“Todos son muy curiosos y quieren saber por qué una australiana ha vivido en Cartagena por más de 8 años”, dice entre risas Kristy Ellis, quien nació en la ciudad de Brisbane hace 40 años. Cuenta que al menos tres veces al día le hacen la misma pregunta: ¿qué la llevó a quedarse en la Heroica? Y aclara que no fue por un hombre, como muchos piensan, simplemente se enamoró de la ciudad, de su gente, colores, música y sabores.

También vio una oportunidad. “Estaba en el proceso de conocer la ciudad y cuando viajo me gusta probar la comida, entender cómo es la música, la cotidianidad en la vida de los locales y en ese entonces solo existía un producto turístico creado para los cruceros: un city tour que incluye las iglesias, tiendas de esmeraldas, un paseo en los cocheros de caballos (que me parece muy cruel) y nada de interactuar realmente con los cartageneros, su comida y música, que para mí es la mejor parte”, afirma.

Con esa revelación, decidió crear Cartagena Connections, su propia empresa de turismo, en la que ofrece recorridos enfocados en vivir la cultura cartagenera. Ellis lleva a los turistas al mercado de Bazurto para que prueben la comida callejera típica: arepa de huevo, carimañola, patacón con queso, frutas exóticas. “Me encanta conectar a la gente con los cartageneros, explicarles qué es champeta, qué es Mapalé, qué es una gaita o una ñapa y cómo pedirla”.

Después de viajar durante seis meses por Suramérica y asistir al matrimonio de una amiga en San Diego, California (Estados Unidos), su plan era vivir en Asia. Sin embargo, al llegar a Cartagena en el año 2012 supo desde el primer día que ese sería su hogar, donde se sentía en casa. No hablar el español no fue un impedimento para decidir quedarse. Al principio fue difícil establecerse. Tuvo que llenar varios formularios para constituir su empresa y abrir una cuenta bancaria. Sin embargo, para Ellis todo era parte de una aventura. “Si fuera fácil todo el mundo lo haría y me gusta hacer las cosas que no hace todo el mundo”.

Kristy se ha ganado el corazón de los cartageneros, tanto así que la invitaron a ser jurado del Festival del Frito. En su bicicleta, llamada “Nemo”, esta mujer alegre, relajada y a la que le gusta bailar, se mueve de un lado al otro por las calles de la capital de Bolívar. Le encanta tener todo tan cerca. “Puedo llegar a donde sea en 10 minutos o menos”. Además, cuenta, disfruta de la vista al mar y del centro de la ciudad desde su casa.

“También me gusta caminar por la Bahía, que pasen las carretas con las frutas. Vivo en Manga y me encanta la comunidad de allí, mis vecinos son todos muy cercanos. Yo no vuelvo a Australia, porque Cartagena es mi casa. Nos necesitamos la una a la otra”, concluye.

*Periodista

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