El Parque Nacional Natural de Utría es una de las zonas de mayor biodiversidad biológica del planeta. Además de la riqueza ecosistémica, aquí se encuentran tres resguardos indígenas de la comunidad Embera y consejos comunitarios afrocolombianos que preservan las tradiciones culturales más antiguas de la región.
Sus 54.380 hectáreas (marinas y terrestres) pertenecen a cuatro municipios del Chocó: Bahía Solano, Bojayá, Nuquí y Baudó. En estas zonas habitan especies endémicas de aves, tortugas, peces, anfibios, ranas, entre otros animales que solo están presentes en esta región. El parque también es reconocido por ser el lugar donde se encuentra la mayor cantidad de tortugas marinas del Pacífico colombiano.
Evelio Alvarado, técnico de desarrollo sostenible del parque, explica que para garantizar la preservación de los ecosistemas trabajan en el monitoreo pesquero, de la reproducción de los peces, la talla, su desplazamiento y el estado en que se encuentran. También hacen seguimiento a las tortugas y a los proceso de reproducción de otros animales como las aves migratorias.
“El parque tiene un trabajo de conservación y preservación de los ecosistemas dentro de los territorios. Existe un programa para regular la caza de animales respetando las prácticas tradicionales y trabajando en la búsqueda de alternativas que permitan regenerar la fauna, por ejemplo.También se lideran iniciativas sostenibles de las comunidades indígenas para la siembra de plátano o cacao, la pesca, y transformación de productos como la caña para realizar miel, endulzantes o bebidas típicas como el viche”, detalla Alvarado.
Hasta este lugar privilegiado de playas y selvas tropicales llegan varias migraciones de ballenas, tortugas y aves a lo largo de todo el año. Sus paisajes son además un atractivo natural para los municipios de Nuquí y Bahía Solano, que en el turismo han encontrado una fuente de ingresos.
Alejandro Hasbún, residente de la zona, cuenta que el Parque Utría es 80 por ciento territorio indígena y 20 por ciento para el uso de comunidades negras, por eso el área protegida no se entregó en concesión a privados, como ocurre en otros parques nacionales, sino que se otorgaron contratos de arrendamiento turístico a las comunidades.
“Si bien a las comunidades afro se les permite realizar pesca artesanal dentro del área marina del parque, la mayoría de los usos culturales no les son permitidos. Como autoridad étnica tienen autonomía para ordenar el uso del territorio colectivo que poseen, pero dentro del parque son muy pocos los espacios que se han abierto a pesar de que la política va a favor de la vinculación de las comunidades con la conservación”.
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