Para Carolina Higuita Colmayor, la ruta sensorial sonora de aves de San Jerónimo Antioquia es “el paisaje más espectacular, agradable y emocionante” que ha vivido. Lo describe como una experiencia cálida, alegre, que huele a la pureza de lo natural, con una diversidad de sonidos, chillidos, silbidos y trinos en distintas frecuencias, acordes y compases; capaz de transmitir vibraciones altas y buena energía. Además, lo recuerda como una actividad “de muchos colores” que aunque ella no ve porque perdió la visión hace 22 años, percibe cuando la mente se conecta con los demás sentidos.
“Las formas no son importantes para las personas que tenemos discapacidad visual, como no percibimos la parte física, nos desprendemos de lo material y vemos desde la percepción, la emoción y el significado espiritual cuando la mente se conecta con las palabras, los olores, los sonidos y el tacto”, explicó Carolina, administradora de empresas y una las primeras personas en recorrer la primera Ruta Sensorial de Aves de Colombia.
“En San Jerónimo quedé maravillada, mis pájaros preferidos fueron La María Mulata porque es territorial y por su sonido penetrante, estridente y llamativo; y el pájaro carpintero, por sus sonidos gruesos y distantes que demuestran que está en lo suyo, en el trabajo. En cuanto a la experiencia, el recorrido es seguro, realmente diseñado para nosotros, el acompañamiento es total, con personas que guían nuestros pasos”, agregó.
De acuerdo con Margarita Restrepo Arango, secretaria de Turismo de Antioquia, en el departamento hay 95.000 personas en condición de discapacidad visual; de las más de 2 millones que viven en el país, según el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC).
“No solo ellas se verán beneficiadas con esta iniciativa; también sus familias que terminan siendo excluidas de la oferta turística. Desde la gobernación creemos en una verdadera inclusión, en el turismo sostenible y para todos”, destacó Restrepo Arango.
La secretaria también advirtió que la experiencia es rica en audio descripción, los asistentes se mueven asistidos por cuerdas que a través de nudos les avisan cómo está el terreno y cómo deben moverse; un nudo si hay un tropiezo, dos cuerdas si el terreno no es estable, tres cuerdas si es abrupto, y una sola cuerda si es plano y tranquilo.
“Además hay un momento en el que pueden tocar las aves para conocer su morfología, estructura y tamaño para conectar con la naturaleza”, agregó la secretaria.
La Gobernación de Antioquia espera replicar esta ruta para personas con discapacidad visual en el norte, el suroeste y el Valle de Aburrá. Carolina anhela que llegue a Jericó, Girardota y los parques de Comfama, los lugares antioqueños que más le gustan de Antioquia, después del avistamiento sensorial de aves de San Jerónimo, que se convirtió en su destino preferido.