En la región nororiental se sentaron las bases de la economía de Colombia. Entre el 6 de mayo y el 14 de octubre de 1821, Cúcuta fue epicentro de la elaboración de la primera Constitución Política que marcó los derroteros de la nación, incluyendo su actividad productiva. Asuntos como la creación de la Secretaría de Hacienda, el fomento de la agricultura, el comercio y todas las ramas de la industria, así como la fijación de las reglas tributarias, fueron incluidos en la carta magna y sintetizan el primer antecedente de la incidencia de Norte de Santander en la economía nacional.
Sin embargo, en términos prácticos el aporte tangible más relevante de este departamento en este aspecto se produjo hasta mediados de la primera década del presente siglo, cuando tuvo un papel clave en el comercio exterior del país. Al respecto, Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), puntualizó que a partir de 2006 las exportaciones de Cúcuta y el departamento crecieron a un ritmo acelerado, lo que motivó un auge comercial histórico entre Colombia y Venezuela. “La columna vertebral de la economía nortesantandereana es el comercio de bienes y servicios con ese país”, precisó.
De acuerdo con el dirigente gremial, el valor total de las ventas externas del departamento creció a un promedio anual de 36 por ciento durante esa década, lo que trajo como consecuencia que en 2009 Norte de Santander se convirtiera en la octava unidad territorial del país por número de exportaciones. Sin embargo, a partir de este hito comenzó una etapa de declive por factores relacionados con el conflicto diplomático binacional. “El punto crítico llegó en 2016, tras el cierre de la frontera en 2015; que dio origen a una caída en el comercio binacional, y generó problemas de contrabando, seguridad y choques importantes en el mercado laboral, especialmente en Cúcuta”, explicó.
Este proceso se vio reflejado en las cifras de crecimiento de la economía departamental, según el Dane. Luego de registrar variaciones positivas de 11,6 por ciento en 2006, 7,6 por ciento en 2007 y 6,5 por ciento en 2008, cayó hasta llegar a -0,8 por ciento en 2017, Más adelante, después de la pandemia, su economía se contrajo -5,5 por ciento. Pero nuevamente entre 2021 y 2022 registró crecimientos del 11 y 7,4 por ciento, respectivamente. En valores absolutos, la sumatoria actual de toda la actividad productiva nortesantandereana asciende a 23,05 billones de pesos. Es decir, que tiene una participación del 1,6 por ciento en la economía del país.
Gustavo Junca, jefe de la Oficina de Estudios Económicos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, señaló al comercio exterior como uno de los principales factores que jalonan el crecimiento de la economía nortesantandereana. En este sentido, identificó como los principales rubros y destinos de las ventas externas las hullas de carbón hacia Polonia, debido a la guerra en Ucrania, y los productos industriales y agroindustriales hacia Venezuela. De hecho, las hullas son el producto con mayor participación en la dinámica exportadora (59,9 por ciento), seguido por los coques y semicoques (38,2 por ciento).
“Definitivamente, una parte muy importante es la reactivación de las exportaciones a partir de la apertura de la frontera. Si bien no ha sido tan rápido como quisiéramos por temas de logística en ambos lados, la balanza comercial es positiva con Venezuela”, explicó.
Canasta diversificada
Durante el primer semestre de 2023 Norte de Santander lideró la lista de departamentos con mayor crecimiento de exportaciones no minero energéticas, con una variación positiva cercana al 67 por ciento, con respecto al mismo periodo de 2022, luego de que la región pasara de exportar 27 millones de dólares entre enero y mayo de 2022 a 45 millones este año. Según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el país vecino representó el 55,3 por ciento de sus exportaciones no mineras.
Como parte de este desempeño, el departamento también reportó el mayor crecimiento de exportaciones no minero energéticas hacia Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Dane y la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham). Las ventas alcanzaron los 6 millones de dólares, que representan un incremento de cerca del 130 por ciento, en comparación con el mismo período de 2022, cuando fueron de 6 millones de dólares.
Los productos que más se exportaron fueron café sin tostar ni descafeinar, harina de maíz, de origen animal, partes para máquinas de perforación, placas y baldosas de cerámica para pavimentación, entre otros.
Crecimiento industrial
De acuerdo con Sharyn Hernández Fuentes, decana de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad Libre, seccional Cúcuta, “Norte de Santander actualmente se encuentra con una economía que tiene como principales sectores de aporte al PIB el sector público y defensa con 21,6 por ciento, comercio hoteles y reparaciones con 19,3 por ciento; agricultura, ganadería y pesca con 11,8 por ciento, y actividades inmobiliarias con 6,9 por ciento”, señaló.
La académica indicó que el crecimiento industrial local se apalanca en actividades como la cerámica, arcilla, calzado y marroquinería. “El departamento tiene una tendencia creciente en las actividades del sector terciario, y se concentran principalmente en Cúcuta, Pamplona y Ocaña, y las actividades de extracción en la zona del Catatumbo”, agregó.
En términos de generación de empleo, Fuentes explicó que el sector de comercio y reparación de vehículos es el mayor generador con 27,3 por ciento del total de ocupados, seguido de la industria manufacturera con 14,5 por ciento.
Desafíos
Francisco Unda, gerente de la Andi, seccional Norte de Santander, reconoció la importancia de que la actividad productiva fortalezca sus cadenas de valor y se enfoque en sectores que generen valor agregado; así mismo planteó que se debe garantizar la seguridad en las áreas urbanas y rurales para que se promueva la generación de empleo.
Al respecto, Hernández planteó la necesidad de generar alianzas público-privadas, así como la construcción de apuestas académicas, que permitan cerrar las brechas de capital humano entre la oferta de programas profesionales y las vocaciones productivas del departamento.
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