Por once días, Colombia, y en especial, Cali y el Valle del Cauca, fuimos el epicentro del Encuentro de las Partes, COP16, la más importante Cumbre Mundial de Biodiversidad de Naciones Unidas y tengo que decir que el balance no pudo ser mejor.

La COP16 no solo fue un evento; fue un sueño cumplido con un éxito rotundo donde demostramos el gran potencial de Cali y el Valle del Cauca ante el país y el mundo.  Demostramos que Colombia y específicamente el Valle del Cauca están preparados para la realización de grandes eventos; que en el Pacífico está el paraíso de la biodiversidad, que somos ricos en expresiones culturales, gastronómicas y que tenemos a la gente más alegre y comprometida.

Gracias a este evento hemos logrado que se hable mundialmente de nuestra región desde otra perspectiva, mostrando un trabajo arduo para proteger los ecosistemas, conservando y restaurando nuestros bosques, páramos y ríos; exhibiendo un turismo sostenible; promoviendo la economía local, pero respetando nuestro medio ambiente; transformando comunidades y trabajando de la mano con ellas para crear un futuro más próspero y sostenible.

Logramos, y lo digo con mucho orgullo, que Cali, el Valle del Cauca y el Pacifico hicieran parte de la conversación global de sostenibilidad y biodiversidad, ser modelo en prácticas sustentables para regiones de Latinoamérica y mostrar que si trabajamos unidos todo es posible.

También fue una oportunidad para adquirir nuevos conocimientos en materia de conservación ambiental, y a su vez sostener reuniones de alto nivel para establecer importantes acuerdos, convenios y memorandos, con el fin de impulsar proyectos de impacto social y ambiental, de gran importancia para el bienestar de los vallecaucanos

Por ejemplo, desde el Gobierno departamental firmamos un memorando con Francia por 100 millones de euros, para impulsar nuevos proyectos en cuatro ejes: agroecología rural, conservación de la biodiversidad, cierre de brechas sobre todo de la mujer y fortalecimiento de las comunidades para la construcción de paz desde los territorios. Igualmente, con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, CAF, establecimos un Acuerdo de voluntades por 50 millones de dólares para apoyar procesos productivos en ecosistemas estratégicos como los manglares que incluye apoyo a las mujeres piangüeras del Pacífico.

También fuimos admitidos como parte de la Fuerza de Trabajo de Gobernadores por el Clima y los Bosques-GCF Task Force, que nos permitirá acceder a fondos internacionales para financiación de proyectos de protección de nuestra biodiversidad.

Además de sembrar en los corazones de los vallecaucanos la semilla de la conciencia ambiental, también alcanzamos otros logros no menos importantes y es que pudimos dinamizar a los caleños y vallecaucanos económica y emocionalmente, con aspectos tangibles en su economía formal e informal, numerosas ventas, consumos, capacidad hotelera copada, récords de asistencia en eventos artísticos, culturales, académicos y empresariales que dieron muestra de una región viva y presente.

Pero no fue un resultado espontáneo, sino producto del trabajo de liderazgo colectivo, con participación gubernamental, sector privado, organizaciones sociales y las comunidades que hemos adelantado intensamente desde finales del año pasado, primero para lograr ser sedes y después para organizarla de acuerdo a los exigentes parámetros de la ONU.

El orgullo de sentirnos vallecaucanos y caleños floreció. La unión, el civismo y la reconciliación, tan perdidos por las diferencias y radicalismos, regresó y nos motiva a continuar preservándolo, a seguir trabajando juntos, para que las generaciones futuras puedan disfrutar de este renacer en nuestro paraíso biodiverso.

*Gobernadora del Valle del Cauca.