¿Por qué la diversidad e inclusión hace parte de la gran apuesta de USAID en el país?
ANU RAJARAMAN: Entendemos muy bien que dado el contexto hay muchas brechas entre las comunidades étnicas y otras comunidades. Cuando revisamos los indicadores de salud, agua, saneamiento, educación, pobreza y oportunidades económicas hay divisiones muy profundas. Además, de acuerdo con estadísticas recientes, al menos 20 por ciento de las víctimas del conflicto, es decir, cerca de 2 millones de personas, provienen de comunidades afrocolombianas e indígenas, cuyos derechos humanos están en riesgo. Esto, relacionado a otros indicadores socioeconómicos, hace que estas comunidades sean nuestra prioridad, y la diversidad y la inclusión el corazón de nuestra estrategia en el país.
¿Cuánto ha invertido USAID en Colombia para avanzar en este propósito?
A.R.: Cumplimos más de 20 años trabajando con comunidades afrocolombianas e indígenas en el país; y solo en los últimos 10 años hemos invertido más de 145 millones de dólares para apoyarlas y avanzar en la inclusión étnica. Si bien tenemos actividades dirigidas en su totalidad a la población étnica, financiamos más de 70 actividades que en su mayoría tienen un componente de inclusión en su enfoque. De hecho, nuestro programa de enfoque étnico en Colombia, es el único en el mundo dedicado ciento por ciento a población étnica, afro e indígena.
Para obtener resultados es fundamental el trabajo articulado con el sector público y privado. ¿Qué ha sido clave para sumar ambas voluntades?
A.R.: El trabajo colaborativo es fundamental para cumplir con nuestra misión de apoyar a la población colombiana y obtener resultados concretos. Las alianzas que hemos construido con el sector público, el empresarial y la sociedad civil en el país nos han permitido movilizar unos 428 millones de dólares. En dos décadas hemos trabajado, sin dificultad, con administraciones diferentes, con líderes distintos, porque tenemos el norte claro: apoyar a la sociedad para que pueda avanzar en el tema de paz. Contribuir con la implementación del acuerdo de Paz es nuestro objetivo principal, y el Capítulo Étnico es un componente central de ese acuerdo.
¿Qué logros destacaría en favor de la inclusión étnica?
A.R.: Son muchas áreas, pero, por ejemplo, como las comunidades carecen de oportunidades económicas y productivas, hemos trabajando para facilitarle el acceso al empleo formal a cerca de 14 mil individuos de origen étnico y hemos fortalecido los negocios de casi 10 mil hogares. Además, logramos impactar a más de 7.500 personas de estas comunidades fortaleciendo sus capacidades organizativas y de liderazgo, protegiendo su patrimonio cultural.
¿En qué consiste el rol que hoy desempeña USAID como líder de la cooperación internacional del Capítulo Étnico del Acuerdo del Paz?
A.R.: El año pasado, Estados Unidos firmó un compromiso con el gobierno colombiano, en un encuentro que contó con la participación del Secretario de Estado y la vicepresidenta Francia Márquez, en el que se constituyó como el primer acompañante Internacional del Capítulo Étnico del Acuerdo del Paz. Por eso hoy Estados Unidos lidera un grupo de cooperantes, enfocado en apoyar su implementación. Ya se han identificado más de 400 proyectos o actividades que pueden contribuir con ese objetivo. Además de la inversión directa que realizamos en el país en este sentido, coordinamos el apoyo de la comunidad Internacional, de muchas organizaciones, para maximizar el impacto colectivo.
¿Tienen priorizados algunos territorios para la ejecución de esos proyectos?
A.R.: Justo ahora estamos en un proceso de revisión con el gobierno colombiano para priorizar esos esfuerzos, las regiones geográficas donde se realizarán las intervenciones de las comunidades de este Capítulo Étnico. Sin embargo, en nuestra historia en el país, un componente muy fuerte de nuestra estrategia es profundizar y fortalecer nuestros vínculos con organizaciones locales. En el año 2020, USAID se asoció con cuatro organizaciones étnicas y destinó 10 millones de dólares para apoyarlas; y a través del Programa Juntanza Étnica estamos trabajando con 9 organizaciones étnicas afros e indígenas en 31 municipios de Colombia.
Su historia personal y profesional, como mujer de origen indú con un cargo representativo para la cooperación internacional de Estados Unidos, habla de la importancia y del impacto de crear condiciones favorables para el desarrollo de estos liderazgos…
A.R.: Yo soy un ejemplo de progreso, porque hace décadas era inimaginable que alguien como yo, hija de migrantes de la India a los Estados Unidos, alcanzara una posición como esta, y creo que se debe al resultado de mucho trabajo dentro de los EE.UU. para sensibilizar a la población y promover la inclusión en la sociedad, el sector público y empresarial, para crear un ambiente donde cualquier pueda avanzar con trabajo, indistintamente de su origen. Hoy como representante del gobierno de los EE.UU. en Colombia, he podido identificar algunas similitudes entre ambos países. Las dos sociedades tienen una historia de discriminación y racismo, con brechas profundas entre poblaciones distintas. Hay que reconocer que en EE.UU. hay mucho por hacer, pero hemos avanzando; igual que en Colombia, que, en este sentido, va en la dirección correcta. Hay que considerar que es un proceso que tomará años.
¿Cuál es el mayor desafìo?
A.R.: Para lograr el cambio, crear un mundo donde todos son respetados y romper los tipos de racismo, discriminación y desigualdad; se requiere del compromiso de todos los sectores de la sociedad: los individuos, las familias, los padres, los colegios, los empresarios, el gobierno; y a la par, de un importante trabajo de sensibilización.
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