La Universidad Cooperativa está celebrando 65 años. ¿Cómo ha evolucionado la institución a lo largo de este tiempo para adaptarse a los cambios en la educación?
MARITZA RONDÓN RANGEL: Nuestro proyecto educativo tiene un carácter social muy fuerte. Nuestro ADN es la solidaridad, somos una institución que apoya al sector de la economía social y solidaria, pues estamos en 19 ciudades, tenemos un sistema multicampus y cerca de 40.000 estudiantes, de los cuales el 90 por ciento pertenecen a los estratos 1, 2 y 3. Los alumnos vienen, más o menos, de 820 municipios, de regiones vulnerables, por lo que el proyecto tiene un impacto y una responsabilidad social muy grande. Aunque trabajamos para la investigación, somos primordialmente profesionalizantes. Tenemos la convicción de que la responsabilidad social de la universidad es darle la oportunidad a estos estudiantes de los estratos menos favorecidos del país y a las poblaciones más vulnerables.
La pandemia demostró la importancia de la virtualidad y de la educación a distancia. ¿Qué lecciones les dejó esta experiencia?
M.R.R.: Afortunadamente en los últimos 10 años veníamos generando un ecosistema digital para que estuviera al servicio de nuestro proyecto educativo institucional. En la pandemia, en ocho días, los 40.000 estudiantes estuvieron todos en un ambiente virtual. Esa experiencia nos enseñó varias cosas. La más importante es que debemos conocer los 360 grados de nuestros estudiantes y profesores. Además, la experiencia que está viviendo el mundo es migrar de esa modalidad presencial o virtual a una modalidad híbrida, en donde el que decide qué aprende y cómo lo aprende es el estudiante. Tenemos que llegar a ese punto y dejar de lado los modelos tan rígidos que teníamos antes.
Hoy el mundo vive un auge de la Inteligencia Artificial, ¿cómo cree que la educación se puede apoyar en estas herramientas y cuáles son los riesgos?
M.R.R.: Las tecnologías son oportunidades. Entendemos que las tecnologías son un laboratorio, un aula o una biblioteca, pues es un recurso más para el aprendizaje. No deberíamos tener temor, lo que sí debemos hacer es reflexionar sobre este recurso desde lo pedagógico, pensar cómo va a facilitar el aprendizaje del estudiante y cómo le va a ayudar al profesor. Yo personalmente creo que la Inteligencia Artificial no va a ser un enemigo de la calidad de la educación. No se trata de combatir el uso de herramientas como ChatGPT sino de involucrarlas en el proceso de enseñanza. La recomendación es que no salgamos a improvisar con estas tecnologías sino que tengamos un tiempo de reflexión desde lo pedagógico.
¿De qué manera están impulsando el emprendimiento y la innovación entre sus estudiantes?
M.R.R.: El emprendimiento no lo entendemos solamente como la capacidad de hacer empresa, es una competencia mucho más transversal. No pretendemos que todos los estudiantes sean emprendedores o que hagan empresa pero sí queremos que todos tengan una cultura de competencias de emprendimiento como trabajo en equipo, resiliencia y empatía.
Otra de las apuestas de la universidad es impulsar la equidad de género y la inclusión…
M.R.R.: Hace más o menos unos siete años venimos trabajando todo el tema de equidad de género. Somos la única institución de educación superior en Colombia que tiene el sello Equipares Oro y también participamos en el ranking PAR de Aequales. El gran aprendizaje para nosotros es que no basta tener políticas, procesos y certificaciones, lo importante es que se viva en la cultura. A nivel directivo queremos hacer conciencia en las mujeres para que rompan esos techos de cristal, porque también nos estamos dando cuenta de que muchas veces son imaginarios, por eso tenemos que reforzar mucho más la confianza de la mujer.
La universidad tiene la primera cátedra de Economía Social y Solidaria del mundo, ¿cuál ha sido el impacto de este espacio?
M.R.R.: Ha sido un esfuerzo permanente de la Universidad Cooperativa de Colombia. Duramos cuatro años en el proceso de convencer a nuestros aliados y a los fundadores de entregar un plan de trabajo porque muchas veces la gente cree que que tener una cátedra es un espacio, pero acá lo que queremos hacer es involucrar a los diferentes sectores, no solamente trabajar con el sector sino con todos los sectores económicos y con universidades. Queremos, sobre todo, poner esto a la disposición de los estudiantes que tienen esa sensibilidad por la economía social y solidaria.