La emergencia sanitaria, la digitalización de las actividades debido a la pandemia, el paro nacional y el cambio climático generaron transformaciones profundas en el contexto colombiano. Entre ellas, un renovado interés por el bienestar personal y empresarial, que se ha visto reflejado en un crecimiento del mercado de seguros.
Así, está demostrada la existencia de nuevas necesidades enfocadas en evitar impactos negativos sobre propiedades e ingresos. Estas a su vez han generado nuevos retos.
En el hogar
La aparición del covid-19 se tradujo, principalmente, en un creciente interés por las pólizas de seguros en sectores que no estaban tan desarrollados. Esto generó retos para la industria, teniendo en cuenta al incremento en las muertes y las incapacidades que a su vez implicaron retrasos en las respuestas ante reclamaciones.
Lo mismo sucedió con los reaseguradores, quienes experimentaron altos niveles de incertidumbre que llevaron a cambios en políticas internas sobre el apetito de riesgo, debido a los resultados negativos en países como Ecuador, México, Perú y con un poco de retraso Colombia.
Luego de las pérdidas generadas por la alta absorción de siniestralidad, los precios de las coberturas de reaseguramiento, que suelen cubrir casos de severidad en el país, crecieron entre un 5 y 50 por ciento en el último año.
En la oficina
En el mundo laboral se vivió una realidad similar. Los primeros meses de pandemia provocaron un repunte en los índices de desempleo, redundando en una baja de las primas de seguros y en una reducción de los ingresos de las Administradoras de Riesgos Profesionales.
Los sectores en donde esto se evidenció con mayor claridad fueron los de transporte, petróleos, minería y grandes superficies, que a su vez registraron una menor frecuencia y severidad en accidentes y enfermedades laborales.
“Los reaseguradores tuvieron que subir sus tarifas entre un 10 y un 40 por ciento, montos que siguen viéndose impulsados por factores de incertidumbre como las nuevas variantes del covid-19 y la efectividad de la vacuna en el largo plazo”, dijo Alejandro Gregory, CEO de la región Andina (Colombia, Ecuador Perú y Venezuela) de Aon Reaseguros.
Agregando que “a pesar de lo anterior, todo indica que la reactivación económica traerá crecimiento en términos de seguridad social y, por tanto, índices positivos de cotizaciones salariales”.
El escenario digital
La temporada de confinamiento durante la pandemia del covid-19 obligó a empresarios y trabajadores a volcarse hacia el mundo digital para mantener el desarrollo del aparato productivo.
A raíz de ello, nacieron nuevas prioridades enfocadas a los servicios financieros digitales - en Colombia, hay por lo menos 300 empresas Fintech que generan unos 9.000 empleos directos -, pero también hacia la ciberseguridad y la protección de datos personales.
En este contexto, hubo una mayor preocupación por el aumento de ataques por ransomware, un programa malicioso diseñado para restringir el acceso a determinadas partes o archivos de un sistema operativo hasta que no se pague un rescate. Es un delito que ha crecido 311 por ciento entre 2019 y 2021, tiempo durante el cual pasó de afectar principalmente a entidades financieras, hospitales e instituciones educativas, a perjudicar a sectores como el energético, petrolero y manufacturero.
“La respuesta del sector asegurador ha sido directa: articular capacidades regionales y globales para desarrollar herramientas de cobertura para todas las actividades económicas por medio de un proceso de análisis más riguroso”, señaló Mauricio Acosta, Head Colombia de Aon.
“Se trata, prácticamente, de la actualización de los gestores de riesgo: buscar nuevas formas de mitigar los riesgos emergentes o cambiantes de los clientes, incluso en situaciones de total volatilidad como lo fue el covic-19″, agregó Acosta.
El país bloqueado
Finalmente, producto de las movilizaciones sociales y bloqueos a lo largo de las vías en el territorio nacional, se incrementó la preocupación de los empresarios frente a la continuidad de la operación de sus negocios y el desarrollo normal de su cadena productiva.
Estos riesgos, explica Edgar Forero, Chief Broking Officer Colombia de Aon, “no son asegurables en su totalidad, lo cual implica que la identificación de los métodos de minimizar, atenuar y transferir las posibles pérdidas de ingresos y utilidades a causa de este tipo de eventos deberán hacerse por medio de la consultoría en riesgos”.
O, en su defecto, agrega, “procurar en el mercado asegurador internacional, soluciones para afrontar la violencia política, las fallas en la cadena de suministro, y demás afectaciones que no tienen que ver directamente con daños materiales a los bienes”,
Ese sector, cuenta con capacidades cercanas a los 3 billones de dólares, con plazos de cobertura hasta por 20 años, que se concentran principalmente en organizaciones con operaciones transfronterizas o que tienen accionistas mayoritarios internacionales.
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*Contenido en colaboración con AON.
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