Por: Juan David Palacio Cardona*
Todos los humanos deberíamos tener como principio y filosofía de vida ser la voz de los que no tienen voz de aquellos seres sintientes que son nobles con nosotros y que mejoran nuestra existencia. Aquellos que terminan siendo la compañía de muchas personas solitarias en el mundo. Esos que se convierten en un miembro más de la familia, que son leales y que siempre nos demuestran su amor incondicional.
Sí, hablo de los animales de compañía, un pequeño grupo de la fauna doméstica.
Para unos cuantos solo son perros o gatos. Para otros, mascotas. Para mí son la fiel representación y expresión de la nobleza de Dios hacia nosotros -a través de la naturaleza- de manera activa, visible, tangible y viva.
Los que disfrutamos de una infancia acompañados de hermanos, amigos y familia sabemos que en muchas de las historias aparecen las imágenes de algún Lukas, Tony, Cásper, Lulú, Merlín, Chavela u otros. Y con solo mencionar sus nombres, una sonrisa en nuestros rostros delata los recuerdos felices de nuestras vidas en los que ellos han sido protagonistas.
Sin embargo, no todo es tan grato para ellos. Se ha señalado que existen 600 millones perros y gatos abandonados en las vías del mundo. Y, según la Universidad de La Salle, en Colombia puede haber más de un millón de animales en esa situación. En 2019, por ejemplo, se estimó que solo en Bogotá había 150.000 en las calles, lo que se ha agudizado en todo el país por causa de la pandemia, al encontrarse más frecuentemente en condiciones de abandono, debilidad y -en términos generales- en estado de vulnerabilidad.
El control poblacional tanto de perros y gatos debe ser una política de Estado. Si bien es cierto que cada día somos más las personas que tenemos consciencia por su protección, son muchos los que están aún en la calle por hogares y familias que se han negado a ser más felices con gratos inquilinos de cuatro patas.
Es necesario tener políticas públicas claras respecto a los temas de bienestar animal, no solo en Colombia, es una responsabilidad mundial. He ahí la importancia de trabajar en los programas de adopción y principalmente de esterilización además de la atención para evitar su maltrato, más aún cuando las camadas que pueden tener tanto los felinos como los canes pueden llegar a ser de -al menos- entre dos y cinco crías.
Hasta los líderes más poderosos del mundo han contado con esta gran compañía. Algunos ejemplos son el presidente de Rusia, Vladimir Putin; la Reina Isabel II de Inglaterra y el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama. Nuestro país no ha sido la excepción: los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe hacen parte de la lista de mandatarios que han contado con estos amigos en sus familias.
Muchos justifican las circunstancias que motivan el abandono de sus animales de compañía en razones de falta de tiempo, de tipo económico y hasta ausencia de espacio en sus hogares. No obstante, los perros y gatos de la calle padecen hambre, las inclemencias del clima y enfermedades gastrointestinales, dermatológicas y respiratorias. Nuestra indiferencia se traduce en su desnutrición y maltrato.
Las sociedades hemos sido indiferentes, en algunas ocasiones, con los habitantes de calle, quienes tienen la capacidad de discernir y la habilidad para hablar. Si somos así con nuestros pares, podríamos ser peores con los que no se pueden comunicar, como es el caso de la fauna doméstica. Adoptar y no comprar es una responsabilidad ambiental. Atenderlos y hacerlos visibles es un acto de humanidad.
El maltrato de los animales debe ser judicializado. Las actuales multas y sanciones penales que establece nuestro ordenamiento jurídico son insuficientes para la crueldad que ellos pueden padecer. Soy consciente de las buenas intenciones de la Fiscalía para sancionar a quienes cometen estos actos, pero es necesario que pasen a un primer plano, como sucede con los delitos contra la vida y el patrimonio.
Entre todos podemos escuchar, construir y nunca dividir para lograr un país y un mundo más amigable con el medio ambiente y la protección de otras especies, pues ellos lo merecen.
*Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá
Twitter: @JDPalacioC
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