En el páramo de Guerrero, en Pacho, Cundinamarca, nace una fuente hídrica que atraviesa 24 municipios de este departamento y cuatro de Boyacá. Antes de desembocar en Puerto Salgar, a la altura del Magdalena, el río Negro atraviesa ecosistemas de páramo, bosque alto andino, bosque húmedo tropical y bosque seco. Con el propósito de preservar las especies que allí habitan varias empresas de turismo trabajan por la conservación de las cascadas y la reforestación de la zona.
En Útica, Cundinamarca, Jorge Cortés, presidente del Consejo cuenca río Negro y promotor del turismo de aventura, explica que su trabajo se ha enfocado en la conservación de la fuente hídrica y en la siembra de más de 3.000 árboles de Cumulá, una especie en peligro de extinción.
Cortés también hace un llamado para que inicie pronto el funcionamiento de las plantas de tratamiento de aguas residuales y se lleven a cabo los planes de conservación. “De la cantidad de bosque seco tropical que debería existir persiste menos del siete por ciento. Por eso estamos realizando labores de pedagogía que permitan sensibilizar, mediante aulas ambientales, a los niños y jóvenes para que entiendan la importancia de preservar la cuenca”.
Al mismo tiempo, Diego Muñoz, gerente general de La Rivera Extrema, agencia de turismo de aventura en Útica, explica que en la empresa tienen normas de sostenibilidad turística que permiten el descenso de los guías de manera responsable y cuidadosa con las otras especies de la zona. Además, llevan a cabo jornadas de limpieza del agua y recolección de basuras para prevenir que los desechos contaminantes desemboquen en las zonas más cercanas a las viviendas de otras familias.
Maryeny Caraballo y Edith Cubillos, quienes forman parte del equipo técnico de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), entidad que lleva a cabo el plan de manejo del río, detallan que esta cuenca es la mejor conservada del departamento, dado que tiene la mayor riqueza de fauna y flora en la región y abastece de agua a todos los territorios que atraviesa.
“La cuenca abarca un vasto territorio de 456.906 hectáreas entre las que se encuentran peces endémicos como el bocachico, el capaz y aves como los tucanes, el periquito de anteojos, colibríes, gavilanes, halcones, guacamayas, junto a especies de flora como las orquídeas o las bromelias, que sirven de alimento para el oso de anteojos”, detalla Cubillos.
Por su parte, Jhon Fredy Garavito, representante legal de Tobia Extreme, advierte que el turismo de aventura en Útica también incluye actividades de reforestación. “Con la CAR, tenemos sembrados en este momento 400 árboles cerca a la rivera del río Negro que ayudan a preservar el ecosistema de la zona. Estos accidentes geográficos son una bendición para nosotros porque permiten hacer rafting, torrentismo y otras actividades dadas por el estrecho de las rocas o por la imponencia de las cascadas”.