Para Giancarlo Hincapié, embajador de la Industria Licorera de Caldas, la gota más añeja es la que le da la edad al ron, contrario a lo que sucede con el whisky, donde es la gota más joven la que le da la edad a este licor.
Si de hablar de ron colombiano se trata, el Ron Viejo de Caldas tiene que aparecer en la conversación. Su receta fue creada hace cerca de 100 años en tierras cafeteras. En 1928 el cubano de origen catalán, Ramón Badía, creó la icónica fórmula.
Desde entonces este ron se ha preparado con gran celo. Su añejamiento se realiza a más de 2.200 metros de altura en roble blanco colombiano, una madera propia de los Andes. Al respecto, Orlando de Jesús Duque, maestro ronero, asegura que “ese es un roble que no se produce en las zonas altas de región Andina y eso caracteriza al Ron Viejo de Caldas. Ninguna otra empresa maneja ese tipo de madera. El roble blanco es el alma de esto, el añejamiento es el punto central del ron, si no hay añejamiento no se puede hablar de ron.”
El maestro ronero asegura también que “entre más añejado está el ron, más se notan las ‘piernas’, refiriéndose a las películas de líquido que quedan adheridas a la copa de cata luego de agitar el ron. “Si es un producto que no fue añejado no se forman. Esa es una manera de ir distinguiendo un producto bueno de uno regular a malo”, termina Duque.
El aroma dulce, acaramelado y afrutado son “aromas muy especiales que tiene el Ron Viejo de Caldas. Es muy característico y típico nuestro. No lo vas a encontrar en ninguna otra parte ni en otro ron, es el olor único de la madera tostada”, señala Orlando de Jesús Duque mientras degusta y olfatea una copa del ron más icónico de Colombia.
*Contenido elaborado con apoyo de la Industria Licorera de Caldas.