La salsa cobra vida en uno de los barrios populares más icónicos de Cali. Con más de 104 años de historia, el Obrero reúne la identidad y cultura salsera de los caleños en sus diferentes establecimientos que dinamizan la vida nocturna, entre ellos, Chorrito Antillano, La Matraca, La Nelly Teka y el Museo de la Salsa.
Aunque este barrio es el hogar de un importante legado músical para la capital del Valle, también ha sido escenario de diferentes problemáticas como el microtráfico, inseguridad, robos a infraestructura pública y prostitución; que no solo afectan a los habitantes del sector, también golpean con fuerza al turismo.
Resignificar este espacio fue uno de los grandes retos con los que se encontró la alcaldía de Alejandro Éder. De acuerdo con el mandatario, uno de sus objetivos es la intervención urbanística del Obrero para poner en marcha “La Ruta de la Salsa”.
La transformación del espacio público del barrio es una de las propuestas de la administración de Éder, quien aseguró que muchos reconocen este lugar como “la capital de Cali”.
“El Barrio Obrero es uno de los barrios insignia de Cali. Es, además, el corazón de la cultura salsera de Cali. Estamos haciendo una inversión para recuperar su infraestructura, por ejemplo, varias calles van a ser semipeatonalizadas”, dijo el mandatario, destacando que adicionalmente busca apoyar a pequeños empresarios y negocios culturales que hacen parte del sector.
La inversión
“Nosotros queremos que llegue a la ciudad cualquier persona que quiera conocer algo distinto. Cali es la última frontera del turismo si miramos todas las grandes ciudades. Queremos traer turistas que quieran llegar a nuestra ciudad para conocer nuestra cultura”, contó Éder.
Para lograrlo, el alcalde señaló que la inversión para transformar este sector de la ciudad alcanza los 20.000 millones de pesos. Esta incluye la recuperación de las vías, espacio público y la promoción alrededor de las discotecas en el Obrero. Para Éder, este sector tiene un profundo potencial para incentivar la llegada de nuevos turistas.
“Al invertir en el barrio queremos generar un efecto muy similar a lo que pasó en el centro de Cartagena, especialmente, en Getsemaní. Lo que no queremos es que se gentrifique el barrio. La belleza del barrio es la cultura que está ahí”, añadió el alcalde.
Finalmente, advirtió que todo esto no será posible si no hay seguridad para los visitantes, por eso junto a las autoridades de policía ha “buscado quitar el espacio que los ilegales han ganado”.