el territorio.
SEMANA: Sin embargo, los resultados del Cesar en el índice departamental de competitividad no han sido favorables en los últimos años…
E.S.D.: La verdad es que tenemos las regalías invertidas en proyectos productivos importantes y se ha hecho un esfuerzo enorme por mejorar las condiciones de competitividad a partir de las calificaciones de calidad de los procesos empresariales en el Cesar, pero algo no debe estar funcionando debidamente para que ese indicador no nos favorezca, sino que, por el contrario, nos perjudique. Por eso establecimos mesas de diálogos con empresarios y comerciantes, para ver de qué modo aunamos esfuerzos y buscamos la consolidación de procesos de calidad para el departamento. Esto hace parte de una línea de desarrollo económico que hemos querido proyectar en este gobierno.
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