A finales del siglo XIX, Colombia comenzó a identificar en las líneas férreas un gran potencial de desarrollo y conectividad regional, así que construyó miles de kilómetros de ferrocarriles por todo el territorio nacional. Pero después de los años cincuenta, el tren se fue marchitando y tomó fuerza una política enfocada en la infraestructura vial que perduró por el resto del siglo hasta hoy. De hecho, en la última década la inversión pública en el sector transporte ha sido principalmente para el modo carretero, con el 77 por ciento de los recursos. Para el modo férreo, se destinó apenas el 1,8 por ciento.
Con la llegada de este Gobierno la premisa parece ser otra. El presidente Gustavo Petro anunció la necesidad de reactivar los trenes, con el propósito de conectar el centro con los puertos del Caribe y del Pacífico de manera más eficiente y a menores costos, pues la reactivación férrea permitiría una reducción del 26 por ciento de los costos de transporte. A esto se suma una política de intermodalidad que busca que los diferentes modos de transporte puedan confluir.
De acuerdo con Carolina Barbanti, presidenta (e) de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), la intermodalidad será una realidad gracias al desarrollo eficiente de un portafolio de infraestructura concesionada enmarcada en proyectos ferroviarios, aeroportuarios, portuarios, carreteros y fluviales, “que, de manera sostenible y eficiente, le apueste también a la productividad del país, acerque a las regiones más apartadas y mejore la calidad de vida de los colombianos”.
La directiva señaló que el país tiene el gran desafío de consolidar una movilidad sostenible, con equidad, gobernanza y seguridad; que promueva la transición energética, los modos de transporte de bajas emisiones y la intermodalidad. Es por eso que el Gobierno viene haciendo grandes apuestas en megaproyectos como el Canal del Dique, la navegabilidad del río Magdalena, el tren La Dorada-Chiriguaná, el Tren del Catatumbo, el dragado de profundización de la bahía de Buenaventura, entre otros. De esta manera, la premisa es mejorar la conectividad, la competitividad y la eficiencia logística del país en los próximos años, disminuyendo los niveles de contaminación.
Los planes
El Gobierno nacional ha suscrito contratos por más de 220.000 millones de pesos, que generarán inversiones cercanas a los 40 billones de pesos en cinco proyectos férreos estratégicos. La columna vertebral de la reactivación es el corredor La Dorada-Chiriguaná, que se adjudicará el próximo año por un valor cercano a los 2,6 billones de pesos.
También se encuentra el corredor Bogotá-Belencito, en el que se hizo una inversión cercana a los 104.000 millones de pesos para su operación, la cual garantiza el transporte de pasajeros y el movimiento de carga entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. También está el proyecto del Tren del Catatumbo, que avanza en cabeza del Departamento Nacional de Planeación, en articulación con la ANI.
La prefactibilidad de este proyecto férreo consiste en analizar las alternativas de trazado que permitan conectar al departamento de Norte de Santander con el corredor férreo central, a través de una vía ferroviaria estimada de 341 kilómetros, que supondría una inversión de 3,06 billones de pesos. “Esta obra representa una oportunidad única para impulsar el desarrollo económico de la región, a través de la construcción de una infraestructura de transporte segura y eficiente, que permitirá mejorar la calidad de vida de sus habitantes y generar condiciones adecuadas para realizar operaciones logísticas de productos que se generan y se consumen en la región, especialmente después de las consecuencias que ha dejado el conflicto armado en la zona”, explicó en su momento el director de Infraestructura del DNP, Nicolás Rincón.
De igual manera, avanza la estructuración integral a nivel de prefactibilidad de la conexión férrea entre la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca y el Corredor Férreo Central. Tendrá 780 kilómetros y permitirá conectar el centro del país con el puerto de Santa Marta; así como la conexión entre la Red Férrea del Pacífico y el Corredor Férreo Central, que permitirá el transporte de carga y pasajeros, conectando el puerto de Buenaventura con el corredor férreo central.
“La apuesta se centra en reactivar el sistema ferroviario nacional y aprovechar al máximo la infraestructura férrea para conectar los distintos modos de transporte de carga, que permitan una eficiencia logística y la generación de condiciones óptimas para la implementación de la operación”, concluyó Barbanti.
En cifras
- 3.533 kilómetros suma la infraestructura férrea nacional.
- 1.734 kilómetros son administrados por Invías.
- 1.610 kilómetros son administrados por la Agencia Nacional de Infraestructura.
- 189 kilómetros hacen parte de la red férrea privada.
- 2.450 dólares por carretera puede costar transportar un contenedor desde Bogotá a los puertos.
- 1.800 dólares bajaría este costo a través del modo férreo.
Proyectos en estructuración
- Mejor conexión entre Bogotá y el Corredor Férreo Central
- Mejor conexión entre el Tren del Pacífico y el Corredor Férreo Central
- La APP La Dorada-Chiriguaná
Corredores férreos activos
- 308 kilómetros | Bogotá-Belencito y La Caro-Zipaquirá
- 522 kilómetros | La Dorada-Chiriguaná
- 246 kilómetros | Red Férrea del Atlántico (Chiriguaná-Santa Marta)
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