En las montañas del departamento del Cauca, a 2.900 metros sobre el nivel del mar y a una hora de distancia de Popayán, se encuentra el municipio de Sotará, en donde se cultivan las mejores fresas de la región. Con una producción de 1.300 toneladas de fresa al año, la Cooperativa de Productores de Fresa de Sotará - FRESOTA ha beneficiado a más de 150 familias rurales de la zona.

La cooperativa nació a mediados del año 2000, gracias a un grupo de campesinos sotareños que buscaban un comercio justo y mejores ingresos en el mercado emergente de las fresas en la región.

“En su momento, el comercio de la fresa era algo elitista y estaba en manos de algunos intermediarios. El cultivo de fresa en el Cauca apenas se empezaba a conocer y el producto era de bajo consumo. Fresota nació como una cooperativa con cerca de 20 pequeños agricultores, todos cultivadores; inició su proceso de comercialización de manera independiente e, inicialmente, como un mercado informal en plazas de mercado”, recordó Didier Bermeo, gerente de Fresota.

Con el apoyo de entidades como el Sena, la alcaldía municipal y la Fundación Smurfit Kappa Colombia, los agricultores sotareños obtuvieron conocimientos técnicos en el cultivo de la fresa y tuvieron acceso a una mayor área de siembra.

“Por ser una entidad sin ánimo de lucro de base cooperativa, con el paso del tiempo Fresota pudo acceder a diferentes apoyos estatales, los cuales nos permitieron tener unos conceptos diferentes acerca de la asociatividad, el cooperativismo y poder adquirir experiencia en el tema de la comercialización y desarrollo productivo de la fresa para ir creciendo paulatinamente”, explicó Bermeo.

Aunque la producción de fresa empezó a crecer y a vincular a más familias campesinas del municipio, en el año 2008 se presentó una crisis que amenazó con acabar el proyecto. “Había mucha producción de fresa, pero el consumo era muy poco por ser un lugar de difícil acceso en cuanto a vías y algunos pasos que eran considerados zonas rojas. Eso desencadenó una crisis tremenda que prácticamente puso en riesgo la estabilidad de la empresa, incluso se pensó en disolverla”, recordó el gerente, quien por esa época era un agricultor asociado.

A finales de 2008 e inicios del 2009, el Ministerio de Agricultura solicitó a la Fundación Smurfit Kappa Colombia que acompañara a Fresota para ayudarle a evitar la posible quiebra, que acabaría con todo el esfuerzo realizado hasta ese momento, poniendo a su disposición recursos del Proyecto Alianzas Productivas. Asimismo, la cooperativa hizo varios cambios en su consejo directivo, centros de acopio y comercialización.

“Con estos apoyos, unos planes de acción comerciales y un estudio de mercado, identificamos nuestras fortalezas y decidimos que nos íbamos a enfocar en hacer procesos agroindustriales. Cerca del 2010 llegamos a tener alrededor de unos 250 asociados y tanto en el Cauca como en Colombia se volvió a mover este mercado. Al final, toda esa sobreproducción que teníamos nos ayudó a que hubiera un importante encadenamiento y empezamos a ser protagonistas del abastecimiento de grandes industrias colombianas del sector de alimentos, que requerían alta producción de fresa”, apuntó Bermeo.

Irene Mejía hace parte del grupo de pequeños productores asociados a Fresota en el municipio de Sotará. | Foto: 1cero4

La producción

Fue así como Fresota inició un proceso de crecimiento en Sotará y gracias al trabajo cooperativo con aliados como la Fundación Mundo Mujer, construyó su planta industrial en la cabecera municipal de Paispamba (Sotará), dedicada a procesos de acopio, adecuación, transformación y logística de fresa. Esta planta genera empleo directo a 60 mujeres cabeza de hogar y beneficia a otras 150 familias vinculadas a procesos de siembra y cosecha de las frutas.

“El cultivo de la fresa nos ha servido para mejorar la calidad de vida, llevamos ya 12 años y gracias a esto mis hijos han podido ser educados. Desde hace tres años ya son ellos los encargados del cultivo porque mis condiciones no están para seguir trabajando. Pero esta organización ha generado varios proyectos de los cuales hemos sido beneficiados. Estas oportunidades han ayudado mucho a nuestro municipio y al Cauca”, expresó Irene Mejía, agricultora sotareña y asociada de Fresota.

Al igual que Irene, Juan Diego Tacue aseguró que ha encontrado en el cultivo de la fresa el sustento de su hogar y una mejor oportunidad de vida para su familia. “Llevo trabajando con la fresa unos 25 años y 20 de ellos han sido con Fresota. Esta labor es lo mejor que he podido hacer en la vida porque ha permitido el progreso de mis hijos y de mi familia”.

Actualmente, Fresota produce más de mil toneladas anuales de fresa y abastece en más de un 90 por ciento a grandes compañías como Alpina y Nutresa. “Desde el 2011 hemos mantenido unos niveles de 1.300 toneladas de fresa producidas al año. Nosotros abastecemos el suministro de Alpina, Grupo Nutresa, Cream Helado y algunas grandes superficies. Además, desde hace un par de años la cooperativa hace la transición a Fresota como una empresa más estructurada para poder darles inicio a procesos de comercialización de moras e incursionamos en el tema de la uchuva y el aguacate, apoyando a algunos productores también de la zona”, afirmó Didier Bermeo.

Cerca de 1.300 toneladas de fresa se producen en Sotará cada año. | Foto: 1cero4

Fresas de calidad

Según Bermeo, Sotará y el Cauca se han convertido en un referente a nivel nacional en la producción de fresa, gracias a unas condiciones especiales de esta tierra y a las cualidades de este fruto.

“Nuestras fresas son de las más grandes y frescas que puede haber en el mercado, son fresas que tienen una muy buena consistencia y sabor. Se han ganado un espacio importante en la industria por sus condiciones organolépticas de grados de maduración, dulzura y jugosidad que hacen que la fresa del Cauca represente un producto de origen. Además, identifican y representan a una comunidad y como tal el esfuerzo de mucha gente”.

Finalmente, otro valor agregado que tienen las fresas Sotará es el del despitonado, un proceso que realizan de forma artesanal las 60 mujeres que laboran en la planta de producción de Paispamba,; el cual consiste en remover manualmente la corona o pitón de la fruta.

“Desde hace nueve años soy despitonadora de Fresota. Este trabajo ha cambiado mi vida porque yo soy madre cabeza de familia, tengo a mi cargo tres hijos y esto nos ha beneficiado mucho económicamente, no solo a mi familia, sino a muchas de mis compañeras de aquí de Sotará”, manifestó Gladis Cecilia Méndez, trabajadora de planta.

“El despitonado es un proceso por el cual las compañías nos conocen y saben de nuestra fresa, y por su calidad. Por eso nos hemos ganado un buen nombre, pero eso se debe también al compromiso de estas señoras y de nuestros agricultores. Al final del día, ellos son las estrellas, pues sin ellos no podríamos hacer lo que hacemos”, concluyó el gerente de la entidad.