En Quibdó la sonrisa de los niños tiene ritmo y su llanto esconde notas musicales. Los jóvenes le componen a la vida y los adultos le cantan a la muerte. La música es para los quibdoseños su esencia cultural, su historia, su escape de la realidad y sus ganas de salir adelante. Está presente en las mañanas de los lunes para iniciar la semana a orillas del río Atrato y en las juergas de los sábados en la noche.
“La música lo es todo en nuestra idiosincrasia. Nos libera y nos representa. Siempre ha venido acompañando las gestas revolucionarias y ha servido como el medio de comunicación más efectivo. No es algo de ahora sino de años. El corazón del Grupo Niche era quibdoseño, igual que el de Guayacán Orquesta. Detrás de reconocidos grupos como ChoquibTown hay muchas agrupaciones de folclor y chirimía que rescatan nuestras tradiciones”, cuenta Leison Achito, realizador audiovisual de Quibdó.
La música es una tarea que a lo largo del tiempo han asumido los gestores culturales para fortalecer los grupos de música ya existentes e incentivar a las nuevas generaciones por el camino del arte. De acuerdo con Nickson Murillo Delgado, profesor de música en Comfachocó, en Quibdó y en el departamento del Chocó los procesos musicales con niños toman mayor relevancia porque los mantienen alejados de otros caminos como el de la delincuencia.
“Mi trabajo está enfocado específicamente en el formato chirimía, banda y sinfonía con niños entre los 8 y los 16 años, quienes aprenden las bases musicales, a tocar instrumentos y además los aires típicos de la región. En este proceso es gratificante ver el acompañamiento de los padres de familia en las presentaciones y el apoyo en cada etapa porque eso motiva a los niños que son amantes de la cultura”, detalla Murillo.
Pero este no es el único ejemplo de semillero que se viene forjando en la ciudad. Desde hace unos años, Giovanni Murillo, reconocido en la industria como Dj Jovi Mix, viene trabajando con niños y jóvenes de algunos barrios de Quibdó a quienes les enseña a través de la práctica diferentes procesos musicales. “Yo los pongo a que ellos mismos creen canciones y los sumerjo en el arte para que vean en esto su proyecto de vida y no solo un hobbie”.
Uno de sus éxitos más conocidos es la canción Saborooso (Sabroso), una mezcla entre chirimía y ritmo exótico, que tuvo más de 950.000 visualizaciones en YouTube en 2019 y que fue hecha por jóvenes que no cuentan con amplia trayectoria musical, “lo que pasó con ellos es el común denominador. Aquí en el Chocó todos tienen un talento, un don con el que nacen, a veces lo que hace falta es el apoyo en formación para profesionalizarnos. Pero talento hay para mostrarle al mundo”, recalca.
Afirmación que cobra vida con el caso de la agrupación Los Dioses del Ritmo, quienes en un año y medio han puesto a bailar al mundo con su música. La canción Ay rico rico, famosa en redes sociales por su challenge en Tik Tok, ya cuenta con más de un billón de reproducciones en las diferentes plataformas digitales y la audiencia está a la espera del remix en el que viene trabajando el grupo con Pitbull.
Para Rubén Mena Ayala, representante de la agrupación, “el éxito de estas canciones está en que tienen la capacidad de contagiar de música a todo el cuerpo. El ritmo exótico surgió hace unos seis años en Quibdó y ha venido tomando fuerza por esa mezcla entre los sonidos de conga, música de playa y porque hablan de los dichos y costumbres de la región. Muchas de las canciones son grabadas en las casas y otras sí en estudios profesionales”.
En la capital del Chocó lo que hay es talento por doquier y son visibles las ganas que tienen los niños y jóvenes de salir adelante, de progresar y de conquistar el mundo con eso que los hace únicos: su música, su esencia, su arte. Una realidad que viene apoyando la Alcaldía de Quibdó a través de la convocatoria de estímulos que busca incentivar la creación artística, la investigación, formación y circulación cultural mediante el reconocimiento y apoyo financiero a los creadores e investigadores culturales de la ciudad.
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