La identidad del Pacífico colombiano está ligada a su riqueza cultural. Pese a que la modernización, el ocio y el conflicto armado que afectó a la región hicieron que las celebraciones, los cantos y saberes tradicionales perdieran fuerza, se están liderando iniciativas para recuperar y fortalecer tradiciones como la de los arrullos. Ahora el turno es para El Charco, un municipio ubicado a orillas del río Tapaje, en la costa norte de Nariño.
Arrullo al Barrio es una iniciativa de jóvenes que recuerdan con nostalgia los arrullos, las celebraciones religiosas y populares que incluían bundes y bambucos, el sonido de los bombos, los cununos y las guasas, y que reunían familias enteras de todo el pueblo. Según explican José Coral, enlace de Juventud de la Secretaría de Desarrollo Social y Comunitario, y Larry Cundumí, del equipo de Coordinación de Cultura de la Alcaldía de El Charco, los jóvenes que emigraron a las ciudades y que han visto cómo su cultura negra se ve plasmada en festivales como el Petronio Álvarez de Cali, han reconocido la belleza de sus tradiciones y regresado a sus hogares con ánimos de recuperar su identidad.
El alcalde de El Charco, Víctor Candelo, se ha propuesto demostrar que el arte puede transformar la realidad del municipio. “Nuestra tradición sigue vigente y es un canal indispensable y esencial para llegar al corazón de las comunidades que se quiere impactar” agrega Coral.
Por esta razón, desde octubre se planteó el cronograma del gran Ciclo de Arrullos al Barrio, el cual recoge la música, la danza, la oralidad y las bebidas tradicionales del municipio. El Arrullo al Barrio celebra que la cultura no haya muerto. Por lo general, los arrullos van dirigidos a la Virgen María y a aquellos santos que han recibido la devoción de las comunidades afrocolombianas del Pacífico sur como San Antonio, Santa Bárbara y San Juan Bautista.
En cada barrio se identifica a los vecinos sabedores y cultores de la música del Pacífico, que suelen ser personas mayores con un gran repertorio de cantos, décimas, coplas y versos que preservan parte de la historia y la sabiduría de las comunidades afrocolombianas. Los portadores de la tradición suelen entonar las canciones que han oído desde su infancia.
Enoc Suárez, coordinador de Cultura del municipio, asegura que Arrullo al Barrio da dignidad y sentido de pertenencia a los habitantes de la cabecera municipal. “El Arrullo celebra nuestro legado, nos enaltece por poseer desde la ancestralidad una riqueza tan variada con ritmos, letras y cantos que nos ennoblecen y condimentan la vida en esta Colombia olvidada”, dice.
Otras de las expresiones orales que se convierten en protagonistas son las coplas, los versos, los cuentos y las infaltables décimas. “En su patrimonio cultural humano, El Charco tiene a uno de los mayores exponentes en el género de décimas: el maestro Romilio Cadena, quien fue el ganador del Primer Encuentro de Oralidad del Pacífico Sur”, agrega Suárez.
Aunque el ciclo de Arrullo está llegando a su fin, se concluirá con dos grandes encuentros: uno en el barrio Bustamante y otro en la plaza central de El Charco. Durante el último Arrullo al Barrio se espera la asistencia de más de 200 personas.
*Contenido elaborado con apoyo de la Alcaldía de El Charco.
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