“¿Estaría dispuesto a sentarse con un desconocido a hablar del futuro del país?” es la pregunta común que se hacen seis universidades colombianas, públicas y privadas, luego de acordar que se sumarían a una iniciativa inspirada en un proceso de diálogo y escucha que promovieron las universidades Católica y de Chile, después de las protestas que tuvieron lugar en la nación austral a finales de 2019. ‘Tenemos que hablar de Chile’ puso a conversar a miles de personas sobre la problemática que vivían, los cambios que necesitaban y las maneras de impulsarlos.
En Colombia, las universidades EAFIT de Medellín, Nacional de Colombia, Los Andes de Bogotá, del Valle de Cali, del Norte de Barranquilla e Industrial de Santander estuvieron de acuerdo en liderar un diálogo ciudadano, con el apoyo de la empresa privada y la Fundación Ideas para La Paz; y un consejo asesor conformado por representantes de varios sectores.
El mayor reto será contar con voces de todos los territorios para que este sea el proceso “representativo y participativo” que promete. La instancia propone propiciar las conversaciones en tres niveles y en el primero, Colombia a Escala, es a través del cual esperan garantizar esa representatividad. “Al menos 10.000 colombianos van a estar conversando en ejercicios que son virtuales, de cinco participantes durante dos horas, respondiendo a tres preguntas amplias: ¿qué se debe mejorar, mantener y cambiar en Colombia? ¿Cuál de estos asuntos es más prioritario que otro? y ¿Cómo y quiénes deberían liderar ese cambio?”.
El segundo momento, Conversar es Mejor, busca la interacción de grupos, organizaciones y empresas; y el tercero, Diálogos de Diálogos, abre la puerta a otras voces, temas y agendas. Para participar es necesario formalizar una inscripción en la página web de la iniciativa.
Según explica Santiago Silva, gerente del proyecto ‘Tenemos que hablar Colombia’, busca “reunir las preocupaciones, ideas, propuestas y sentimientos que acompañan la forma en que los colombianos estamos comprendiendo lo que ocurre en el país”. Para lograrlo, estará a disposición de todo el que quiera partipar una plataforma colaborativa, bajo la promesa de que “ninguna voz tendrá más peso que otra”. Adicionalmente, se utilizará tecnología y análisis de big data y los resultados se socializarán con el país.
Para la rectora de la universidad EAFIT, Claudia Restrepo Montoya, una de las claves del éxito de la convocatoria está en generar confianza para garantizar una mayor participación. En este sentido explica que parte del rol de consejo asesor es “elegir a las personas que representan a las regiones, a las etnias, al género, a las edades”, con voz y liderazgo.
Juan Camilo Restrepo, vicerrector de la Universidad Nacional, sede Medellín, señala que parte del propósito de esta iniciativa es impactar el debate electoral y los programas de gobierno en 2022; una visión que comparte, en positivo, Adolfo Meisel, rector de Uninorte, cuando opina que los resultados del diálogo deben “enriquecer” esas propuestas. En este sentido, Edgar Varela Barrios, rector de Univalle, destaca la importancia de que este no sea un diálogo “inútil o retórico”, pues los colombianos desconfían de estos procesos en los que no se llegan a acuerdos o soluciones.
El rector de la Universidad de Los Andes, Alejandro Gaviria, aclara que la idea de ‘Tenemos que hablar Colombia’ se gestó, inclusive, antes de las más recientes movilizaciones en el país. De hecho, el presidente de la Fundación Ideas para la paz, Martín Carrizosa, precisó que la iniciativa, ya en marcha, es el producto de “una larga conversación, de seis meses, en los momentos más duros del encierro del año pasado, sobre la necesidad de que los colombianos conversaran más”. Durante el proceso, junto a varios actores, entre ellos el Grupo Sura, revisaron el modelo chileno y recurrieron “al liderazgo y el escenario de confianza que representan las universidades colombianas” para impulsarlo, puntualizó Carrizosa.
Gaviria describe este como un proceso de construcción, que surge también de la necesidad de aplicar método y estructura “a la efervescencia participativa” para hacerle una propuesta al país. La gran interrogante es cómo garantizarán que esa conversación masiva y a gran escala cuente con la diversidad, los acentos y las expresiones de las regiones. “Como una conversación de 50 millones de personas en la práctica es imposible, tenemos que encontrar algo que sea representativo. Que las voces del corregimiento, de la vereda, lleguen aquí de alguna forma. Tenemos que tener una metodología. No van a estar todas pero sí algunas voces, y esas estamos convencidos de que nos van a enseñar algo”, comenta el rector de Uniandes.
Los problemas de conectividad en los territorios es otra de las variables que podrían repercutir en la participación representativa en algunas regiones. Al respecto, Silvia Restrepo, vicerrectora de Investigación y Creación de Uniandes, explica que de priorizar el uso exclusivo de internet en este proceso de diálogos se “estaría descartando mucha gente”. Por tal motivo, la metodología incluye “ir a buscar a las personas, para que participen así sea de forma manual”.
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