Un día antes de la Nochebuena de 2014, Gloria Elena Espinoza entró a Pan Árabe con un deseo: poderse reunir de nuevo con sus dos hijas y sus dos sobrinas, a quienes crió como si fueran sus hijas. Venía del municipio de Segovia, en el nordeste antioqueño, buscando oportunidades laborales para sostener su hogar. Con diez años en la empresa, Gloria no solo pudo cumplir el sueño de estar con su familia, también de pagarles la universidad a todas.
Historias como la de Gloria se repiten una y otra vez al interior de esta compañía de 103 colaboradores, ubicada en el municipio de Girardota. María Caterine Santos, líder HSEQ (Salud, Seguridad, Medio Ambiente y Calidad), aseguró que ama la empresa y su trabajo. “Aquí uno no es un número o un cargo, sino una persona con dificultades y necesidades. Nuestros líderes lo ven así y nos transmiten esa seguridad, y eso nos permite manejar de la misma manera a quienes tenemos a cargo”.
De eso puede dar fe Juan Camilo Ángel, líder de Manufactura con Excelencia. “Cuando presenté mi entrevista con Carlos Gámez, el CEO de Pan Árabe, lo primero que hizo fue voltear mi hoja de vida, y se enfocó en quién soy como persona, más que en mi perfil profesional. Él confiaba en mis capacidades técnicas y profesionales, y quería conocer más mi personalidad y mis cualidades humanas. Eso me hizo ver que aquí había unos valores muy bonitos y me motivó a trabajar con mucha pasión”, reconoció.
Cumplir sueños
Productos Alimenticios Pan Árabe arrancó en 1976 y desde su fundación ha puesto en el centro de su estrategia a los colaboradores. Ellos son su capital y por eso se tratan con respeto, igualdad e inclusión. Para la empresa, la experiencia y el conocimiento son importantes, en especial si están relacionados con la industria alimenticia, pero se valora más el sentido y la calidad humana.
Además, Pan Árabe es una empresa socialmente responsable que genera oportunidades tanto a jóvenes que buscan su primer empleo y no tienen experiencia, como a madres cabezas de familia (que representan el 80 por ciento de sus colaboradores) y adultos mayores de 50 años que recién se vinculan de manera formal al mercado laboral.
Estas acciones se complementan con el lanzamiento de la Declaración de Cultura, que refleja que en Pan Árabe sus miembros son humanos, cercanos y transparentes desde que llegan y durante toda su permanencia en la empresa. Esta declaración se soporta en cuatro valores institucionales: respeto, honestidad, transparencia y humildad.
Superación y mucho esfuerzo
Dairo Arroyave es sordomudo y un ejemplo de superación en la compañía. Su condición no ha sido un impedimento para ser líder de línea y destacarse por su cumplimiento y liderazgo. Estudió logística y gracias a su trabajo en Pan Árabe hoy saca adelante a su mamá y hermano.
Su mano derecha para comunicarse es Richard Romero, dosificador y panadero empírico, quien no duda en afirmar que Dairo sobresale por su conocimiento y la facilidad para transmitir las indicaciones necesarias para lograr una producción impecable y de calidad. Richard valora la oportunidad que recibió para demostrar sus capacidades, y más importante aún, para mostrarles a sus hijos que el trabajo arduo, serio y responsable da frutos.
Michell Dahiana Muñoz ingresó a la empresa cuando tenía 18 años. Lo hizo como operaria de producción, sin tener experiencia ni estudios técnicos o profesionales. Luego recibió el respaldo para estudiar Talento Humano y hoy, a sus 22 años, es auxiliar administrativa. Con su responsabilidad y compromiso logró adquirir una moto para movilizarse hasta las oficinas en Girardota. “A mí la empresa me brindó una oportunidad invaluable”, señaló.
Una historia similar a la de Michell es la de Mélida Montoya, quien acaba de graduarse como contadora pública gracias al apoyo económico que le brindó Pan Árabe. Su trabajo le ha dado grandes satisfacciones personales y profesionales, como haber podido conocer el mar junto a su familia, algo que para ella es una gran motivación para seguir dándolo todo en su labor.
Leidy Córdoba ya lleva nueve años en la empresa y hoy es líder de línea. Agradece la oportunidad que encontró aquí y que tantas veces le negaron en otras compañías por no tener el grado de bachiller. “Hoy tengo mi casa propia y un negocio propio también, todo gracias a Pan Árabe”, aseguró.
Con tan solo 23 años, Estiven Henao es líder de almacén y gracias a Pan Árabe ha cumplido varios sueños que pensaba inalcanzables. “Cuando ingresé tenía una moto de segunda, pero después me compré una nueva”. Además, pronto espera poder aprovechar los auxilios que se les ofrecen a los colaboradores para estudiar una carrera afín a su función.
Juliana Gómez, directora financiera desde hace ocho años, afirmó que si bien su labor la ejecuta como outsourcing, Pan Árabe es una empresa que “se hace querer” y que se caracteriza por ser justa con quienes trabajan para ella. “Me he ganado varias bonificaciones por hacer bien mi labor. Si la empresa ve que uno le metió la ficha todo el año, se lo reconoce. En Pan Árabe he podido crecer en lo personal y lo espiritual, y cumplir con mis objetivos”, señaló.
Otra historia inspiradora es la de Yaquelín Ochoa, líder de línea, quien hoy disfruta de una casa propia y una moto nueva. Pero además se enorgullece de estar en un ambiente laboral que promueve la unión y la tolerancia, en donde sus opiniones son escuchadas y atendidas. Para el año entrante tiene planes de estudiar y sabe que cuenta con el apoyo de Pan Árabe, tanto en recursos económicos como en tiempo, para hacerlo sin inconvenientes.
Estas historias demuestran que la compañía realmente se preocupa por sus colaboradores y los impulsa a superarse. Su CEO concluyó que Pan Árabe está altamente comprometido con sus clientes, consumidores, empleados y con todo Colombia, porque entre todos “Alimentamos Momentos JUNTOS”.
*Contenido elaborado con apoyo de Pan Árabe