La descentralización y la autonomía regional constituyen ejes fundamentales en la arquitectura del desarrollo económico y social de Colombia. A grandes rasgos, esta fue una de las principales conclusiones de la Cumbre de Gobernadores que se llevó a cabo en Cartagena.
Es por eso que este año, desde la presidencia de la Federación Nacional de Departamentos, proponemos un enfoque técnico y colaborativo que resalte la importancia de la sinergia entre el Gobierno nacional y las administraciones regionales, reconociendo la diversidad y riqueza de nuestros territorios como un activo estratégico para el desarrollo nacional.
Desde una perspectiva técnica, la descentralización implica la transferencia de autoridad, responsabilidad y recursos del gobierno central a entidades departamentales y locales, permitiendo una gestión más cercana y adaptada a las realidades y necesidades específicas de cada zona.
Esta aproximación fomenta un desarrollo más equitativo y eficiente, alineando las políticas y programas con las prioridades locales y regionales. Para Colombia, esto significa no sólo una distribución más justa de los recursos financieros, sino también un fortalecimiento de las capacidades institucionales a nivel local y departamental.
Un componente crítico en la implementación efectiva de la descentralización es el fortalecimiento de los mecanismos de coordinación y colaboración entre diferentes niveles de gobierno. Esto implica el desarrollo de plataformas de diálogo y cooperación que permitan una articulación efectiva de políticas públicas, garantizando que los esfuerzos nacionales complementen y potencien las iniciativas regionales.
Hay experiencias internacionales que han demostrado que una descentralización efectiva y bien planeada mejora la eficacia de la administración pública, incrementa la transparencia y la rendición de cuentas, y estimula la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones.
En este sentido, la promoción de un modelo descentralizado no solo es una cuestión de equidad y justicia social, sino una estrategia esencial para potenciar el crecimiento sostenible y la estabilidad democrática del país a largo plazo.
Además, es fundamental reconocer que la descentralización no sólo tiene implicaciones económicas y administrativas, también un profundo impacto social y cultural. Al promover la autonomía regional, se valorizan las identidades locales y se potencia la diversidad cultural como motor de desarrollo y cohesión nacional. Esto requiere de políticas públicas que no solo asignen recursos, sino que también promuevan la inclusión, el reconocimiento de las diferencias y la equidad.
En este contexto, el papel del Gobierno nacional es crucial para promover un marco regulatorio y de políticas que facilite la descentralización efectiva y equitativa. Esto incluye la provisión de asistencia técnica, el fortalecimiento de capacidades territoriales y el establecimiento de criterios claros y sostenidos en el tiempo para la distribución de recursos. Así mismo, es esencial impulsar reformas que promuevan una mayor autonomía fiscal y administrativa a nivel subnacional, permitiendo una gestión más ágil y adaptativa de los recursos y desafíos específicos de cada región.
Es por eso que desde la Federación de Departamentos vemos con esperanza que el señor presidente Gustavo Petro haya acogido, en el marco de la Cumbre de Gobernadores, la iniciativa que tuvimos como regiones de presentar este mismo año la reforma al Sistema General de Participaciones.
Si lo logramos, estamos seguros que, a través de una colaboración efectiva entre el Gobierno nacional y las entidades territoriales, alcanzaremos un país más equitativo, resiliente y próspero, donde cada región contribuirá plenamente y desde su propia riqueza y particularidad a nuestro proyecto nacional común y al fortalecimiento de la democracia y la gobernanza.
*Gobernador de Boyacá y presidente de la Federación Nacional de Departamentos