La historia de Mochileros x Colombia comenzó a escribirse en el 2019. Este proyecto que nació como un colectivo universitario terminó convirtiéndose en un poderoso  emprendimiento social conformado por jóvenes de Bogotá y Medellín, entre los 22 y 28 años, con formaciones académicas distintas. Su principal objetivo es desarrollar junto a las comunidades indígenas, afro y campesinas el turismo comunitario a lo largo y ancho del territorio nacional.

Para llegar a los sitios más distantes y menos publicitados de Colombia, el primer paso consiste en que uno de los 12 mochileros que conforman el grupo realice un viaje de exploración. Las comunidades participan del proceso y luego comparten experiencias para crear en conjunto la propuesta de la que podrán disfrutar los turistas. La idea, explica Rodrigo Sandoval, director de la iniciativa, es que “las comunidades se apropien del proyecto y se vuelvan autogestoras”.

Mochileros x Colombia nació el último día de un viaje, a la luz de una fogata en Quibdó. Habían hecho un círculo para compartir sus percepciones de los ocho días que recorrieron la capital del Chocó. “Usualmente nos venden esta ciudad como un lugar que no es turístico, pero aquí conviven más de cinco etnias indígenas junto a comunidades afro y mestizas; todos en el mismo territorio. Así que la riqueza cultural es muy grande”, explica Sandoval.

Regresaron en marzo 2019, esta vez con 40 personas que se animaron a participar de su primera travesía. La mayoría eran estudiantes interesados en conocer Quibdó. Al igual que esta ciudad, advierte Sandoval, hay muchos destinos de Colombia que generan curiosidad en la gente, pero no hay claridad de cómo acercarse a ellos.

Su debut fue algo caótico y a su vez exitoso, recuerda. “Con la comunidad del barrio Obrero y los turistas pintamos en un día 20 casas”. Cada vez que regresan realizan actividades nuevas: etnografías, pintar un mural, talleres de identificación de necesidades en las  comunidades, promover espacios de intercambio cultural con los niños, niñas y jóvenes de la ciudad, entre muchas otras.

Con el tiempo empezaron a tener conciencia de que el turismo comunitario les permitía contribuir a transformar los imaginarios que se construyen sobre los territorios a partir de las noticias y de informaciones generales. Esto los motivó a ampliar su oferta de viajes a la Amazonia, Bahía Solano, La Guajira y Nuquí. “En el Parque Natural los Flamencos, donde trabajamos con la comunidad indígena Wayúu, la experiencia de ver el amanecer junto a una de las lagunas que se llena de flamencos es absolutamente mágica y de mucha paz”, recuerda Sandoval.

Viaje en canoa por el Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos, en el que los viajeros aprenden sobre la cosmogonía Wayúu y el uso de plantas ancestrales. | Foto: Cortesía: Mochileros x Colombia

Carolina López fue una de las turistas que participó del último viaje de Mochileros x Colombia a Bahía Solano, el pasado mes de abril. Todavía recuerda con emoción y un dejo de nostalgia los atardeceres y recorridos nocturnos por la playa. “Nunca había visto tantas estrellas en mi vida” y muestra una foto como evidencia. “En la vida real es todavía mejor”.

Aunque desde que se agudizó la pandemia no han realizado nuevos recorridos, comenzaron acercamientos y diálogos con dos comunidades en la Sierra Nevada de Santa Marta, campesinos de Gachalá y recientemente con un grupo de reinsertados de las Farc, en San Vicente del Caguán.

Adicionalmente crearon Mochileros Labs, una metodología de cinco etapas que contempla el uso de diferentes herramientas para que las comunidades puedan aplicar de acuerdo a sus necesidades. “Es un espacio de diálogo y aprendizaje donde buscamos activar la economía comunitaria por medio de procesos de creación de entornos para proyectos productivos de turismo y cultura”, explica Sandoval.

A la fecha, este proyecto de turismo comunitario ha llevado 150 viajeros a tres departamentos, 10 municipios y 14 comunidades. “En cada uno de los destinos hay algo diferente que mostrar, es único. Estamos convencidos de que el turismo comunitario realmente impacta y cambia a las comunidades”, concluye Sandoval.