¿Cómo están hoy los páramos en Colombia?
HERNANDO GARCÍA MARTÍNEZ: Los páramos son un ecosistema muy singular y definitivamente de alta sensibilidad. Tenemos cerca de 3 millones de hectáreas que corresponden a páramos (menos del 3 por ciento del total del territorio nacional), distribuidos en las cordilleras. El 84 por ciento está bajo coberturas naturales, es decir, que probablemente es uno de los biomas que tienen mejor nivel de conservación en el país. Los mejor conservados están en la cordillera Occidental mientras que los que tienen mayor nivel de transformación están en la cordillera Oriental. El 51 por ciento de esas 3 millones de hectáreas están bajo alguna figura de protección, el 33 por ciento en parques nacionales naturales, pero también hay algunos con reservas de la sociedad civil o manejados por las Corporaciones Autónomas Regionales.
¿Cuál es el mayor desafío para garantizar su conservación?
H.G.M.: Los desafíos no son estándares, varían de acuerdo con las territorialidades del páramo. No es lo mismo en los páramos donde hay presencia de pueblos indígenas, quienes tienen una relación de culto sagrado con el páramo, o donde hay asentamientos de comunidades negras y afrocolombiana, que son conscientes de su relación con el agua. Por ello, hay que dar un manejo diferencial a cada caso. Lo que sí podemos es trabajar por su conservación y sostenibilidad; encontrar un punto de equilibrio para que el páramo pueda mantenerse en su condición de protector de la vida, de una biodiversidad única y del agua, pero también para que quienes han ocupado y vivido históricamente en esos territorios, puedan permanecer con sistemas de producción.
¿Por qué son tan importantes para la biodiversidad?
H.G.M.: Los páramos son algo así como un sistema de islas en la alta montaña, aislados y con una diversidad impresionante. En apenas tres millones hectáreas se pueden encontrar más de 4.000 especies de plantas, más de lo que puede tener un país europeo. Esto es realmente extraño, pues en el planeta, a medida que vas subiendo la montaña, la diversidad va bajando, pero no en los páramos, allí hay una explosión de vida y muchas de esas especies son únicas, endémicas. El oso andino encuentra en estas altas montañas su hogar, también el cóndor o el colibrí barbudito. Son muchas las historias de biodiversidad que encontramos en esos territorios que reflejan su carácter único, su singularidad ecológica y la irreemplazabilidad del sistema.
¿Cómo los ha afectado el cambio climático?
H.G.M.: Muchas especies, buscando más agua, menos calor, empiezan a desplazarse hacia partes más altas, pero las que están en el páramo no tienen para dónde, porque su lugar es la cumbre. El aumento de temperaturas se siente más en los páramos y muchas especies no alcanzan a adaptarse a esos cambios, entonces las plantas y animales endémicos están en grave riesgo de perder sus condiciones óptimas de hábitat. También se ha generado la llegada de plagas y se aumentan las posibilidades de incendios y la llegada de especies no nativas invasoras. Pero los páramos también son parte de la solución ante esa amenaza del cambio climático, son garantía de seguir teniendo agua pese a la sequía.
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