Las líneas aéreas que operan bajo el modelo low cost son menos nuevas de lo que la gente conoce. La pandemia les dio tal impulso que hoy marcan tendencia en la industria. Su crecimiento ha contribuido considerablemente a que viajar sea más accesible y, en consecuencia, a la recuperación del sector, tan golpeado por las restricciones de la crisis sanitaria.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) explica que en Colombia, como ocurre en la mayoría de los países de América Latina, el porcentaje de la población que utiliza el avión como forma de transporte es muy bajo; y las aerolíneas low cost –al igual que las tradicionales, las híbridas, chárter y los taxis aéreos– juegan un papel importante a la hora de ofrecer opciones y de hacer de la aviación una forma de transporte atractiva y asequible.
Contribuir con tarifas más competitivas ha sido uno de los mayores logros de estas compañías que revolucionan la industria. Ahora son receptoras del mercado que, hasta hace poco, concentraban grandes aerolíneas, más conocidas como legacy. El impacto es tal que Avianca pactó con competidores, como Viva y Gol, para hacerle frente al nuevo esquema, a través de la creación de un holding regional denominado Grupo Abra. En ocasiones, los precios de los tiquetes llegan a ser tan bajos que de una ciudad a otra, por muy poco, resulta mejor volar que tomar un transporte terrestre.
En el país, las low cost operan desde 11 países y 19 ciudades internacionales, y conectan con siete destinos en Colombia, a través de 52 rutas aéreas, de acuerdo con datos de ProColombia. Su presidenta, Flavia Santoro, explica que de las 35 nuevas rutas que se sumaron a la operación aérea del país, 20 son operadas por aerolíneas de bajo costo, entre ellas Wingo, JetSmart, SkyAirline, Viva Aerobus, Volaris y Ultra Air, y próximamente la española Plus Ultra.
Ahora bien, estas compañías coinciden en que educar a los pasajeros sobre cómo viajar en una línea económica es uno de los grandes desafíos. William Shaw, el socio fundador de Ultra Air, explica que el peso en los aviones obliga a gastar mucho más combustible, “por lo tanto, si una persona quiere llevar varias maletas, debe pagar por ese servicio”. También si quiere elegir el asiento o requiere, por ejemplo, un espacio adicional. Lo beneficioso del modelo es que existen alternativas para obtener una mejor tarifa; y mejor aún, no se está en la obligación de pagar por un servicio que no se va a utilizar, como ocurría anteriormente.
Para Pablo Madriñán, vicepresidente comercial de Viva, es importante que la gente sepa que paga por lo que realmente necesita, “y no como dicen algunos, que low cost significa gastar menos por un servicio de dudosa calidad”, precisa. Además, está convencido de que este es un modelo que prevalecerá en el tiempo “debido a que integra una estructura de eficiencias superior a la de las aerolíneas convencionales”.
Lea también: Recuperar la conectividad aérea ha sido una prioridad para la reactivación económica
Le puede interesar: La nuevas rutas que facilitarán la conectividad aérea con Capurganá y Bahía Solano