El 15 de septiembre de 2023 falleció Fernando Botero Angulo, uno de los artistas, pintores y escultores más reconocidos de la historia del arte colombiano. El volumen exuberante de sus pinturas, la aversión a la abstracción y la influencia de corrientes como el muralismo mexicano —un movimiento artístico que rescató la identidad nacional— transformaron su obra en un viento rebelde del arte moderno.
Mientras los demás artistas se aproximaban a vanguardias como el surrealismo o el expresionismo abstracto, Botero volteó la mirada, contempló el pasado y eligió la pintura clásica como la técnica más propicia para volcar su obra. Ausente de contrastes exagerados, desbordada de nitidez. Y pintó la Mona Lisa a los 12 años (1959), Obispos muertos (1961), Una familia (1989) o La muerte de Pablo Escobar (1999).
Sin embargo, antes de que Botero fuera reconocido por hacer del volumen de los cuerpos un distintivo de sus pinturas y esculturas, el artista hizo otras cosas. Inimaginables, absurdas.
“Botero cambia constantemente. Cuando se revisan las pinturas de su juventud, se encuentra a un artista expresionista, experimental. De pronto, a partir de cierto momento empieza a cerrar las paletas, los brochazos, y comienza a trabajar como un artista clásico. Él llegó a la conclusión de que la vanguardia más grande que podía seguir era pintar como un artista clásico. Mirando al pasado”, aseguró Christian Padilla, curador de arte.
Desde el 15 de septiembre, el Museo Nacional de Colombia, el Museo Botero, el Museo de Antioquia y la Sala de Arte de Bancolombia le rendirán un homenaje al artista colombiano Fernando Botero y a su legado, con una serie de actividades que incluyen visitas guiadas, talleres y espacios interactivos para todos los públicos. La programación se extenderá hasta finales del mes.
“Entre las actividades destacadas que cada institución desarrollará se encuentra una visita guiada a ocho manos, en la cual las cuatro colecciones se unirán para ofrecer un recorrido especial por las obras del maestro. Este recorrido le permitirá a los visitantes explorar las distintas facetas de Botero, desde sus primeras incursiones artísticas hasta las piezas que definen su legado”, explicaron desde el Museo Nacional de Colombia.
Antes del volumen
Padilla fue el primer curador que presentó en Colombia un análisis disímil sobre la obra de Botero. En su exposición “El Joven Maestro. Botero, obra temprana (1948 - 1963)”, que se presentó en el Museo Nacional de Colombia en 2018, Padilla hizo un recuento de las obras que ayudaron a definir la técnica más representativa de Botero: el volumen. En otras palabras, respondió a la pregunta de cómo Botero se convirtió en Botero.
“Botero fue un artista bastante longevo y cuando un artista vive 91 años son muchas las generaciones que lo ven. Las últimas tenían un estigma con su obra, porque pensaban que era repetitivo, que hacía siempre las mismas cosas. Y esa era solo una parte de su producción”, señaló Padilla.
“Desde muy corta edad, Botero asimiló influencias tan disímiles como el arte del renacimiento que conoció en Italia y la obra de muralistas antioqueños como Pedro Nel Gómez e Ignacio Gómez Jaramillo. También se acercó al arte del muralismo mexicano y, después, al expresionismo abstracto y al arte pop de Nueva York. Incluso en Colombia retomó el arte prehispánico y el arte popular”, agregó el curador.
Y así se fue gestando el estilo inconfundible de este artista nacido en Medellín. “Son todas estas investigaciones las que asimila y recopila en su obra. Cuando tiene 28 años, Botero ya tiene un estilo definido. Es ahí donde radica su genialidad: conseguir un estilo propio cuando se es tan joven. Hay artistas que pasan toda su vida buscando algo original para proponer y no lo encuentran”, añadió.
La influencia del muralismo mexicano, sin embargo, siempre estuvo presente en la línea artística de Botero. Una pasión por vincular al hombre popular al arte y no solo a la burguesía. Temas como el hombre campesino, el arraigo a la tierra, el orgullo por la tradición y “la antioqueñidad” son algunos puntos sobresalientes en su obra.
“El pecado que muchos le atacan a Botero es que encontró su estilo muy joven y, por lo tanto, creen que Botero se repetía. A mí me parece que él encontró las pistas de su estilo y siempre fue indagando más allá. Él se convirtió en escultor a los 40 años y siguió experimentando y buscando nuevas formas de expresión”, apuntó Padilla.
El sábado 28 de septiembre, Padilla realizará un recorrido guiado por la Sala de Arte Bancolombia, el Museo Nacional de Colombia y el Museo Botero. La jornada se llamará “Maratón Botero” y busca explorar las distintas etapas y temáticas del artista paisa.