El modelo que permite el intercambio de información entre los diferentes actores del sector financiero por medio de una herramienta tecnológica llamada API se conoce como Open Banking o finanzas abiertas en español. Nació hace siete años en Australia y hoy da pasos firmes en Colombia para su montaje y entrada en operación.
Lo primero fue la construcción del marco normativo. El decreto 1297 de 2022 de la Unidad de Proyección Normativa y Estudios de Regulación Financiera (URF) estableció la hoja de ruta de los estándares tecnológicos del modelo y la Circular Externa 004 de 2024 de la Superintendencia Financiera de Colombia materializa y desarrolla lo estipulado en el decreto. Según Ricardo Trejos, socio de Banca y Finanzas de Baker McKenzie, “las citadas normas muestran que actualmente Colombia se encuentra en la fase de implementación del modelo open banking dado que ya se dieron los esfuerzos encaminados a identificar las reformas requeridas y se expidieron las instrucciones generales y específicas”.
A partir de esta nueva realidad en el mercado, el especialista explicó que las entidades financieras tienen la responsabilidad de implementar estrategias de transición efectivas no solo para cumplir con las normas sino para aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece este negocio. En América Latina, Colombia es uno de los primeros países que ha institucionalizado el modelo y junto con Brasil y México son líderes regionales.
De acuerdo con Ricardo Zambrano, presidente de Credibanco, “ser el tercer país significa que Colombia está a la vanguardia en la adopción de un marco legal que permite a los consumidores compartir su información financiera de manera segura con diferentes proveedores de servicios financieros”. Además, el país viene promoviendo un entorno de competencia más abierta en el sector financiero, lo cual abrirá la puerta a nuevos actores y facilitará la innovación en los servicios financieros digitales.
La introducción de este modelo significa, según Daniela Sánchez, asociada de Banca y Finanzas de Baker McKenzie, “un cambio de paradigma para los consumidores financieros, dado que los clientes pasan a tener un rol protagónico. Este esquema concibe a los consumidores financieros como individuos con necesidades específicas que deben ser atendidas a través de productos y servicios diseñados a la medida”.
Desde la academia se ve con buenos ojos esta dinámica. Juan Pablo Herrera, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Externado, considera fundamental la aplicación del Open Banking en un contexto en el que una parte importante de los habitantes del país se encuentra en la informalidad: 55,8 por ciento de la población y 84,7 por ciento en la ruralidad dispersa. “Necesitamos que el sector financiero pueda continuar desarrollando estrategias para lograr mayor bancarización y este tipo de arquitectura de finanzas abiertas representa una enorme oportunidad”, afirmó