Más de 1.300 mujeres que viven en la Sierra Nevada de Santa Marta, Tolima, Santander, Amazonas, Chocó y Cauca han encontrado oportunidades económicas ambientalmente sostenibles que incentivan a que las personas de las comunidades se alejen de prácticas como la tala de árboles, la ganadería y la caza. Esta estrategia hace parte de ‘Mujeres por la Conservación’, que empezó como un programa de la Fundación ProAves en el 2004 y ahora es una fundación que además de brindar educación en oportunidades laborales, empodera a las mujeres en temas como conservación, planificación familiar y acceso a la salud.

Para Isabella Cortés, vicepresidenta de Mujeres por la Conservación, uno no tiene que ser experto o biólogo para ser conservacionista. “Yo argumento que los niños y las mujeres del campo tienen más experiencia que muchos científicos porque vivir en el campo es su día a día”, agrega. Por esta razón, la fundación decidió involucrar a mujeres de comunidades rurales que rodean siete reservas naturales en el país, y que dependen de los recursos naturales para sobrevivir. Durante años de trabajo han logrado empoderarse económicamente de manera sostenible, creando microempresas ecológicas.

En Santander capacitaron mujeres de cinco pueblos que viven a los alrededores de la Reserva Natural Paujil, para que utilicen de manera sostenible los recursos naturales. Ahora crean joyas y accesorios a partir de semillas y nueces de tagua. Por medio del trabajo en conjunto se ha logrado disminuir la caza del paujil, incrementar el ecoturismo y las actividades económicas de la zona. Para visibilizar estas iniciativas y apoyar económicamente a las mujeres, los productos se ofrecen en las tiendas de las reservas naturales. También se han exhibido en tiendas sostenibles extranjeras, como la de The Eden Project, en Cornwall, Inglaterra.

Además de crear artesanías, desarrollaron otras iniciativas como capacitaciones sobre el uso de estufas de bajo consumo para reducir la necesidad de cocinar con leña y evitar la deforestación; y talleres de salud reproductiva. Todo se hace en beneficio de las mujeres, de sus familias y del impacto ambiental.

En la Reserva Natural El Dorado, en la Sierra Nevada de Santa Marta, desde hace dos años se realiza una campaña de educación sexual y planificación familiar. Kelly Julio, quien hace parte del corregimiento de Minca, opina que el trabajo de Mujeres por la Conservación ha sido un apoyo muy importante. “En la comunidad hay niñas que desde los 13 o 15 años ya están embarazadas y dejan sus estudios. Además, nos han entrenado a nosotras y a los niños con clases de inglés, clases de cocina, pintura y arte”, cuenta.

Este año, por ejemplo, en El Dorado capacitaron a mujeres en técnicas, recetas de comida y servicio con productos cultivados por ellas, con el apoyo de un chef profesional. Una de las apuestas de Mujeres por la Conservación es involucrar a las mujeres y a las comunidades en los procesos de conservación, de empoderamiento y de desarrollo sostenible. Así como tienen varios proyectos en las reservas Paujil y El Dorado, también están presentes en El Jaguar y Águila Arpía, en el Amazonas; Loros Andinos, Tolima; Reinita Cielo Azul, Santander; Tangaras, Chocó, y Ranita Terribiliis, en el Cauca. “Creemos en empoderar a las mujeres y crear oportunidades para que todos prosperen. Nos sentimos orgullosos de apoyarlas mujeres y de proteger la naturaleza”, concluye Cortés.