El sistema de salud en Colombia ha registrado importantes avances. De hecho, un año antes de la pandemia la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoció como uno de los mejores de América Latina por contar con equipos capacitados y una infraestructura que permite realizar investigaciones de alto nivel para generar tratamientos cada vez más efectivos. A esto se suma el potencial de su industria farmacéutica.
Según Colombia Productiva, después de 2020 el país intensificó la producción de medicamentos y fortaleció la investigación y el desarrollo de tratamientos y vacunas. Como consecuencia, en 2021 se firmó un acuerdo con la farmacéutica norteamericana Inovio para producir biológicos contra el coronavirus y otras enfermedades relevantes, y varias farmacéuticas reforzaron sus inversiones para robustecer la cadena de suministro y adoptar tecnologías digitales.
“La pandemia también generó que los gobiernos de la región, como el nuestro, establecieran políticas de reindustrialización para vigorizar la producción local como una estrategia para garantizar la disponibilidad de medicamentos esenciales y reducir la dependencia de las importaciones, especialmente en situaciones de crisis. En este aspecto, las alianzas público- privadas, la cooperación internacional y el fomento de la investigación y el desarrollo han sido vitales”, precisó Aurelio Mejía, gerente de Colombia Productiva.
A lo anterior se suma la implementación de políticas y regulaciones que le otorgan mayor solidez a la industria. Por ejemplo, la Política de Reindustrialización; la Ley 2069 de 2020 sobre emprendimiento, que establece mecanismos para facilitar la innovación, como los Sandbox, reglamentados mediante decreto 1732 de 2021; la resolución 1092 de 2022 que adopta la Política de Relacionamiento con el sector privado para impulsar su contribución a la satisfacción de necesidades públicas en materia de salud; y la política de soberanía para la seguridad sanitaria, con la resolución 1411 de 2022.
Toda esta transformación ayudó a aumentar la credibilidad y confianza de los inversionistas, quienes hoy ven a Colombia como un punto estratégico para inyectar recursos en temas de innovación, tecnología y ciencia. Según ProColombia, las regulaciones, protocolos y cifras convierten al mercado nacional en una gran opción para invertir en estudios clínicos, si se tiene en cuenta la tasa de cambio y la diferencia en 30 por ciento de los costos en comparación con otros mercados como el europeo.
“Un ejemplo es BIIB, la farmacéutica filial de Biogen, que viene haciendo una apuesta interesante a la innovación, biotecnología y a la investigación en el país, factores indispensables para impactar a los pacientes y su calidad de vida, además de generar importantes ahorros al sistema de salud, teniendo en cuenta la reducción en el uso de procedimientos, incapacidades y gastos en medicamentos”, añadió Mejía.
El plan a 2032
El desarrollo del sector también se respalda en las universidades, instituciones de investigación y laboratorios, gracias a los cuales es posible emprender proyectos que propicien el desarrollo de nuevos medicamentos, mejoren los existentes y permitan explorar tratamientos para diversas enfermedades.
Carlos Felipe Escobar, director del Hub iEX, un programa de innovación de la Universidad del Bosque, aseguró que las tecnologías emergentes también comenzaron a cumplir un papel determinante entre los ingredientes innovadores de la industria farmacéutica. “De esta forma, la inteligencia artificial, la edición genética, el análisis de Big Data, los sistemas de biotecnología, la bioimpresión y la tecnología blockchain, entre otros avances, han llevado a la creación de productos más efectivos y de alta calidad que mejoran la salud y el bienestar de las personas”, aseguró Escobar.
En el área de la medicina, por ejemplo, ha facilitado el desarrollo de técnicas diagnósticas más precisas, menos invasivas y rápidas, que “ayudan a realizar valoraciones tempranas y detectar patologías en los primeros estadios”.
Para Hernando Macías, asesor de presidencia de Asinfar, estos actores también aportan a la producción de nuevas sustancias químicas para medicamentos, equipos, técnicas, procedimientos e insumos para prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades como cáncer, diabetes y dolencias autoinmunes y degenerativas.
Adriana Robayo, directora ejecutiva del Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud (IETS), consideró que la innovación debe partir del reconocimiento de las necesidades de salud de la población, lo cual tiene un impacto positivo en la calidad de vida y en la efectividad de los tratamientos, pero no solo en la búsqueda sino también en la evaluación de ese adelanto, especialmente farmacéutico y de dispositivos digitales que se quieran cubrir con recursos públicos, para determinar su costo-efectividad y seguridad. “Justamente, en el IETS nos encargamos de evaluar medicamentos, dispositivos e insumos para determinar su valor terapéutico y su impacto presupuestal, ético y ambiental”.
Con base en el Plan de Negocios del Sector Farmacéutico con visión a 2032, propuesto por Colombia Productiva, se estableció que el país sea experto en producción y comercialización de insumos y medicamentos de síntesis química de alta calidad e incursione en el mercado de biotecnológicos, con el fin de satisfacer la demanda local y ser un sólido comercializador de medicamentos dentro del continente. “La meta es que el país registre exportaciones por 1.719 millones de dólares, que se lograría a través de estrategias como la estabilidad jurídica y el acceso sostenible a nuevas tecnologías”, puntualizó Mejía.
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