A lo largo de los años, los departamentos de Santander y Norte de Santander han sido reconocidos por albergar en sus territorios patrimonios culturales como el municipio de Barichara, otros históricos como Pamplona, y por tener dentro de sus atractivos turísticos uno de los parques de diversiones que goza de reconocimiento internacional: El Parque Nacional del Chicamocha (Panachi). Sin embargo, las montañas que envuelven estos dos departamentos guardan tesoros naturales que aunque fueron descubiertos hace cientos de años, hoy siguen siendo un secreto ante los ojos de los colombianos.

Uno de ellos es el Complejo de Páramos Almorzadero. Ubicado entre los 3.100 y 4.530 metros de altitud, con un área de 108.308,031 hectáreas en Santander y 48.027,709 hectáreas en Norte de Santander, para un total de 156.335,74 hectáreas, (según datos de Complejos de Páramos de Colombia 2012). Los investigadores cuentan que su nombre se remonta a la época de la colonia y a los siglos XIX y XX por ser punto de descanso y almuerzo de los viajeros que se desplazaban en esta importante ruta comercial que conectaba a Venezuela con Bogotá, desde el Lago Maracaibo hasta el oriente de Colombia.

Antes de esto, la ruta ya había sido explorada por el alemán Ambrosio Alfinger (entre 1532 y 1533) a modo de conquistador. Posteriormente, llegó la expedición de Pedro de Ursúa y Ortún Velazco, que culminó con la fundación de Pamplona en 1549, según el historiador Germán Colmenares. También se tiene registro de expediciones científicas, como la del explorador y científico Jean Baptiste Boussingault, quien exploró la zona en 1820; y de la Comisión Corográfica, en 1850, bajo el mando del coronel Agustín Codazzi y Manuel Ancizar, que luego hizo una clara descripción de la zona.

El aporte de la ciencia

A lo largo de los 17 municipios en los que se encuentra el Almorzadero, se distinguen 117 lagunas y una amplia biodiversidad de flora y fauna. Allí sus habitantes mencionan la posibilidad de ver venados como el blanco y el locho, además de la presencia de pumas, jaguares y cóndores, entre otros animales.

Actualmente cuenta con un registro de 466 especies de plantas vasculares, que se distribuyen en 205 géneros y 91 familias, y que prosperan en los dos flancos de este macizo; entre las que destacan un grupo de plantas con inflorescencias en capítulos, de la que hacen parte muchas flores en disco plano, cóncavo o convexo que dan el aspecto de una sola flor: es el caso de los girasoles, margaritas, chilcos, dahlias, crisantemos, dientes de león y muchas otras. A este grupo, con esta característica principal (71 especies, agrupadas en 21 géneros), se les denomina asteráceas. Precisamente, aquí están los frailejones, algunos endémicos.

Gracias a su amplia biodiversidad, y por ser un ecosistema estratégico, presta diferentes servicios ecosistémicos de abastecimiento, regulación y culturales. El principal servicio reconocido por la población es la provisión hídrica y como mencionan sus habitantes, es el recurso más valioso del cual dependen todos y también su mayor preocupación por la que centran esfuerzos en la conservación de los nacimientos, las lagunas y las sábanas de agua que aún se mantienen con la siembra de especies nativas para proteger los caudales y la regulación hídrica; así como la absorción de carbono y purificación del aire.

La actividad económica principal es la agricultura, que a su vez se encuentra entre los servicios de abastecimiento y es el segundo servicio ecosistémico de mayor importancia para la población. Siguiendo el orden de uso de estos servicios ecosistémicos se resalta el uso de plantas medicinales y la provisión de fibras para alimento de animales, horcones y combustible, además del potencial turístico por la belleza paisajística y su riqueza cultural que permite identificar alternativas para un modelo de desarrollo que armonice las actividades económicas con la conservación del ecosistema a través del turismo rural y turismo de naturaleza, gracias a amplios senderos y lagunas; así como el avistamiento de aves y diversas especies de flora y fauna.

Pese a lo anterior, se notan los efectos de la contaminación, el daño al ecosistema y el calentamiento global. Según pobladores y expertos, hasta hace unos 25 años era común ver en ciertos días y en ciertas épocas, más que todo a finales de diciembre y principios de enero, las cumbres de los páramos coronadas de nieve y hielo. Dicen que si se subía a la cima de algún picacho y en la madrugada amanecía despejado podía verse toda la cadena paramuna incluso hasta la sierra nevada de Mérida. Hoy ya no es tan común, y si bien aún pueden cubrirse algunos picos con hielo y nieve, ya no es como antes ni tan seguido, hay que esperar a que haga mucho frío para que este fenómeno acontezca.

Los frailejones del Almorzadero

Estas son algunas especies endémicas de frailejones:

  • Espeletia dugandii, que crece en algunas veredas de los municipios de Cerrito y de Concepción en Santander.
  • E. insignis, uno de los más altos, supera los 10 metros, y solo se ha encontrado en algunas quebradas que drenan hacia el río Chitagá.
  • E. praesidentis, de tamaño mediano, con alturas hasta de 1,8 metros de alto y restringido a pequeñas poblaciones entre Chitagá y Cerrito.
  • E. sclerophylla, de tamaño pequeño, usualmente de hasta un metro de alto, restringido a parches pequeños en el municipio de Cerrito.

*Investigador de Recursos Naturales e investigadora de Ciencias Económicas y Empresariales.

**Contenido elaborado con apoyo de la Universidad de Pamplona (grupos de investigacin Recursos Naturales y Ciencias Económicas y Empresariales).

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