Desde abril de 2021, los habitantes de Altos de Murrí, en Frontino, Antioquia, cruzan el río Penderisco sobre un nuevo puente colgante sin temor a las aguas embravecidas por el invierno. Ellos lo financiaron con el sudor de su frente: tomaron los recursos generados gracias al pago por servicios ambientales, con el que se reconoció su labor en la conservación de los ecosistemas en esta comunidad afrodescendiente, que forma parte del Consejo Comunitario por la Identidad Cultural Mandé.
Como las de Altos de Murrí, más de 25.000 familias rurales (campesinas, comunidades indígenas, raizales y afros) se han beneficiado de este modelo, que pertenece a la estrategia de la Corporación para el Manejo Sostenible de los Bosques (Masbosques). Su objetivo es servir de puente para unir a empresas, Gobiernos y autoridades ambientales en la protección de los ecosistemas naturales, ayudando a mejorar la calidad de vida de las familias.
“Poco a poco, fuimos generando lazos de confianza y transparencia entre compañías y comunidades. Hoy las familias a las que llegamos se sienten tranquilas y están motivadas porque hemos reconocido su labor. El reto que tenemos es grande: sabemos que esta es una alternativa que cierra brechas de pobreza en el país, a la vez que promueve alianzas por la mitigación del cambio climático”, afirma Jaime Andrés García Urrea, director de la Corporación.
Un aspecto fundamental de esta labor ha sido reconocer a las comunidades: sus tradiciones, cultura y forma como se relacionan con su entorno natural. El uso de los recursos que reciben lo deciden de manera autónoma, y esto ha permitido que sus condiciones de vida mejoren.
Javier Parra, director general de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), destaca que, con iniciativas como las impulsadas por Masbosques, muchos campesinos pasaron de devastar los bosques a cuidarlos. “Hoy son replicadores de la necesidad y la importancia de recuperar. Se estima que en 26 municipios del oriente antioqueño hay cerca de 37.000 hectáreas conservadas a partir de los acuerdos firmados con los campesinos”, explica.
El impacto favorable con esta estrategia en Colombia se replica ahora en Perú, en donde, en alianza con su Ministerio del Ambiente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organizaciones de la academia y otras entidades, Masbosques viene implementando el modelo de pago de servicios ambientales en tres regiones del Amazonas peruano.
Masbosques también trabaja en proyectos que buscan pasar de la reforestación a la restauración de ecosistemas estratégicos. Ejemplo de ello son sus labores con Corpoboyacá, tanto en el occidente de Boyacá como en los Llanos Orientales, que “contribuyen a reducir las emisiones ambientales”, concluye su director, Herman Amaya.
*Contenido elaborado con apoyo de Masbosques.
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