“Mi nombre es Francisco Javier Vera Manzanares. Soy líder ambiental de un movimiento que se llama Guardianes por la Vida”. Así se presentó él, durante la sesión plenaria del Senado que se llevó a cabo el 18 de diciembre de 2019, cuando tenía 10 años.

Ahora que han pasado poco más de tres, ese mismo nombre se ha convertido en un referente mundial de liderazgo infantil y juvenil. Participó en la más reciente edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y también fue nombrado como asesor infantil del Comité de los Derechos del Niño de la misma organización.

Es un joven excepcional. O tal vez lo excepcional es que no sean más los casos de niños y también adultos que eleven su voz ante una sociedad que no parece ser consciente de lo urgente que es actuar para proteger la vida en este planeta.

Claro que, de este preadolescente, llama la atención que no solo se refiere a asuntos medioambientales. En su discurso ante el Senado de Colombia, por ejemplo, mencionó la reforma tributaria, y, un par de años después, por medio de un video en Twitter, le pidió al Gobierno que garantizara la conectividad en todo el país para que la educación virtual pudiera ser digna. A raíz de esta última petición, recibió una amenaza anónima de muerte, cuya alerta llegó hasta la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien le envió una carta para apoyar su labor.

Francisco Vera, el niño ambientalista, participó en la reciente edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. | Foto: Getty Images

La ‘Franciscopedia’

Dicen que Francisco Vera se expresa como adulto, pero esa comparación no le hace justicia a su carácter enciclopédico, salido de lo común: mientras que una persona con más de 18 años cada vez se especializa más y más en un solo saber particular, él, en cambio, puede hablar de forma articulada sobre varios temas.

“La sociedad nos divide en ciencias cada vez más pequeñas, en taxones –explica–. Somos nosotros mismos los que nos dividimos. Por ejemplo, por medio de fronteras. Las fronteras son líneas imaginarias”.

Gran parte de esas fronteras entre conocimientos él las ha borrado gracias a la lectura. De hecho, en sus redes sociales suele compartir y comentar, con la etiqueta #LeerEsCool, los libros que lee: un día puede ser un clásico de la literatura como Los tres mosqueteros y, al siguiente, un tratado sobre geografía. Entre obra y obra, no tardó en aparecer la suya, la propia, Pregúntale a Francisco: ¿qué es el cambio climático?

Gran parte del contenido se basa en las experiencias de su joven autor, experiencias que superan a las de varios no tan jóvenes: “Bueno, no viajé a Marte, pero sí al páramo, a los océanos”, dice. Actualmente, Francisco se encuentra en Europa. Asiste a clases de manera virtual y en su tiempo libre le gusta tomar fotos y jugar baloncesto (¡por poco y se troncha un dedo!). También ve episodios de Peaky Blinders en Netflix, y, si tuviera el poder para que las personas hicieran algo a favor del medioambiente –aunque le cuesta decidir una sola acción–, dice que sería reducir el uso de plástico. Y señala una botella de acero inoxidable que lleva a todas partes.

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