Terpel, líder de la industria de combustibles en Colombia, le apuesta a un futuro responsable con el medioambiente. Por medio de la eficiencia energética, la operación segura y el desarrollo de procesos de economía circular y de gestión sostenible de residuos, la compañía aspira a reducir su huella de carbono en un 50 por ciento para el 2030.
En este contexto, SEMANA habló con Óscar Bravo, presidente de Terpel, sobre la transición energética, el desempeño de la empresa este año y las iniciativas sociales a las que le apuesta la compañía.
Hoy en día un tema fundamental es la responsabilidad medioambiental. ¿Cuál es el compromiso de la compañía?
Óscar Bravo: Nos hemos planteado una meta gradual hasta el 2030 para disminuir el 50 por ciento de nuestra huella de carbono. ¿Cómo? Por medio de varios programas como la autogeneración. También queremos seguir incentivando combustibles como el GLP, que contaminan muchísimo menos. Hoy, además, somos líderes en la distribución de gas natural vehicular en Colombia que es una alternativa más amigable con el medioambiente.
¿Cómo avanzan en la transición energética y qué proyectos tienen planeados para acelerar este proceso?
O.B.: En transición energética venimos enfocados en varios pilares. El primero es la electromovilidad. Para nosotros, como líderes de combustibles en este país y en otros donde tenemos presencia, este punto es sumamente relevante. Tenemos una marca que se llama Voltex Terpel con la que hemos traído tecnología de punta y, además, queremos implementar algo que se llama ‘desurbanizar el vehículo eléctrico’. Se trata de permitirle a los dueños de este tipo de autos que salgan de las ciudades principales donde están la mayoría de cargadores y puedan irse desde Bogotá a la Costa, por ejemplo. En ese sentido, tenemos 16 puntos ya implementados a nivel nacional y en el 2023 deberíamos terminar con unos 40 puntos.
También tenemos dos segmentos adicionales. El primero es lo que nosotros llamamos transporte de carga, que son camiones de más o menos cinco toneladas que recorren distancias típicamente urbanas. Ahí hemos implementado unos hubs de carga eléctrica que prestan un servicio para atender a camiones eléctricos. En el país tenemos dos de estos espacios y en el próximo año tendremos cuatro adicionales.
Por último, nos enfocamos en el transporte público de pasajeros. Hoy atendemos a unos 700 buses eléctricos en Bogotá. Seguimos con un interés muy grande de ir liderando esta transición que requiere tanto el país como el planeta.
¿Además del tema vehicular tienen alguna inversión en infraestructura de paneles solares?
O.B.: Tenemos una inversión en una compañía de paneles solares que se llama Flux Terpel. Ahí venimos invirtiendo para ofrecerle a nuestros clientes industriales la oportunidad de autogenerar sus instalaciones. Para las operaciones propias tenemos cerca de 15 puntos donde hemos implementado este tipo de paneles, de manera que bajamos el consumo y somos autónomos. Para el 2023 debemos estar más o menos doblando esa capacidad. A su vez, estamos invirtiendo en un parque solar en nuestra filial en Panamá de unos cinco megavatios.
Otro tema que está cogiendo cada vez más fuerza -en la medida que la tecnología avanza- son las baterías de almacenamiento de energía. Tenemos una inversión en una compañía importante. Queremos ofrecer baterías que permitan utilizar, en las horas nocturnas, la energía acumulada por los paneles solares durante el día.
¿Qué decirle a los comerciantes que tienen estaciones de servicio Terpel en el país y ven con incertidumbre su futuro por el agotamiento de los combustibles fósiles?
O.B.: Hay varios aspectos sobre esa pregunta que nosotros mismos nos hacemos y creo que nadie tiene una respuesta exacta. Esa transición será más acelerada en unos países que en otros. En Colombia esperamos que ese cambio sea gradual y ordenado porque el parque automotor del país tiene 18 años de edad en promedio. Entonces, será difícil que en el corto plazo sustituyamos completamente los combustibles fósiles.
En otros países hay una penetración alta de vehículos eléctricos porque existen subsidios de los gobiernos. Ahora bien, en un país como el nuestro, que tiene un alto déficit fiscal, un proyecto social importante de salud, educación y pensiones, uno se pregunta si habrá recursos para subsidiar los vehículos eléctricos. Yo pensaría que no. Creería que será una transición ordenada que tomará un tiempo.
¿Cuál ha sido el desempeño de Terpel en lo corrido de este año?
O.B.: Este ha sido un muy buen año. En términos de ventas, que de hecho las medimos en galones y no en pesos porque no controlamos el precio, estamos creciendo un poco más del 20 por ciento. En términos de Ebitda (indicador del beneficio bruto de explotación calculado antes de la deducibilidad de los gastos financieros) también estamos creciendo a doble digito. Estas cifras son referidas a julio. En cuanto a la utilidad, hemos tenido más del doble en relación al año pasado.
El segundo semestre sin duda fue de incertidumbre política y económica, no solo en Colombia, sino global. Hemos visto que la economía se ha desacelerado y vamos a tener una segunda parte del año menos buena que la primera, pero seguimos con un crecimiento importante frente al 2021.
Pasemos a las iniciativas sociales, ¿qué proyectos de los que lidera quisiera destacar?
O.B.: Yo destacaría un concepto que es Aliado País. Para nosotros genuinamente genera valor ser un buen vecino, ser un buen ciudadano, ser un buen empresario y empleador. Nos interesa que a Colombia le vaya bien. Tenemos un compromiso de devolverle a la sociedad todo lo que nos ha dado.
La principal punta de lanza en lo social es la Fundación Terpel, la cual lleva un poco más de 17 años de constituida y está dedicada ciento por ciento a la educación de los niños menos favorecidos del país y también a los maestros. Desde que la fundación fue constituida llevamos invertidos un poco más de 63.000 millones de pesos. Hemos impactado positivamente a casi 1.500.000 personas. Le creemos a la educación como una herramienta de progreso y desarrollo. De hecho, trascendemos a Colombia y acabamos de abrir una fundación en Panamá, donde ya llevamos algunos de los programas como escuelas autosostenibles.
Para terminar, el presidente Gustavo Petro ha dicho que pretende frenar progresivamente la producción de petróleo en Colombia. Desde su perspectiva, ¿cuáles son los aspectos más delicados de esta propuesta?
O.B.: Lo más importante es que debe ser gradual. Hay todo un debate en torno a que los contratos de explotación en este momento adjudicados y productivos se respeten y se mantengan. Por otro lado, está la discusión alrededor de los nuevos contratos. Este es un país que es casi autosostenible en combustibles debido a la producción local de crudo. Sería importante para Colombia no tener dependencia de terceros. Estamos viendo lo que sucedió en Europa.
Si lo miramos desde el punto de vista egoísta y de la compañía, para nosotros ese tema sería casi indiferente porque tenemos la red más amplia del país y si el combustible es producido localmente o importado, vamos seguir existiendo y poniendo nuestro granito de arena. En lo económico y fiscal sabemos que hay una dependencia muy importante y esa desaceleración tiene que ser progresiva, de lo contrario vamos a vivir momentos difíciles.